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5 de marzo de 2015

Dónde hay agua: contaminamos lo que bebemos

  •   Por El Despertador
           
Funcionarios de Irrigación sostienen que trabajan para resolver problemáticas que afectan la calidad del agua subterránea para el consumo humano. Los pozos sépticos, el arsénico y los agroquímicos la contaminan. Zonas afectadas y posibles soluciones. La presión urbana sobre áreas rurales.

agua
Por: Verónica Gordillo para EDICIÓN UNCUYO
Fotos: Axel Lloret

 

La afectación de la calidad del agua subterránea para consumo poblacional por la presencia de pozos sépticos, de arsénico y de agroquímicos es una problemática que preocupa y en la que trabajan distintos organismos públicos, entre ellos, el Departamento General de Irrigación (DGI), que creó un área específica para el control de la calidad del recurso subterráneo destinado al consumo humano. Esta situación fue planteada por el secretario y el director de Gestión Hídrica del DGI, Mario Salomón y Juan Andrés Pina, quienes dieron ejemplos de algunos lugares afectados, como zonas de Maipú, General Alvear, Malargüe, la región Este y el secano.
Salomón y Pina explicaron que el organismo puso en marcha estrategias para frenar esta problemática en conjunto con Aguas Mendocinas (Aysam), el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (Epas) y las comunas. Según los funcionarios de Irrigación, un porcentaje pequeño de la población total de Mendoza utiliza agua subterránea para el consumo (se aloja en los acuíferos debajo de la superficie), ya que la mayor parte consume agua superficial (se encuentra sobre la superficie del suelo, por ejemplo, en ríos).
Pina describió las zonas donde se utilizaba este recurso para beber. Dijo que la zona Este y el Valle de Uco usaban casi en forma exclusiva el agua subterránea para consumo de la población y que el porcentaje también era alto en General Alvear y en Lavalle. En el resto de los departamentos, este recurso es un refuerzo al que se recurre cuando no alcanza el agua superficial.
Para utilizar el agua subterránea, tanto para riego como para consumo humano, es necesario que el DGI brinde el permiso y la concesión de un pozo para extraer el recurso. Salomón explicó que se tomaron y se analizan distintas medidas para garantizar la calidad del agua subterránea para consumo humano, dependiendo del factor que pudiera afectarla, como los pozos sépticos, el arsénico o los agroquímicos, entre otros.
En el caso de la afectación de calidad por la presencia de pozos sépticos, Salomón explicó que firmaron un convenio con Aysam, el Epas y las comunas, por el cual ya no entregan permisos de perforación para abastecimiento poblacional si el emprendimiento no tiene resuelto el tema cloacal, es decir, si no existe un compromiso expreso de hacer las obras. El profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO dio la razón de esta medida. Si los emprendimientos logran la factibilidad sin enfrentar este condicionante, hacen pozos sépticos que pueden afectar la calidad del agua subterránea.
A ese condicionante se sumaron otros requerimientos técnicos referidos específicamente a la construcción del pozo, ya que actualmente se piden filtros de acero inoxidable y cañerías especiales, que antes no exigían. Salomón dio algunos ejemplos de zonas donde se detectó afectación de la calidad del agua subterránea por la presencia de pozos sépticos: Maipú, General Alvear, San Rafael y Malargüe.
El especialista comentó que, por ejemplo, en Maipú, de 50 perforaciones existentes, debieron reemplazar cuatro, porque no pasaron los parámetros de calidad necesarios. Salomón detalló los dos factores que causaron el problema: el crecimiento de la población y la antigüedad de los pozos, ya que algunos eran perforaciones de fincas, que luego se lotearon y que no soportan una presión constante de uso.
Si el permiso del pozo se entregó para uso agrícola y los emprendedores quieren cambiarlo para abastecimiento poblacional, deben realizar una presentación por cambio de uso. Se evalúa, se determina quién será el operador y, si cumplen con los requisitos, se otorga el visto bueno.
 
Una problemática de la zona rural
 
El director de Obras y Servicios Sanitarios de Maipú, Gabriel Ernesto Martín, confirmó que sellaron cuatro pozos para extracción de agua subterránea de los 50 que tenía el departamento, debido a que no cumplían con los parámetros de calidad exigidos.
Martín explicó que la contaminación del agua superficial se producía donde las napas freáticas estaban a poco profundidad. Esto ocurre en la zona Este de Maipú, que comprende los distritos de San Roque, Beltrán y Rodeo del Medio. Por eso –dijo– las perforaciones de la zona son monitoreadas en forma permanente y se exige que se realicen a gran profundidad (250 metros), donde el agua es de buena calidad. El funcionario comentó que también se controlaba que las perforaciones respetaran las exigencias técnicas, como la utilización de cañería de acero inoxidable y el sellado del tramo hasta la salida exterior, con el objetivo de que no se filtrara nada del exterior hacia la tubería por donde pasaría el agua que consumía la población.
Maipú es uno de los tres departamentos que opera el servicio de agua potable y cloacas, además de seis operadores de pequeña envergadura, que son uniones vecinales y cooperativas. La comuna posee cuatro plantas potabilizadoras, 50 pozos para extracción de agua subterránea y un laboratorio propio que analiza la calidad del recurso, tanto en el aspecto bacteriológico como físico-químico. Por medio de un convenio, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) realiza análisis de metales como arsénico, plomo y aluminio.
Martín comentó que el 95 por ciento de la población maipucina (172 332 habitantes, según el censo 2010) contaba con el servicio de agua potable. De ese total, el 70 por ciento consume agua superficial, mientras el 25 por ciento restante consume agua subterránea, que proviene de algunas de las 50 perforaciones que controla la comuna.
En cuanto al saneamiento, Martín comentó que la cobertura llegaba al 60 por ciento de la población. El servicio no llega a la zona Este del departamento, que es netamente rural y donde hay pozos sépticos. Y recalcó que la comuna estaba trabajando en un plan para lograr que los centros urbanos del Este (San Roque, Beltrán y Rodeo del Medio) cuenten con el servicio.
 
La presión de la urbanización
 
El director de Obras y Servicios Sanitarios reconoció que el impacto de la urbanización en zonas que históricamente habían sido rurales era importante, especialmente porque no existía infraestructura. Este fenómeno se da en la zona sur del departamento (Russell, Cruz de Piedra y Lunlunta), donde, por una decisión de planificación se permitieron loteos de menor superficie.
Ese sector de la comuna se abastece con agua superficial, aunque para casos puntuales solicitan la realización de perforaciones para reforzar el sistema. Eso sucedió con el proyecto que se hizo a través del Procrear al lado del Parque Metropolitano, donde el condicionante para dar factibilidad al proyecto por el que se construyeron 1000 casas fue una perforación exclusiva de agua subterránea, ubicada a 320 metros de profundidad.
Martín recalcó que los inversores inmobiliarios buscaban gastar lo menos posible. Por eso, cuando desde la comuna les explican la necesidad de realizar una perforación lo piensan, porque un pozo con todo el equipamiento necesario tiene un costo superior a los 3 millones de pesos.
El funcionario explicó que cuando el inversor iniciaba el trámite, lo primero que debía pedir era la factibilidad, etapa donde le explicaban las obras que tenía que hacer para contar con los servicios. Nunca debía ser al revés, como pasaba en muchos casos, que primero vendían los lotes y después pedían la factibilidad.
Martín comentó que se dieron casos en que estafaron a la gente, ya que los nuevos llegaban a la comuna reclamando un servicio que ni siquiera existía en el lugar. Por eso, recomendó que antes de comprar un lote se asesoraran en la comuna.
Arsénico en el agua
 
El secretario y el director de Gestión Hídrica del DGI, Mario Salomón y Juan Andrés Pina, plantearon que otro de los problemas que afectaba la calidad del agua subterránea para consumo poblacional era la presencia de arsénico. Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del agua provocada por arsénico constituye un serio problema de salud pública a nivel mundial, ya que la ingesta prolongada puede causar cáncer, lesiones cutáneas, problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes. De acuerdo con la información publicada en la página del Programa del Mapa Nacional Educativo, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación, Argentina es uno de los países más afectados, ya que las napas de los suelos de las provincias centrales están contaminadas con arsénico.
Las causas –informa el mismo sitio– son en su mayoría naturales y están relacionadas con el volcanismos, ya que durante la formación de la cordillera de Los Andes las cenizas volcánicas, ricas en arsénico, se esparcieron a lo largo del territorio, contaminando el agua. También explica que –en menor escala– hay actividades que realiza el hombre que pueden causar el problema, como minería y el uso de herbicidas y plaguicidas que contienen esta sustancia.
Según el sitio oficial se estima que unos 2,5 millones de habitantes viven en áreas donde el agua contiene niveles de arsénico superiores a los permitidos, siendo los más afectados las comunidades aborígenes y rurales, que deben abastecerse con agua subterránea. El sitio oficial incluye un mapa con las provincias afectadas por la problemática en distintos niveles: Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, La Pampa, Chaco, Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, Santa Fe, Buenos Aires, Río Negro, Tucumán y Santiago del Estero. Los funcionarios de Irrigación explicaron que esta era una problemática grave que afectaba especialmente a la zona del secano, en Lavalle, y también a Malargüe.
Salomón comentó que trabajaban con la comuna de Lavalle para intentar brindar otras fuentes de agua superficial. Primero se hizo un acueducto de 250 metros para los puesteros con agua subterránea segura. Ahora estudian dar agua superficial desde el canal San Martín o desde el Cacique Guaymallén.
Además, profesionales de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) trabajan desde hace tiempo con 17 puesteros. Colocaron destiladores solares, que hacen un tratamiento externo del agua, es decir, decantan el arsénico, pero no se soluciona el problema natural que tiene el pozo.
Salomón aseguró, que pese a los esfuerzos, aún había pobladores sin agua segura, que son quienes consumían el líquido de pequeños pozos balde, es decir que lo extraen como si fuera una especie de aljibe. “Lamentablemente, en Mendoza todavía existen lugares donde los pobladores no tienen agua segura. En eso estamos trabajando, es un tema que nos aflige”.

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