Desde antes de las diez de la mañana la calle cuatro de Tres de Mayo fue testigo del agrupamiento de testigos, abogados defensores, querellantes, fiscales, jueces y por supuesto periodistas.

El procedimiento que los convocaba se determinó a partir del pedido de la defensa de Mariano Luque, hasta el momento el único imputado del caso. El grupo, acompañado por personal de Policía Científica, inspeccionó los alrededores y el interior de la finca que administra Luis Curallanca, padrastro de Luque.
María del Carmen Aguilar, abogada defensora del hijastro de Curallanca, aseguró que el motivo del pedido fue que el jurado pudiera ver fidedignamente: «el lugar, las distancias, la visibilidad de todos los lugares mencionados, una de las grandes ventajas del juicio oral es que los jueces que van a dictar la sentencia tengan un conocimiento directo de todas las circunstancias del hecho. Esa fue la finalidad, yo creo que fue muy positivo», afirmó la letrada.
En tanto Adolfo Aguilar, otro de los abogados de Luque, dijo: «…se comprobó la imposibilidad de que el imputado hubiera podido tener privada de su libertad a la víctima por las circunstancias del lugar. No tenía dónde tener una mujer encerrada…»
Si bien actualmente Luque está imputado por privación ilegítima de la libertad de Olivera, Fernando Peñaloza, quien representa a la familia de Soledad y es abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, solicitó hace unas semanas que la causa sea recaratulada de homicidio simple. Los jueces Arlinton Uliarte, José Valerio y Mateo Bermejo, a cargo del caso en la Segunda Cámara del Crimen, acordaron que darán a conocer su decisión sobre este pedido a fines de esta semana que se inicia cuando se dé a conocer la sentencia.
Nuevas luces en la causa
La declaración de Ariel Yanzón, uno de los últimos testigos en declarar, reveló datos destacables en la causa. El testigo es principal de la Unidad de Investigaciones que depende de la fiscalía de delitos complejos a cargo del fiscal Santiago Garay. Fue este funcionario quien le encomendó la tarea investigativa a Yanzón del caso Olivera cuando la causa estaba bajo su instrucción.
El testigo reveló la existencia de una tranquera en estado de semi abandono ubicada unos 50 mts. al norte de la entrada a la finca de Curallanca, en la propiedad vecina. A través de ella, siguiendo hacia el fondo, se puede acceder a una casa abandonada en el fondo de la finca donde residía Luque en 2011. En ese espacio en concreto el imputado declaró que tenía «encuentros» con Soledad.
Según explicó Yanzón, lo que separa ambas propiedades es un alambrado fácilmente traspasable, algo que para algunos explicaría un posible ingreso de Mariano Luque con Soledad sin ser visto desde la entrada principal de la finca que su padrastro administra.
El Despertador tuvo acceso a una breve entrevista con Marcela y Mabel Olivera, hermanas de Soledad, quienes dieron su visión al sobre el procedimiento judicial llevado a cabo el viernes.
ED: ¿Qué expectativas tienen luego de este último peritaje?
Mabel: «Saber algo sobre Soledad, algo tenemos que saber, dónde está, cómo está, qué fue lo que le pasó»
Marcela: «Yo pienso que esto se tuvo que haber hecho mucho antes, no cuando se perdió Johana sino cuando nosotros pusimos la denuncia de mi hermana, yo creo que desde ahí se debió haber hecho esto…»
ED: Algunos testigos afirmaron que la fiscalía lavallina demoró demasiado en actuar ¿fue asÍ?
Marcela: «Sí, fue así. Porque cuando desapareció Johana en 2012 recién ahí mandaron los papeles al Centro, eso se tuvo que hacer mucho antes. Yo iba varias veces a preguntar, yo iba a la Unidad de Investigaciones y me decían que sí, que la andaban buscando, que capaz que estaba en Maipú, donde trabajaba Soledad, y así nos tenían a las vueltas, nos decían que la buscaban y no la estaban buscando porque sino mi hermana estaría con sus hijos, si se hubieran hecho bien las cosas. Me gustaría que aparezca y que esté de vuelta con nosotros y sus hijos que la necesitan».