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26 de agosto de 2015

El mundial de básquet en la encrucijada para la Argentina

  •   Por Jorge Abalo
           

Luego de las duras declaraciones de Luis Scola, en las cuales calificó a la CAAB como una conducción horrenda, queda por saber cuán profunda es la crisis institucional que vive la Confederación y que tan profunda será la renovación si la hay.

Todo comenzó con la renuncia de Germán Vaccaro a la presidencia de la CAAB en abril de este año y una transición en manos del vicepresidente Ricardo Siri, que pretendía continuar en el camino y se perfilaba como el continuador en el sillón de la CAAB. Sin embargo, se encontró con la resistencia de varias federaciones que terminaron imponiendo a Daniel Zanni para conducir la presidencia por el resto del mandato, es decir hasta el año 2016.

Las declaraciones de Scola a Clarín no dejaron dudas: tendremos que tomar una decisión. Veremos con qué nos encontramos mañana, si es que hay una reunión con estos dirigentes. Esto viene de años. Esta CABB no me genera nada. No quiero ser cómplice de algo tan turbio. Ese es mi derecho. Si no juego el Mundial, será por culpa de una gestión horrenda. Y una desilusión, porque hace 15 años que estoy en la Selección, donde la paso bien y me encanta estar”.

Scola justificó su postura: “Tengo mucha bronca porque los dirigentes nos pusieron en esta situación angustiante. Está bien que se hable más de esto que de si jugará Ginóbili. Si no se hace un cambio drástico, todo terminará de la peor manera. El Mundial es muchísimo menos importante que esto. ¿Qué me importa si salimos campeones mundiales y en dos años la CABB se funde y nos desafilian de la FIBA? No serviría de nada ganar un Mundial. Podemos empujar y protestar, pero somos jugadores sin ambiciones políticas y no tenemos potestad de dirigir la CABB. Lo único que podemos hacer es elegir ser cómplices o no”.

“Durante muchos años, no tenía idea de lo que pasaba. Hace un par de años comencé a ver ciertas cosas, pero tenía dudas. Hoy no tengo dudas. Una vez que uno sabe y sigue participando, es cómplice. Se malgastó lo que logramos. Hay que luchar por transparencia, pero si esto se convierte en un circo, no podré jugar más. No podré ser cómplice”, agregó.

Scola explicó “Hace tiempo que le pedimos a Vaccaro que diera un paso al costado porque se oponía a una auditoría. No tuvimos respuesta. Somos jugadores y no queremos tomar la CABB. Los dirigentes han jugado con nuestra forma de ser. Cada año tenemos exposición en la Selección durante dos meses y después nos vamos a los clubes. Entonces perdemos peso en los 10 meses siguientes. Los dirigentes han capeado el temporal todos los años a sabiendas de que todo se calmaría. Este año, la diferencia es que estamos muy fuertes…”.

El capitán del Seleccionado Nacional incluso fue más allá en cuanto a responsables: “Como Vaccaro no respondía, el paso final fue hablar con la Secretaría de Deporte, pero desde hace más tiempo. La Secretaría y el CENARD tienen que ver con los subsidios, las becas y los lugares para trabajar. Ellos estaban al tanto de las irregularidades”.

Auditoría y después

El capitán de la selección finalizó “Nadie es culpable solo. Es culpable quien hace algo mal y también son culpables por omisión quienes permitieron que todo eso pasara. ¿Para qué hubo un tesorero, un vicepresidente o vocales si no controlaban que se evitara llegar a esta situación? ¿Qué estaban haciendo los que asumieron ahora? La situación es crítica al máximo. La auditoría mostrará lo que pasó. La situación empeoró porque apareció una interna gigante. No entiendo por qué se desesperaron por el sillón de presidente. La interna fue feroz, sin pensar en un proyecto y en nuestros pedidos. Intentamos que Ricardo Siri hiciera la auditoría y no la hizo. Intentamos postergar las elecciones para la reestructuración de la CABB y se ignoró. Todos se echan la culpa y no sabemos qué pasó para llegar a este estado”.

En ese sentido, la nueva conducción de la CAAB admitió que existe una deuda de 5 millones de dólares con el plantel de la selección argentina, pero algunos advierten que de la única manera de llegar a hacer una auditoría como proponía Scola era cambiando la presidencia de la comisión, (estaba visto que con el presidente interino esto no era viable)

Por otra parte, para algunos dirigentes de peso relativo dentro de las federaciones provinciales, la auditoría podría sugerir que el monto es mucho mayor, si se tiene en cuenta empleados, becas y subsidios, rondando por encima de los 15 millones de pesos.

 

 

 

 


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