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3 de enero de 2017

uan «Pajarilla» Morales: el eterno secretario

  •   Por El Despertador
           

Don Juan Antonio nació en San Juan por la década del 40, y al mismo tiempo fue víctima del terremoto que asoló a la vecina provincia, dejándolo huérfano. El juez de paz de la época, una familia rica y tradicional, lo recogió de la casa cuna y vino a vivir a Lavalle.

 

Fue parte de la historia del Cicles Club Lavalle y el secretario eterno de la institución a partir de la década del 60. Fue artífice del desarrollo de la institución, y se hizo fotógrafo casi por casualidad. Juan Antonio Morales sus memorias, decenas de recuerdos nítidos de aquellos momentos. Dice:-a mí me trajeron de la casa cuna porque ellos habían perdido un hijo, y la familia estaba deprimida. No puedo decir nada de mi crianza, porque me dieron todo, el juez de paz se llamaba José Quiroga Gómez. Hasta que terminé la escuela primaria, y al día siguiente me dijeron: bueno ahora hay que ir a trabajar-, pero mire que yo quiero inscribirme en la escuela de artes y oficios, y el papá que nuevamente sostiene, ¡no, no vuelve a esta casa hasta que no consiga trabajo! ¡Y así fue!, señala Juan, quien luego de trabajar un poco consiguió una trabajo más estable en la cooperativa Tulumaya. Se le iluminan los ojos y con la voz gruesa sostiene, -en la cooperativa gané mucha plata siendo yo un adolescente, tendría 17 años. – ¿Y qué pasó? -La timba muchacho. Me hice amigo de todos los timberos de la época. Jugábamos al cacho, y bueno… perdí mucha plata.

Sin embargo, en el año 59, la cooperativa tuvo un problema muy severo, y muchos quedaron afuera, entre esos estaba Don Juan, que a ciencia cierta, y por no haber ido a la secundaria, se encontraba en un dilema. Gracias a un padrino, pudo rendir el examen para entrar a la escuela de oficiales.

-La verdad que fue un sacrificio enorme, me levantaba a las 6 de la mañana hasta el mediodía y luego seguía, pero conseguí entrar- Así, don Juan Antonio Morales se hizo parte de la fuerza policial, pero tal vez las mayores «hazañas», las construyó con el que sería su amado club: El Cicles club Lavalle. Cuenta don Juan: – corría el año 65, y el club estaba fundido. Se hizo una asamblea, pero nadie iba. Cuarto llamado y nada. Don Alfredo Sícoli, que era médico de la policía, me ve, yo era apenas un uniformado, y me dice: -negro, esta noche te quiero en la asamblea- – bueno-, le digo. Ocho éramos en total. A mí me tocó la figura de SECRETARIO. Y aunque usted no lo crea fui secretario por más de 25 años-.

Don Juan cuenta, que esta fue una época importante del club, salir del fondo, y comenzar a reparar el club, -hicimos la cantina, un salón, obras menores, y muchas cosas más, recuerda. -Teníamos un equipito de baby de lo mejor de la Argentina. Recuerdo que vino el baby de Ríver a Lavalle, y le ganamos, y después volvimos a jugar con ellos y les volvimos a ganar. ¡No lo podían creer los porteños!-

Tanto tiempo en el club lo llevó a convertirse en dirigente de la liga mendocina de fútbol por más de 30 años.

El cuarteto imperial en Lavalle

 

Entre tantas actividades que se realizaban en el Cicles, don Juan recuerda una anécdota de las tantas que contó y con las cuales se podría escribir un libro sobre la historia del departamento. Corría finales de los 60, cuando a don Alfredo Sícoli se le ocurre traer al Cuarteto Imperial. En ese época era lo más. Pero a las doce de la noche no había nadie en el club. -Imagínese muchacho, doce y cuarto, nadie, doce y media 4 parejas solamente, una menos cuarto, y nosotros ya desesperados observamos que comienza a llegar gente de todos ladosterminó siendo una noche increíble. Y así, como de improviso llegó a convertirse en policía, también en secretario, de la misma manera se convirtió en el fotógrafo de sociales de Lavalle. -Me convertí de casualidad, había ido a ver un partido y entré a la cancha con una camarita así nomás, y vi a los periodistas que aparecían con unas enormes cámaras. Y entonces ahí se me ocurrió comenzar. Y no pasó mucho tiempo hasta que empecé a sacar a los casamientos y a los compromisos. Recuerdo las sonrisas y también las peleas. Una vez, una pareja se casó, y cuando les entregué las fotos las rompieron porque se s e p a r a r o n p e r o l u e g o volvieron a juntarse y a volver a pedirme las fotos. Cosas de ese tipo, y otras tantas. ¿Por qué me pusieron pajarilla?, bueno mire, porque en Lavalle cuando éramos j ó v e n e s l e p o n í amo s sobrenombre a todos. Estaba el bolón quiñao, el tuerto, y yo como tenía patitas flaquitas, me pusieron pajarilla, una ocurrencia del momento. ¿Qué es lo que más y qué menos tengo de Lavalle? Las imágenes lindas que tengo de Lavalle son los recuerdos que tengo. «fui el eterno secretario», y lo que no me gusta es cuando te ven como sapo de otro pozo, yo di mucho por el departamento, y no siempre fui reconocido. Hoy, don Juan está sentado. Rodeado de su familia, una gran familia, 3 hijos, 5 nietos. Se sienta para terminar la entrevista, pero qué va, otra ronda maestro, que nunca es tarde para escuchar una buena historia.


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