Si bien todavía falta el recuento de votos, hasta ahora todo indica que la izquierda se alzó con la victoria en el SUTe. Victoria que es histórica, si se tiene en cuenta, que la lista marrón, parte fundamental del FURS (Frente por la recuperación del Sute), tiene una historia de militancia, pocas veces vista dentro del gremio, acostumbrado a que se armen y caigan listas y colores todo el tiempo. Sin embargo, el último tiempo había tenido a 3 listas dentro del sindicato, con una militancia más aguerrida: la celeste, la lila y la marrón. En la anterior elección, la falta de unidad entre las listas lila y la marrón, le permitió a la lista celeste quedarse con el gremio y con el 90% de los departamentos, donde también se eligieron secretarios generales y conducciones departamentales. De esa elección la marrón ganó Godoy Cruz, mientras que la lila no obtuvo ningún resultado favorable. Así, Godoy Cruz se convirtió en un bastión para los sectores de izquierda que se refugiaron nada más ni nada menos que en las mismísimas tierras de Alfredo Cornejo y del bien maldecido ítem aula.

Sebastián Henriquez, el segundo a la izquierda. Claudia y Verónica al centro, Carla al lado de su hermana.
Ese departamento se convirtió en un refugio de la militancia y de la oposición a la celeste, que se acrecentó en el último tiempo, con la fractura de la lista oficial. Según uno de los dirigentes más antiguos de la marrón, “era ahora o nunca”, ya que la fractura permitía una buena chance de alcanzar el triunfo.
Seis departamentos
Así, la marrón ganó en los principales departamentos de Mendoza y prácticamente en el Gran Mendoza. Así, pasaron a manos nuevas Luján, Capital, Guaymallén, Las Heras y nuevamente retuvieron Godoy Cruz. A esto se sumó una victoria en Tunuyán, por lo que de confirmarse el triunfo del Furs, comandará la provincia y seis departamentos. El resto se los dividirán las listas azul naranja y la celeste.
¿Y ahora?
Es evidente que el desafío es por demás elocuente. Y tiene que ver con algunos hechos fundamentales. ¿Responderán las bases a las propuestas planteadas desde hace décadas por la nueva conducción, propuestas que muchas veces la alejaron? ¿Estará dispuesta la nueva conducción a escuchar a las bases en las escuelas y en el territorio, que le permitan dialogar más que a imponer? ¿Estará a la altura de las circunstancias la coalición de listas que hoy integran el FUrs, y de la cual la marrón es la más importante, pero no la única, en el sentido de la importancia de mantener la unidad para gobernar? ¿Habrán criterios amplios para conducir el gremio, cuestión que siempre se le reclamó a las anteriores conducciones?
Por lo pronto, el Furs, y la lista marrón, tienen tiempo para celebrar, y luego, prepararse para conducir…