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30 de noviembre de 2017

«Empecé a pintar para sanar el alma»

  •   Por Jorge Abalo
           

Podría ser una manera figurada, pero no es así. Como muchas personas que comienzan a descubrir el arte de la manera más casual, Alejandra se acercó de la misma forma, hace ya 4 años.

«Comencé a partir de un drama familiar y continué», asevera Alejandra Agentini, quien por estas horas dirige dos talleres de pintura en Costa de Araujo y Villa Tulumaya. «La verdad que el año pasado, Jimena Mansilla me propuso, alrededor del mes de abril, comenzar con un taller de pintura en la librería Bussolano, y así fue». Y agrega «con Jimena tenemos una percepción muy parecida sobre el arte, y es que nos sirve para sanar el alma».

En ese sentido, muchas mujeres llegan al taller por circunstancias parecidas. «Algunas de ellas están deprimidas, diría muchas, entonces lo toman desde ese lugar». «Y creo que a muchas les sirve también para sociabilizar, para salir del entorno, y compartir otras experiencias».

Pintura y algo más

Está claro que si bien el taller que ahora se ha popularizado comenzó como un espacio para la creación de pinturas, con el tiempo derivó en otras novedades, y cuenta Alejandra: «ya he empezado con reciclado de muebles, y también tapizado. También pintura en botellas, y estamos comenzando con lo que se denomina hiperrealismo, así hemos trabajado con los cortes de madera y también el hierro».

Muestra y después

¿Qué hacer con lo producido? Parece ser la pregunta que nos e hizo pero que quedó flotando. Por lo pronto, el domingo 5 de noviembre pasado se realizó una muestra de arte en el espacio La Dorotea, propiedad de Carlos Rivero y en el cual las mujeres del taller mostraron al público presente sus obras. Cuestión que se seguirá realizando, ya que fue una oportunidad para compartir con familias y amigos, un momento de encuentro y arte.


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