Mujeres, y unos pocos varones, de diferentes comunidades rurales de la provincia cerraron, este viernes, en Lavalle, un ciclo de capacitaciones para promotoras y promotores de género en situaciones de violencia patriarcal.

«Nuestras vecinas sufren violencia de género y muchas veces no sabemos que hacer ante estas situaciones» afirmó Verónica Pascual, integrante del Colectivo de Género de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras Rurales Sin Tierra (UST) consultada sobre cómo nació la iniciativa. El ciclo de capacitaciones fue organizado por la UST en conjunto con la Consejería en Sexualidades, Identidades de Género y Situaciones de violencia patriarcal de la Universidad Nacional de Cuyo. Participaron, además, desde el Colectivo Barrial, una organización estudiantil que trabaja, entre otras comunidades de la provincia, en Costa de Araujo.

Uno de los principales productos surgidos de esta actividad tiene que ver con el armado de un mapa de instituciones y herramientas, como las leyes vigentes por ejemplo, con las que se cuenta para abordar esta problemática que, sin exagerar, azota nuestras comunidades. Así, las y los asistentes al curso, hoy cuentan con los conocimientos sobre cómo abordar casos de violencia de género de manera correcta y efectiva: cómo y dónde denunciar, derechos de las denunciantes, obligaciones de los funcionarios públicos (fiscales, policía, jueces) y las medidas de seguridad para prevenir la profundización de la violencia, que, en muchos casos, termina en femicidios.

Una de las asistentes al curso, Cristina Nievas, de Lagunas del Rosario, nos decía: «recomiendo este curso para otras, se aprenden derechos que las mujeres no sabemos que tenemos, hay que conversar estos temas, si nos han pasado o hemos visto casos de violencia hay que conversarlos, ahora vamos a saber qué hacer» remató con entusiasmo.

Entrevistamos también a Nora Llaver y Patricia Gonzáles, quienes desde la Consejería de la Universidad organizaron la actividad junto a la UST. Consultada sobre los contenidos del curso, González, nos contaba que: «tuvimos un objetivo claro que es trabajar con herramientas de acceso de derechos: a la justicia y a la salud por ejemplo, conocer los mecanismos que muchas veces no se conocen» y remarcaba que «en zonas rurales hay que exigir mayor presencia del estado», pero que «la presencia de una organización social es un espacio clave para articular medidas de protección, de referencia y de seguridad para las mujeres», y en es sentido Llaver asentía: «el papel de las organizaciones sociales es entre mediación, traducción y acompañamiento a las víctimas de violencia», diferenciando de las funciones y responsabilidades de los distintos niveles estatales.

Por otro lado Camilo Arcos, de Villa Tulumaya, uno de los pocos varones que asistió al ciclo, nos decía: «creo que los varones empezamos a poner en discusión nuestro rol en el tema de la violencia de género, tenemos que involucrarnos como varones, y tenemos que cuestionarnos los privilegios que nos da el patriarcado» en referencia a que está en el imaginario popular que estos espacios de debate se dan sólo entre mujeres.

Nora Llaver, de la UNCuyo explicó de manera muy práctica una de las claves a comprender en ocasión de abordar comunitariamente casos de violencia de género: «la violencia no es una cuestión de trámites, no termina con la denuncia, por eso toda la comunidad debe estar atenta, que podamos saber como reaccionar y acompañándonos, cuando se hace la red, ninguna mujer cae al vacío»

En el marco del mapeo mencionado más arriba, mujeres de Lagunas del Rosario, Jocolí, El Vergel, El Chical, Villa Tulumaya y Costa de Araujo, que asistieron al curso, saldrán a entrevistar, en las próximas semanas, a funcionarios y funcionarias públicas de nuestro departamento para saber si hay conocimientos suficientes de cómo se debe actuar en estos casos, para poder relevar y hacer un diagnóstico de la situación en Lavalle.