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14 de marzo de 2018

Las preguntas que dejó el caso del policía ebrio, herido y drogado en un boliche de Lavalle

  •   Por El Despertador
           

Los hechos podrían resumirse de la siguiente manera: un auxiliar de la división de narcóticos de la policía protagonizó una riña a la salida del conocido local bailable en Tres de Mayo. El hecho ocurrió en la madrugada del domingo 25 de febrero y el policía de civil fue hospitalizado estando inconsciente, donde se detectó que tenía un coma alcohólico además de las lesiones y -lo más polémico- cinco gramos de cocaína en sus prendas.

 

 

 

 

 

Según fuentes extraoficiales de Mendoza, se trataría de un auxiliar de apellido Porfidi. El efectivo no presta servicios en Lavalle, y es oriundo de Godoy Cruz.

Por razones que se desconocen -al menos públicamente-, el policía vestido de civil participó de una riña con un hombre de entre 25 y 30 años en la puerta del boliche que había llegado en una traffic. Para ese entonces, el joven ya estaba fuertemente alcoholizado.

En cuanto al sujeto que lo hirió, otra fuente, pero esta vez policial que dialogó con El Despertador dijo: «…no pudo ser identificado porque aparentemente se había subido a una Traffic alquilada que lo habría llevado al lugar, son todas versiones que tenemos de los testigos…»

Porfidi habría sido trasladado al Hospital Central, donde al constatar que era un funcionario público se lo derivó a la Clínica Francesa. Allí se constató su estado de alcoholemia y se encontraron las dosis del citado estupefaciente. A partir de esto, se le da intervención a la comisaría que opera en esa jurisdicción, que en este caso es la 45.

Ahora bien, esos habrían sido los hechos según las recopilaciones que hemos podido hacer. Pero surgen varios interrogantes. El primero es obvio: ¿por qué un policía de una división contra la narcocriminalidad poseía varios gramos de una potente droga ilegal? Algunos bienintencionados podrán argumentar que podría ser parte de una operación encubierta, como las que dicha división suele realizar. De ser así, entonces ¿por qué tenía tan alto grado de alcohol en sangre si estaba trabajando? Esto confirmaría que era una cuestión netamente personal.

Vinculado a esas preguntas surge otra más genérica: ¿qué tan frecuentes son los controles sanguíneos y psicológicos que se les hacen a los efectivos en general, pero en especial de las fuerzas como antinarcóticos?
Algunas especulaciones realizadas en un diario provincial, pero más de pasillo que otra cosa han sugerido que la riña en realidad no fue una «pelea de boliche» sino una vinculada a la distribución de droga.

Les consultamos a una alta fuente policial departamental sobre este punto y dijo: «yo no tengo información sobre venta de estupefacientes en el boliche…si te digo ‘sí’, te estaría faltando a la verdad, pero si te digo ‘no’ también, porque tampoco tengo la certeza absoluta de que en se lugar no se comercialice…»

En ese sentido, fue el propio dueño del boliche, Juan Pablo Galbani, quien sostuvo a este medio en una entrevista telefónica que «nosotros entregamos todo el material relacionado a lo sucedido, tanto filmaciones como fotos que nosotros tomamos durante la noche y que luego son editadas», «es una pelea que se ocasionó afuera del boliche, habiendo dos móviles de la policía afuera a esa hora, que no hicieron nada». Ante la pregunta del periódico de sí era la primera vez que alguna persona vinculada a drogas entraba al boliche sostuvo «sí, nunca hemos tenido un problema de ese tipo», y agregó «yo soy una persona antidrogas, y muchas personas en Lavalle han dejado de venir al boliche, porque precisamente nosotros no los dejamos entrar por ese motivo».

En cuanto a las versiones que circularon y que mencionó precisamente el diario El Sol, referidas a una posible pelea por la distribución de estupefacientes, Galbani fue más tajante aún «es que el diario por salir ligero escribió cualquier cosa» y agregó «la pelea se originó en la calle, y ni siquiera la originaron otros, sino una sola persona, yo fui a declarar a la fiscalía N° 8, entregué todas las pistas al respecto. De hecho, habían dos móviles en el lugar que no hicieron nada para parar la pelea. Lo único que hicieron fue a uno de los chicos que le pegó a esta persona, subirlo a la traffic para que se fuera. De todos modos yo me enteré del suceso al otro día a las 6 de la tarde cuando fue Investigaciones. Ahí nosotros les dimos el DVR y las listas de las personas en las traffic porque nosotros tenemos un sistema de listas. Es una traffic que salió de la plaza de San José en Guaymallén, con entre 12 y 15 personas, y nosotros les dimos a la fiscalía, el nombre de esas personas», demostrando la colaboración con la investigación.

Está claro que el motivo de este artículo no es poner en tela de juicio el accionar de nadie en este suceso, que evidentemente parece aislado, sino más bien poner una alerta a ciertas formas de proceder en la noche mendocina. El exceso de alcohol, la falta de articulación entre las fuerzas de seguridad y los locales bailables para que los lugares sean seguros, ya sea adentro o afuera, y fundamentalmente el control que debe tener la política sobre los miembros de las fuerzas de seguridad que se dedican precisamente a la lucha contra las drogas, y que no precisamente dejan un buen ejemplo son básicamente los ejes y la intención de esta nota periodística.


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