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4 de febrero de 2019

Vendimia 2019: los problemas de siempre, pero peores

  •   Por Juan Burba
           

Una maldición parece haber caído sobre los pequeños productores de nuestro departamento en estas últimas temporadas. Una helada que generó pérdidas de más del 50% el año pasado o la granizada de diciembre de este año, que afectó más de 5000 hectáreas, son algunas muestras. Y las cercanías de la vendimia nos hace prestar especial atención a nuestros viticultores y viticultoras.

Sobre este sector en especial la maldición también trae: la polilla de la vid, con dudosos tratamientos por parte del gobierno (fumigaciones aéreas), los precios de la uva y el vino, la baja en el consumo de la noble bebida (estamos en la mínima histórica, unos 20 litros per cápita al año, cuando en los ’70 era más de 90 litros) y el denunciado (y ambiguo) sobrestock vínico que sirve para la especulación de los grandes.

Así las cosas, la situación actual, en medio de los festejos vendimiales deja un sabor (y un bouquet) amargo en la boca de quienes transpiran la camiseta cada año en el viñedo.

Los medios concentrados de Mendoza, bien gracias. La situación farandulera de la Vendimia bien cubierta. La de los trabajadores y trabajadoras, tanto artísticos como productivos … naranja fanta. Las retenciones, el stock vínico y las exportaciones: las grandes preocupaciones de funcionarios provinciales y empresarios de los medios.

Desde El Despertador, y más por estas épocas, siempre nos preocupó la situación de nuestros vecinos, de los pequeños productores del departamento que cada año la pasan peor. Hay que contrastar el glamour vendimial de la fiesta (que nos encanta) con lo que viven los protagonistas de la vendimia, que son una multiplicidad de actores: cosechadores y cosechadoras, obreros, contratistas y los productores. En esta oportunidad nos ocupamos de estos últimos. De los pequeños.

Graciela Mieddu de Gimenez tiene poco menos de 5 hectáreas de uva mezcla en El Plumero. Consultada sobre cómo viene esta temporada nos dijo: «La cosecha venía linda, pero en diciembre cayó piedra y nos hizo un 80% de daño, y el año pasado la helada nos llevó el 60%». Graciela comercializa su uva, transformada en vino, con una cooperativa. Está conforme con el trato, los pagos le van llegando mes a mes durante los 12 meses del año, «el problema es el precio, el vino va tendiendo a bajar, además todo sube, los insumos por ejemplo, y además lo que nos pasó con el granizo … nos queda una cuota de plata muy chica para poder vivir cada mes» afirmó la productora.

Luis Carbone tiene algo más de 7 hectáreas en El Carmen. La mayoría de uva mezcla y un poco de Bonarda y Syrah que ha podido ir reconvirtiendo. Le preguntamos cómo viene el año: «en una palabra: estamos peor que antes, hace 2 años que el vino blanco escurrido vale 7 pesos, cuando una bolsa de abono valía (hace 2 años) 280 pesos, hoy la bolsa de abono, de los mas económicos, vale 670, y el vino vale lo mismo, además tenemos el gasto en combustible y todos los otros insumos» afirmó. Graciela Mieddu, en ese mismo sentido, expresó: «hay que abonar, curar, más el combustible, algún obrero que necesitamos que nos ayude, en la poda y tironeada, es todo muy caro para el precio de la uva o el vino que sigue en el mismo lugar». Este último mes el litro de vino bajó: de $ 7,70 a $7,50.

En las zonas de ambos productores consultados prácticamente nadie se salvó del granizo del 19 de diciembre. Las pérdidas llegaron hasta el 80% en algunos casos. Sobre la ayuda estatal Carbone se lamentó: «no es un gran apoyo, el otro día cuando fue lo de la piedra nos dieron una bolsa de azufre, y después haciendo la gestión en Irrigación te sacan alguna cuota, pero no hay otra ayuda». El productor de El Carmen todavía vive exclusivamente de su producción, pero «cada vez le vamos haciendo menos a la finca, todavía podemos sostenernos, con mi hijo, a los tirones, tenemos un tractor del año ’71, imaginesé» expresó, y continuó: «a la mayoría de mis vecinos los hijos se les han ido yendo, muchos tienen fincas chicas y no alcanza para que puedan vivir 2 familias».

Consultados sobre si la Fiesta de la Vendimia los representa, nuestros entrevistados pusieron su mirada. Graciela nos dijo: «es difícil de opinar, es muy lindo, me encanta la fiesta, y siempre me gustó el trabajo en la tierra, pero no me siento representada en el sentido de que deberíamos estar mejor nosotros, que somos los que hacemos la uva». Por su parte Luis Carbone expuso que «es una fiesta de negocios, pero no para el productor, no la conozco, no he ido nunca» y, para finalizar, arriesgó: «uno ve esa gran fiesta y nosotros vemos nuestra producción, y no sabemos si vamos a poder cosechar, esto se tiene que modificar, unos la pasan bien y otros no tanto, se gasta mucho dinero ahí, pero si con eso nos pudieran dar una ayuda a los productores chicos no nos vendría mal».


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