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22 de mayo de 2019

Nuevos pasos por el derecho al agua en el secano

  •   Por El Despertador
           

Las cisternas de placas, tecnología que se esta difundiendo en nuestro secano desde hace unos 3 años, es una estrategia que, junto a los pozos calzados, se están dando casi 25 familias lavallinas para garantizar su derecho al agua.

Estas tecnologías adecuadas llegan de la mano de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras Rurales sin Tierra (UST) en trabajo conjunto con varias instituciones, entre ellas el municipio, el INTA, la Secretaría de Agricultura Familiar y la Secretaría de Ambiente de la Nación. Fueron «importadas» de Córdoba, donde algunos lavallinos fueron a aprender de campesinos y campesinas de la provincia mediterránea, quienes a su vez trajeron la idea del norte de Brasil, donde existen zonas áridas como las nuestras.

Las cisternas construidas en diferentes comunidades de nuestro secano pueden albergar 16 mil litros de agua, que proviene de los pozos calzados o es traída por los camiones municipales. Las familias laguneras organizadas en la UST, fueron las pioneras en la zona y cuentan con un equipo de seis personas capacitadas para llevar adelante la construcción y enseñar a otras familias la técnica que puede replicarse fácilmente y a un costo muy bajo: alrededor del 30% de lo que sale otro tipo de reservorios, como un tanque australiano por ejemplo, con la ventaja de que las cisternas de placas cuentan con una tapa que protege el vital líquido.

Fue en este marco que surge, en La Asunción, una nueva capacitación que se desarrolló la semana pasada y que concluyó con una nueva cisterna construida en el puesto de la familia Suárez-Lucero. Las familias organizadas motivadas por una necesidad tan sentida, se convencieron de que esta tecnología debía divulgarse y compartirse y así buscaron, y consiguieron, recursos para contar con los materiales y lo necesario para la realización de los talleres. Los fondos, en esta oportunidad, son aportados por la Secretaría de Ambiente de la Nación para multiplicar esta tecnología en nuevas comunidades y llegar hasta las puestos más lejanos, que no tienen acceso al agua potable.

Así fue que esos días, entre mates, sopaipillas, empanadas y guiso se llevo adelante la construcción en la casa de Don Pancho Suárez y Doña María Lucero, integrantes de la Comunidad Huarpe «Paula Guanquinchay». Esta tecnología, una vez que está el material en el lugar (cemento, arena, hierro y alambre) y con la ayuda de moldes especialmente diseñados, se construye «in situ».

El puesto de Don Pancho y Doña María no tiene acceso al mentado Acueducto del Secano y se abastecen de agua potable con el camión de la comuna que llena tanques de 1000 litros. Con esta cisterna la familia podrá contar con agua potable sin necesidad de estar esperando mes a mes la llegada del camión por una huella que, cabe mencionar, está en mal estado, sobre todo cuando llueve.

Las familias de La Asunción, cuando se pusieron las placas del techo y la cisterna fue tomando su forma definitiva, miraban sorprendidas y alegres el logro colectivo, y que con el trabajo de todos y todas, se pudo, en tres días, terminar la cisterna. A modo de cierre tomamos las palabras de Carlos Morales, vecino del paraje San Antonio, en Lagunas del Rosario, integrante del equipo capacitador, que decía: «Esta tecnología tiene que llegar a todas las familias del secano lavallino». Ojalá.


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