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26 de agosto de 2019

Ajustar a los más débiles en Lavalle: ¿Qué pasa con las meriendas en las escuelas?

  •   Por Franco D´Amelio
           

Argentina se encuentra en una situación económica adversa y Mendoza no es ajena a ello, pero la austeridad pública para sortear los déficits fiscales está llegando a las escuelas donde diversas fuentes indican que las raciones de alimento enviadas por la DGE son insuficientes y que realizarían cambios.

El disparador de esta nota fue una publicación que realizó en su cuenta de Facebook Carolina Amaya, cuyos hijos asisten a la escuela Máximo Arias de El Puerto, en el secano lavallino. Ella comenta que en una reunión de padres se consultó a los docentes sobre las porciones de alimentos y les dijeron: «…de los 37 alumnos que hay sólo envían para 27, el resto lo garantizan los docentes…van trayendo para que alcance…el director nos comenta que les mandan 1Kg. de azúcar por semana, hay que aclarar que comida no les falta a los chicos, pero no es porque lo está garantizando la DGE sino los mismos docentes…sabemos de la distancia que recorren (los educadores) y hacen algo que no les corresponde, que es la alimentación de los chicos».

Liliana Sánchez es directora de la Escuela José María Gutiérrez de La Bajada, ella explicó que nunca el Estado envía la cantidad de raciones para el total de la matrícula, sino que lo hace en base a la «media de asistencia». Ella opina que se debería enviar por el total, porque suele ocurrir que en ocasiones asisten más chicos que el promedio, de igual manera aclara que los menores no pasan hambre pero no así por las previsiones del organismo dirigido por Jaime Correas, sino más bien por la experticia y «malabares» del personal de la cocina escolar.

Miguel Aguilera, director de la escuela Venezuela de El Carmen afirma que «si es por lo que envía la DGE no alcanza» y afirma que son unas verdaderas «genias» las encargadas de cocina quienes usan sus habilidades domésticas para hacer rendir los recursos públicos a fin de que alcance para que ningún chico vuelva a casa con hambre.

Él destacó que en la zona del establecimiento que dirige la situación económica es muy difícil para algunas familias y destacó el caso de una niña que estaba «harta del té» porque en su casa esa era la «comida» diaria.

A su vez, el directivo se opuso a los cambios en el menú efectuado por la gestión cornejista en cuanto a la reducción de la copa de leche de cinco a sólo un día a la semana.

Este cambio supone una compensación de calcio y hierro con la rebanada de queso que acompaña los desayunos y el huevo en los almuerzos.

Palabras de una profesional

Para no especular con respecto a dicha política pública se consultó a la nutricionista Johana Cascone (mat. 1346) explicó que, si bien es cierta la lógica de la sustitución antes mencionada, «…yo no lo reduciría a un solo día, porque va contra el hábito del consumo diario de leche, y más si es la única comida del día (la de la escuela)».

La especialista trabaja para la Municipalidad de Ciudad de Mendoza y afirma que allí hacen hincapié en que el vaso de leche sea dado todos los días.

Cascone afirma que la dieta escolar no debería ser la misma para toda la provincia, sino que «se debería adaptar según el contexto sociocultural…no es lo mismo trabajar con una escuela urbana, una marginal o una rural, si bien en una escuela no todos los chicos tienen el mismo contexto, se debería hacer una diferencia en el menú».


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