Esta semana que pasó llegó la bendición del cielo, sobre todo para el secano lavallino. La sequía que se vive ya se cobró la vida de muchos animales y el vital líquido es siempre una esperanza para que los campos se recuperen y haya pasturas suficientes para sostener majadas y rodeos. Pero los aviones de la lucha antigranizo han levantado el enojo de muchas familias puesteras que aseguran que los aviones “rompen” las tormentas evitando que pueda llover.

Los especialistas en la temática dicen que esto no es posible y que la “siembra” de nubes a través de los aviones se realiza para que se forme granizo más pequeño, y que cuando caigan hagan menos daño, incluso pudiendo llegar a caer en forma de agua.

Pero lo concreto que plantean las familias ganaderas es que tienen la tormenta sobre sus cabezas, pasa el avión, y la tormenta desaparece, “se desarma”. Más allá de las explicaciones técnicas, esto es un dato de la realidad incontrastable. Y esta semana el la información es fehaciente: donde no pasó el avión llovió, donde pasó, las gotas que llegaron al suelo fueron las lágrimas de los puesteros que ven morir sus animales día a día.

Las preguntas que quedan para desarrollar en esta polémica: ¿por qué se ven aviones de la lucha antigranizo en la zona del secano?, ¿cuál sería la intención de que no le llueva a nuestros puesteros?, ¿es efectiva la lucha antigranizo en las zonas de cultivo?, ¿los aviones son capaces de “romper” las tormentas?, y la pregunta de fondo, para este y otros temas: ¿cómo se contrastan o complementar los intereses de dos sectores productivos tan diferentes?: la agricultura y la ganadería en nuestro departamento ¿hay un choque de intereses?.