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El diario del Oasis Norte de Mendoza

La región hace escuela

6 de abril de 2020

El capricho y la autocomplacencia en medio del drama por el coronavirus en Lavalle

  •   Por Jorge Abalo
           

Lavalle, viernes 2 de abril: 8 horas

Lavalle amanece con una cantidad de gente inusitada

Es día de cobro, y está claro que va a haber gente. La necesidad, la inseguridad, la falta de conocimiento son armas casi letales diríamos. Pero la peor de todas no es esa. Sino otra más peligrosa: la autocomplacencia.

Esta creencia en que nuestros actos son los adecuados, aún cuando implique romper reglas claras y otras tan ambiguas, que nos ponen en una especie de interpretador serial de cada norma que se establece en la contingencia, para ver cómo la podemos vulnerar.

El librepensamiento del cual se quejaban hace unos días algunos políticos y periodistas.

Esta autocomplacencia, sobre todo, en días en los cuales sale el sol, que nos hace creer que todo ya pasó, o que acá no va a llegar. Ese pensamiento es una ingenuidad manifiesta, como mínimo. ¿Acaso no sabemos el sistema de salud que hay en Lavalle? Sólo sostenido por el esfuerzo de sus laburantes.

Cualquiera que hable con algún pariente o amigo, en cualquier parte del mundo, donde el virus corre como agua, les podrá contar que uno de los problemas mayores fue subestimar el drama. Desde las autoridades en primer lugar, hasta las propias personas.

En Argentina, por primera vez en mucho tiempo, la política ha estado por encima de cualquier otra disciplina y ha marcado el ritmo de los acontecimientos venideros adelantándose a un posible drama. Incluso, más allá de aborrecibles intereses que han intentado socavar ese trabajo.

Sin embargo, el Estado en los departamentos, no es el presidente ni el gobernador, son las comunas. Pero no sólo ellas, los hospitales, las Área de Salud, El PaMI, la policía.

En ese sentido, no se puede negar el papel que ha venido teniendo el municipio en ese liderazgo. No sólo en la asistencia en el territorio, sino en la articulación con otras entidades. Pero no es suficiente. Y no es suficiente, porque muchas de esas entidades también responden a pautas y protocolos a nivel provincial, (las áreas de salud y los hospitales) y nacionales (bancos), que generan doble comando (campaña contra la gripe en las iglesias el mismo día de cobro), o deficiencias en la atención, (los bancos), que persiguen lógicas rentísticas en sus casas matrices (por suerte es diferente en nuestro departamento).

Lavalle se ha caracterizado en la cuarentena, por ser bastante cumplidor, en palabras de fuentes policiales, que contradicen lo expuesto por otras fuentes la semana pasada en la edición de El Despertador. En ese sentido, en el departamento ha habido pocos arrestos y sólo 16 procesamientos, a diferencia de lo que sucede en zonas urbanas de Mendoza.
Pero eso podría deberse, no a que hay mucho cumplimiento, sino a que no hay una política de arrestos masivos de gente que no cumple. Y está bien que así sea. Sin embargo, son muchos los reclamos de poca presencia policial en las calles de Lavalle.

Pero también es cierto que no hay presencia de las fuerzas de seguridad que alcance, si no hay una población dispuesta a acatarla. Y para esto tiene que haber comprensión de que esto es: serio, largo, doloroso, ruinoso.

En ese sentido, no parece ser buena la noticia del relajamiento de la cuarentena, porque no ayuda a creer que esto va en serio. Podría ser una buena noticia para los comercios que en Lavalle, podrían abrir nuevamente. También es cierto, que esos negocios, con una semana o dos más cerrados, desaparecerán, lisa y llanamente. Pero es el Estado, en este caso, el Estado Nacional, el que debe asistir con subsidios y no préstamos, que ningún comercio puede obtener hoy en Lavalle, (y que serían un salvavidas de plomo), que permitan sostener el empleo, y el sustento de esos negocios.

Hoy el Estado está presente. Está presente como debería haber estado antes. Pero se necesita más Estado y más articulación entre estamentos del mismo.

Para que la autocomplacencia no nos lleve a una verdadera tragedia.

 

Para los que se identifiquen

Autocomplacencia, autosuficiencia, asutosatisfacción, complacencia, petulancia, presuntuosidad, pretensión, satisfacción de sí mismo, suficiencia, arrogancia, barbilindo, boquirrubio, creído, dandi, engreído, figurín, gomoso, lechuguino, paquete, pedante, ufano, aburguesamiento, ahuecamiento, altanería, altivez, antojo, bravuconada, capricho, desdén, triunfalismo, vanagloria, veleidad, soberbia, suficiencia, y siguen los sinónimos…


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