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3 de marzo de 2015

La naturaleza vs Monsanto: Amaranto peruano devora transgénicos

  •   Por El Despertador
           

El amaranto, una planta considerada como sagrada por los incas y que alimenta más que la soja, hoy es vista como una «maleza» por los defensores de la agricultura genética. ¿Problema o rescate para un mundo con hambre?

monsanto amaranto

 

Por: Clarisa Ercolano para BWN Patagonia

Para quien vio la película The Happening, enterarse de esta noticia podría hacerlo sonreir, quizas en complicidad con la naturaleza. El informe produce además cierta sensación fría, como un liquido helado recorriendo la espalda de algún funcionario de Monsanto. El amaranto inca kiwicha está invadiendo plantaciones de soja transgénica de Monsanto en Estados Unidos como si estuviera en una cruzada por acabar con esta nefasta empresa agrícola y de paso dar un mensaje al mundo. O más bien, una advertencia.

El fenómeno de la expansión del amaranto en cultivos de más de veinte estados a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos no es nuevo, pero merece ser rescatado, acaso celebrando la pericia y quizás hasta la inteligencia de esta planta guerrera que se ha opuesto al gigante de las semillas transgénicas. Desde el 2004 un agricultor en Atlanta se dio cuenta que brotes de amaranto resistían al poderoso herbicida Roundup basado en el glifosato y devorando campos de soja transgénica. El sitio web de Monsanto recomienda de un modo asesino a los agricultores mezclar el glifosato con herbicidas como el 2,4-D que fue prohibido en Escandinavia por tener efectos cancerígenos.

Es curioso que el New York Times que hace más de 20 años escribía que el amaranto podía ser el futuro del alimento en el mundo, ahora llama a esta planta una superweed o pigweed, un término despectivo que refleja una concepción del amaranto como una plaga.

Según un grupo de científicos británicos del Centro para la Ecología y la Hidrología, se ha producido una transferencia de genes entre la planta modificada genéticamente y algunas hierbas «indeseables» como el amaranto. Pero el suceso, pone en tela de juicio las afirmaciones de los defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG) que señalan que una hibridación entre una planta modificada genéticamente y una planta no modificada es simplemente «imposible».

El amaranto, tiene más proteínas que la soja, además de contener vitaminas A y C. Mientras tanto en Estados Unidos se preocupan por cómo eliminar esta resistente planta que supera a la tecnología de Monsanto y, para su pesar, lo hace naturalmente: se reproduce en casi cualquier clima, no le afectan enfermedades ni insectos por lo cual no necesita químicos.

¿Acaso no sería mejor que escucharan este mensaje de la naturaleza e intentaran procesar alimentos de amaranto? Casos como la satanización del amaranto nos hacen pensar que la industria de los alimentos busca simplemente mantener a la población en el peor estado físico posible para que pueda ser devorada por oscuras corporaciones e intereses políticos.

Como decían los antiguos, “Dios perdona, el hombre a veces, la naturaleza; nunca”.

«La naturaleza nos da las claves… y con el Amaranto.. ya sabemos como boicotear un campo transgenico. ¿No?» (Diego Ignacio Mur)


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