Una organización que crece con rapidez en la provincia busca los platos que se prepararon y no llegaron a servirse, para que en lugar de terminar en la basura, puedan ser disfrutados.

El Proyecto Plato Lleno lleva cuatro meses en Mendoza reuniendo alimento para colaborar con distintos comedores de la provincia; a través de un sistema que «rescata» comida que de otro modo sería arrojada a la basura, se evita que sea desperdiciada y se alimenta con ella a una persona. No se trata de sobras: todos los platos que se envían son aquellos que se prepararon, pero no se sirvieron.

El grupo -que también tiene sedes en Buenos Aires, La Plata y Posadas- se presenta en un evento y realizan un operativo en el que el cuidado de la comida es el factor principal. Los voluntarios llevan la vestimenta apropiada para la tarea (cofias, barbijos, etcétera) y los platos son envasados al vacío para que luego se los deposite en una conservadora. Luego, la comida se entrega a un comedor previamente contactado por Plato Lleno.

Como resultado, se aporta una solución que conecta dos problemáticas presentes en la sociedad: personas con hambre y alimento desperdiciado.

Desde el principio

El Proyecto se inició en 2013 en Buenos Aires, cuando un diseñador de eventos contactó a dos chicas del mismo rubro y decidieron redistribuir los alimentos en perfecto estado que se desechan en los eventos de gala. Luego de discutir de qué forma podía donarse lo que se rescatara y cómo encargarse de mantener el estado de la comida, la idea se puso en marcha y el grupo comenzó a expandirse.

Según indicó Verónica Barrera, vocera de Plato Lleno en Mendoza, en el país se rescatan 80 mil kilos anuales de comida. «Se calcula que por cada kilo comen dos personas, así que estamos hablando de un número muy importante que acá tiene muchas oportunidades para aumentar», explicó.

Debido a la difusión que recibió la organización, cuatro mendocinos escucharon la idea y decidieron extenderla a la provincia. En la primera noche, rescataron 30 kilos de comida: una ayuda para 60 chicos en pocas horas.

«Hacemos esto en los eventos privados o restaurantes que nos contactan. Vamos, rescatamos y contactamos a distintos comedores; tenemos una lista que nos brindó el Banco de Alimentos de los lugares en los que podemos llevar los alimentos», detalló Barrera.

Los requisitos para que Plato Lleno alcance a un comedor es que cuenten con un lugar de refrigeración y que puedan recibir la comida en el momento en que ellos terminan de rescatarla. «La mayoría de las redistribuciones tenemos que hacerlas de noche, por el horario del evento al que asistimos», indicó.

Verdad incómoda, solución práctica

Casi un tercio de toda la comida destinada al consumo humano que se produce en el mundo termina por perderse o desperdiciarse en algún punto de la línea que va de la producción al consumo, según el Banco de Alimentos. Mientras, 1.000 millones de personas viven con hambre y mala nutrición.

La provincia no es ajena a esta situación. «Hay caterings que están de acuerdo con la idea pero tienen miedo de colaborar por si hay algún problema con la comida después de que se la llevan», explicó Barrera. Mientras, el alimento se sigue tirando.

«Tenemos un cuidado minuicioso con los alimentos. Todo se envasa al vacío, trabajamos con bromatólogos y recibimos capacitaciones sobre la higiene y la preservación de la comida para asegurarnos de que no hayan problemas. Por ejemplo, el pescado no se retira. Hacemos de cuenta que eso que redistribuímos lo van a comer nuestros hijos», agregó.

Debido a que los que más conciencia tienen de cuánto se desperdicia son aquellos que trabajan con la comida, algunas panaderías, avícolas y restaurantes de Mendoza se interesan en el proyecto y buscan aportar al proyecto. «Incluso en algunos caterings, los que pagan el evento llevan la idea», indicó.

Aquellos interesados en colaborar, como voluntarios o para que se rescate comida, pueden contactarse con el grupo a través de la página de facebook Proyecto Plato Lleno Mendoza, o enviando un mail a [email protected].