Si a mí me preguntan ¿qué hacés el sábado doce y no he leído este artículo, podría decir cualquier cosa, pero luego de saber quién son los que están en la peña, la calidad de los artistas, y que encima es a beneficio de la biblio «El Bosque de los libros», me da más todavía para afirmar que el sábado 12 da para ir y quedarse hasta que la velas ardan.
Porque como desde hace algunos años, no es que se ha convertido en un clásico del folclore esta peña porque sí, sino también, porque se ha hecho un lugar de encuentro, un espacio común donde aplacar reminiscencias y vislumbrar nostalgias. Un lugar donde entramar el pasado, y también el porvenir. Con la aparición de gente joven en la locución, y también de gente frugal, de vinos resplandecientes y lagares cotidianos, la Peña Mauro Oviedo es parte ya de la cultura a veces inenarrable de nuestra identidad.
Y eso está muy bueno.
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