Una de las características fundamentales de nuestro departamento, es la cantidad de distritos rurales que hay, y que reclaman pertenencia. De esta manera, la llegada del asfalto a una localidad rural, cuya característica principal es la producción primaria que allí se desarrolla es algo más que un hito.

La concreción de un centro de salud, o el playón deportivo, el arreglo de un club, o la llegada del gas natural son una forma sustancial de reclamar la presencia del Estado, por parte de los vecinos.

Ahora bien ¿qué les lleva a una comunidad de vecinos y no tanto, a pretender convertirse en distrito, cuando a la vista no hay nada material a la vista? ¿Qué llevó a las comunidades de Alto del Olvido, Colonia Italia, La Bajada a querer ser distritos del departamento, a intentar ser algo más que un punto en un mapa? ¿Qué lleva a los vecinos de Oscar Mendoza a querer ser ellos también?

Existencia. Existencia más allá de cualquier obra. Es decir, identidad. En épocas en las que se conoce más donde queda Nueva York o París, y en las que nuestras vidas se deciden en oscuras oficinas porteñas, reclamar existencia es la forma de defender nuestra identidad.

Que no es otra manera, o la única tal vez, de amar lo propio.

Porque sólo se ama lo que se conoce.

Y sólo se defiende lo que se ama.

Nada más… y nada menos…