Luego de las polémicas en torno a los fumigaciones aéreas contra la polilla de la vid el año pasado, el tema vuelve a la escena, esta vez de la mano de los productores vitícolas, que en la anterior temporada se habían mantenido al margen, viendo caer el veneno sobre sus cabezas, mientras que otras organizaciones de la sociedad civil preocupadas por la cuestión ambiental y la salubridad de la población, llevaron la batuta de las protestas.
Como decíamos, este año la situación tiene una nueva arista que pone en el centro a los y las viticultores, ya que los gobiernos nacional y provincial quieren cargar al hombro de las familias de viticultores el pago de parte de los tratamientos para el control de la Lobesia. Lo previsto para la campaña que se viene es que la Nación aporte 100 millones de pesos, la provincia otros 50 millones de pesos, y el resto, unos 150 millones, sea aportado por los mismos productores. Al comienzo se pretendía hacer pagar un canon de $1500 por hectárea a productores de más de 5 hectáreas, aunque finalmente, por la presión de algunas organizaciones de productores, se acordó que quienes debían pagar serán quienes tengan más de 10 hectáreas. Esto último fue aprobado por la Cámara de Diputados en un ajustado resultado, 22 a 24, donde el justicialismo votó en contra, el FIT se abstuvo y Cambia Mendoza apoyó el proyecto con algunas disidencias internas.
La medida, si bien exceptúa a una importante cantidad de productores, no convenció al sector, aunque priorizaron el apuro para conseguir comprar los insumos necesarios para comenzar las curaciones en tiempo y forma. El pago de este canon se hará en cuotas y vendrá incorporado en la boleta de Irrigación.
Aunque se sabe que parte del dinero se utilizará para la compra de feromonas para la técnica de confusión sexual, no está claro si se volverá a utilizar el cuestionado agrotóxico de la campaña anterior (Clorantraniliprol) y si la técnica de aplicación del mismo sería a través de las avionetas o por vía terrestre. Algunas fuentes vinculadas a la empresa Aerotec, que prestó el servicio de pulverizaciones aéreas, han expresado que no saben si darán continuidad al servicio. Parte de las feromonas serían aplicadas por vía aérea.
Juan Rojas, tiene 52 años y ha trabajado la tierra durante toda su vida. Es viticultor y tiene su finca de 7 hectáreas en Costa de Araujo, produce uva para vinificar y «algo de chacra de tomate, melón o sandía porque no alcanza con un solo producto» ya que «los costos para trabajar la tierra son demasiado altos». Con Rojas conversamos sobre esta problemática: «con el tema de la Lobesia no se puede creer, la trajeron de otro país (Chile) por los malos controles, y de allá traen el vino que lo cortan con el nuestro, en lugar de salir nosotros al mercado con un vino bueno».
Con respecto a las políticas para el sector, el viticultor costino expresó: «yo le diría al gobierno que en lugar de cobrarnos tantos impuestos, en lugar de dedicarle tanta plata al turismo, nos dediquen plata a nosotros que trabajamos de sol a sol, nos están ahogando y encima nos quieren cobrar más» en referencia a la intención de que el sector pague parte de los fondos para el control de la Lobesia.
En referencia a la situación económica del sector en general, Rojas dijo que «las bodegas te liquidan las uvas después de junio o julio, y cuando salís a comprar los insumos que necesitás para volcar al viñedo, ya subieron al triple» y continuó: «a veces relegamos darnos un gusto, como comer un asado, para poder invertir en nuestras fincas y poder mejorar las cosechas».
Específicamente con el tema de la plaga en cuestión, Don Juan nos decía: «gracias a Dios no he tenido grandes pérdidas por el tema de la polilla, porque siempre he estado curando», dando cuenta del uso de químicos para el control, con el impacto ambiental y económico para el bolsillo del productor, que eso significa. Sobre su evaluación sobre la efectividad en el control de las aerofumigaciones realizadas, Rojas confesaba: «justo lo charlamos con un vecino, que tiene uva de mesa, el otro día y la verdad que no podemos decir que sirvió, porque cuando pasó el avioncito curando, nosotros también curamos por nuestra cuenta». Interesante punto para la evaluación, que según las autoridades provinciales, lograron controlar la plaga en el 70%. Cabe preguntarse: ¿la fumigaciones rociando veneno sobre las comunidades rurales lograron controlar la plaga?, ¿lo hicieron los propios productores?, ¿la Lobesia está controlada en ese porcentaje?, ¿cómo impacta en el ambiente y la salud de la población esta doble aplicación?.
Más allá de estas preguntas, nuestro entrevistado reconocía con pesar: «lamentablemente (los gobiernos) tienen que curar , porque la polilla hace un daño peor que la piedra, peor que la peronóspora, no podés dejar que entre la polilla, por eso apenas pasó el avión nosotros curamos por nuestra cuenta»
Rojas confesó ser «¡un radical de pura cepa!» pero lamentó que «los gobiernos se han tomado la política como si fuera un negocio, el gobierno se equivoca en muchas cosas, porque el productor ya no puede más, el gobierno tiene que pensar que de la tierra sale la comida y el dinero para pagarle a los maestros, a los médicos, a los políticos». Y consultado sobre el desempeño del actual gobierno provincial en materia de política agropecuaria afirmó «acá nos encargamos de tirarnos tierra entre nosotros, los gobiernos deshacen lo que está bien hecho, para hacer lo que ellos quieren hacer, y de esa forma, están matando la gallina de los huevos de oro»
Al respecto la diputada lavallina Carina Segovia, que como mencionamos no acompañó este proyecto con su voto, expresó en su cuenta de la red social Facebook: «estamos dispuestos a acompañar al Poder Ejecutivo Provincial en el reclamo al Gobierno Nacional … pero de ningún modo vamos a acompañar una ley que genere un costo más para nuestros productores». Por otra parte, su par radical, Jorge López, que votó en sintonía con la propuesta oficialista, expresó, en un medio provincial, que «a nadie le gusta imponer gastos a un sector que no la está pasando bien, pero sin esto puede ser peor para toda la cadena».
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