Mientras los y las concejales juraban para asumir por un período de 4 años, más de uno de los funcionarios que se encontraban en la Casa de la Cultura hacía una introspección por el lugar que se le asignará en la próxima gestión de Roberto Righi.

Si hay algo que parece molestar a Righi es que en los alrededores, es decir en los mentideros políticos (en los cafés y los bares de Lavalle) se hable de cambio dentro del gabinete. El intendente prefiere hablar de reestructuración, porque avizora enojos de los que podrían quedar afuera. Esta es la pregunta que parece recorrer los pasillos del municipio, y en las distintas áreas de gobierno.

Sin embargo, la pregunta es ¿por qué debiera quedar alguien afuera? En peores circunstancias Righi tuvo actitudes reparadoras con gente que le hizo internas en algún momento, y hoy ocupa cargos importantes en el gabinete. Juan Jaime y Susana Fernández, desde distintos lugares, atestiguan ese hecho.

Por otra parte, los que lo conocen saben que el actual intendente es poco proclive a aumentar estructura en puestos jerárquicos, no porque no se pueda pagar a una persona en un cargo de esa naturaleza, sino porque implica armar una estructura alrededor de ella que de mínima implica personal y expedientes. Esto supone una erogación alta para un municipio que apenas recibe el 0,7% de la coparticipación provincial. Por eso fue bastante paradojal, cuando Righi aceptó a principios de año, en un acuerdo con el kirchnerismo lavallino agrandar esa misma estructura (se habilitó una oficina de defensa del consumidor y otra de agricultura familiar). La jugada fue clara, cerrar la grieta interna le permitió al peronismo ganar todas las elecciones en el 2019 con diferencias de 25 puntos.

Pero la historia empuja, dice un escritor mendocino, al hablar de otro gran escritor, Haroldo Conti; y nuevos paradigmas aparecen en el horizonte. La sociedad lavallina demanda nuevas perspectivas y miradas. Righi lo sabe y parece entender eso, ya que no por casualidad ha sobrevivido a cuanta crisis externa o interna se haya desarrollado. Por eso, todo el tiempo ahora, habla de innovación. Pero entonces, ¿cómo hablar de innovación con los mismos personajes que lo han acompañado desde hace tanto tiempo? Más bien con ellos aparecen las mismas fórmulas. En ese sentido, pareciera que para Righi es difícil hablar de estos temas con sus compañeros de años, porque sabe que debieran haber cambios y no cosméticos, y porque algunos de esos compañeros no parecen darse cuenta que debieran dar un paso al costado.

Por eso la decisión se hace difícil y parece estar bajo siete llaves.

Lo que sí está claro en este mar de incertidumbre, es que mientras Righi deshoja la margarita pensando en resolver la ecuación sin dejar a nadie en el camino, cinco nuevos concejales asumieron en el departamento.