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28 de julio de 2020

Cueros lavallinos en los grandes escenarios de Latinoamérica

  •   Por Juan Burba
           

Martín Parra es músico y luthier. Nos cuenta que le costó “ponerse el sombrero de luthier” porque originalmente la palabra -y el oficio- estaba vinculado a quienes fabrican instrumentos de cuerda. Pero Martín es luthier de instrumentos de percusión. Finalmente la charla con amigos lo hicieron entender que lleva adelante ese oficio, “si no, ¿qué sos? me decían los amigos”.

Es nacido en Chile, criado en Rivadavia, tiene su taller y vive en Las Heras desde hace 10 años. Hijo de padre chileno -músico- y de madre mendocina -cantora-, Martín vivió la música de chico. Y también algunas artes del oficio: “lo veía a mi viejo cambiar parches de bombos” y confesaba que “siempre me gustó mucho el trabajo manual”. Está casado con Débora hace una década, y dice tener dos hijos: “el Lihuen Lautaro, de 9 años, que anda correteando por acá, y el bombo compacto”.

Un bombo chatito

El “compacto” es el verdadero protagonista de esta historia. Es un bombo legüero que no tiene cuerpo, es decir no posee su caja de resonancia. Es una rareza que tiene una enorme utilidad para músicos y músicas que hacen giras y actúan en escenarios, ya que el compacto ocupa poco lugar y es liviano. “Es un pequeño bombo muy chatito, que tiene el típico parche de un bombo legüero” nos explica Martín sobre su creación. “En el fondo es una adaptación del legüero tradicional, pero en una versión compacta” lo describe sencillamente. “Surgió motivado por la necesidad de viajar, y no siempre los músicos viajamos en las mejores condiciones, a veces viajamos con poco espacio, entonces tenemos la necesidad de llevar el sonido del legüero en un espacio mas reducido” explicaba.

Foto: Débora Candito

Martín se inspiró en experiencias similares de otros países, donde se hicieron intentos semejantes con sus instrumentos folclóricos de percusión, “como el caso de las congas (de raíces africanas, popularizado en Cuba) o en Brasil los zurdos, en versiones compactas”. “En la búsqueda, si bien está inspirado en el bombo legüero, de alguna manera me ayudó mucho entender que, tal vez, estaba naciendo un nuevo instrumento”. Tal es así que que COMPACTO y Martín Parra Luthier son marcas registradas.

La explicación técnica de por qué el compacto suena como un legüero es relativamente sencilla, y Martín Parra lo ilustra así “el sonido en los instrumentos de percusión lo produce el parche (el cuero), y la caja (el cuerpo de madera) le da el volumen, pero como antiguamente no había amplificación se buscaba tener cajas grandes, con las guitarras pasaba lo mismo”. Así que el bombo legüero compacto está pensado para escenarios donde se amplifique con micrófonos. Pero Martín confesaba: “al no tener caja, pierde el volumen, pero también pierde parte de su timbre (el sonido característico)” y surge ahí el desafío: “hicimos un montón de pruebas, hasta que conseguimos un timbre que sonara a un bombo legüero” y “hicimos entonces mucho laburo, de cómo trabajar el parche, cómo procesar el cuero, estuvimos indagando mucho”.

Sacando (a escena) el cuero

En este momento de la historia entra en escena uno de los principales componentes de este particular instrumento: “el cuero es lo que le da el sonido característico al legüero” explicaba Parra. Para la confección del compacto este luthier utiliza cuero de cabras. Cuando comenzó este camino, que ya lleva una década, Martín conseguía cueros desde diferentes lugares: “algunas veces, amigos me traían cueros de Lavalle, también de Malargüe, pero Lavalle siempre estuvo muy presente”. Luego, “cuando se empezó a masificar el trabajo empecé a buscar cuero por todas las provincias y otras provincias también, porque no se consiguen tan sencillamente”.

Foto: Maira García

Y en esta parte de la historia entran a tallar familias productoras muy protagonistas de nuestro departamento: “hasta que di con las familias campesinas de la UST (Unión de Trabajadores y Trabajadoras Rurales Sin Tierra), a través de una conocida, así que se generó ese vínculo”. Esto ocurrió en el 2016.

Verónica Pascual, integrante de la UST, es una de las personas que tiene el trabajo de coordinar la entrega de cueros entre las familias del secano de nuestro departamento y este luthier. “Hace algunos años nos organizamos para vender los cueros a la curtiembre Curtidores Unidos, pero comenzaron a tener algunos problemas económicos y dejaron de comprar los cueros”. Curtidores Unidos es una empresa recuperada por sus trabajadores, que en los últimos años tuvo muchas dificultades para sostenerse, “ojalá pronto se puedan recuperar” decía la militante de la UST.

Una de la cosas que estuvo buena de ese proceso, es que nuestras compañeras y compañeros aprendieron los cuidados sobre los cueros, para que sirvieran para ser procesados” rescataba Pascual. Así las familias saben cómo cortarlos, acondicionarlos y almacenarlos para que los cueros de sus animales lleguen en buenas condiciones a quienes los utilizan.

En otras oportunidades el cuero quizás se perdería, pero esto genera un hecho artístico, entonces, a partir de allí me traen los cueros que producen las familias puesteras y así cierra de una manera muy bonita el ciclo” expresaba Martín Parra, y rescataba que “este contacto me permitió tener la facilidad de contar con un material diverso, y ahí es donde uno empieza a probar”. Consultado sobre qué tipo de cuero de cabra es mejor para su trabajo, y el compacto, expuso que “da muy buen resultado un cuero de un animal adulto, de tamaño grande, por el espesor y la dureza del cuero” y relativizó: “pero uno va descubriendo”. “Por ejemplo los cueros del sur (Malargüe) suelen tener pelo más largo y en menor cantidad, en cambio los que vienen de Lavalle tienen pelo más corto y bien tupido, por lo que son óptimos” explicaba.

De la mano campesina a la mano del percusionista

Así, el invento de Martín Parra comenzó a hacerse conocido en el ambiente de la música, llegando a manos de grandes artistas. Le preguntamos como se fue dando: “hay una banda chilena que yo admiro de niño, con las que me despertaba mi papá, que son los Inti Illimani, una banda de música popular latinoamericana reconocida en todo el mundo, y los contacté una de las veces que vinieron a tocar a Mendoza”. Allí les pudo mostrar sus trabajo y Efren Viera, el percusionista de la banda “se lo llevó puesto, y desde ese día el legüero compacto toca con los Inti Illimani”.

Con Peteco Carabajal

Entre los músicos y bandas de folclore y música popular que incorporaron el bomno legüero compacto de Martín Parra se encuentran: Soledad Pastorutti, Abel Pinto, Raly Barronuevo, Peteco Carabajal o Aca Seca Trío. A través de “la Sole” le llegó al colombiano Carlos Vives que lo adoptó inmediatamente. El compacto también fue incorporado por bandas de rock como Vanthra (actual formación de Fernando Ruiz Díaz, ex Catupecu Machu), Eruca Sativa, Los Tipitos o Fabiana Cantilo. También los mexicanos de Café Tacuba.

 

Pero más allá de los rimbombantes nombres de marquesina de algunos artistas que incorporaron el compacto a sus sets de percusión Martín Parra resalta agradecido: “siempre hacemos referencia a los artistas más masivamente reconocidos, pero los primeros que apostaron al compacto son lo músicos de Mendoza, los más cercanos a los que se animaron a probarlo, también los primeros que lo compraron y ayudaron que que crezca”. Martín nos expresó con vehemencia que nunca se olvida de esto y que es muy importante para él.

Sobre el trabajo campesino que llega a los grandes escenarios

El total de los elementos que usa este luthier para construir su bombo compacto es trabajado por él de manera artesanal: la madera, los herrajes y el cuero. Pero además, de estos elementos, el único que viene de otra fuente de trabajo artesanal es el cuero de nuestras cabras. En ese sentido quisimos saber la opinión de Martín sobre el trabajo de nuestras familias campesinas. “Son un eslabón fundamental del trabajo campesino de Mendoza, es un sector importantísimo” expresó, y profundizó de una manera muy afectuosa: “nuestra gente cría su animales de una forma muy especial, también con mucho cariño y con mucho respeto, me parece un laburo tremendo que ojalá nunca se pierda, estoy súper agradecido con su trabajo y con sus cuidados”.

Al respecto del trabajo de Martín y sus famosos compactos, consultamos a Carlos Morales, productor caprino de San Antonio, en Lagunas del Rosario, integrante de la UST, y uno de los que prepara los cueros de sus cabras para el luthier. Carlos expresó que “es excelente que Martín tenga presente de dónde salen los cueros, ojalá que siga trabajando con los bombos, es una propuesta muy interesante”. Sobre los cueros como producto Carlos nos contó que prácticamente no se puede vender y se pierden: “acá es muy poca la salida que tienen los cueros” y rescató el canal de comercialización que brindan los compactos: “ojalá que a él le siga yendo bien, porque así nosotros y nostras también podemos vender nuestra producción”.

Sus animales terminan girando por distintos lugares del mundo que son insospechados, incluso para mí” cerró en la charla con nosotros y nosotras, este luthier que hace de nexo entre las familias campesinas de nuestro departamento y grandes escenarios con grandes artistas.

Eruca Sativa

Fabiana Cantilo

Tipitos


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