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23 de diciembre de 2020

Mirá lo que piensan hacer con el aluminio en Lavalle

  •   Por El Despertador
           

Jorge Gisbert

Los estudios urbanos distinguen cinco rasgos básicos que toda ciudad sostenible debe cumplir para generar espacios más habitables: ser inclusiva, segura, resiliente, sostenible e inteligente. En este sentido es fundamental comprender como una interacción entre el sistema ambiental, social y económico actúan para lograr la meta mencionada. Podríamos sintetizar que
«una ciudad sustentable es una ciudad ambientalmente sostenible, socialmente justa y económicamente viable».

El pasado mes de noviembre se lanzó el «Concurso Nacional de Ciudades Sostenibles» desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS) y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) que convocó a docentes, investigadores, estudiantes, profesionales integrantes de organizaciones de la sociedad civil a aplicar sus conocimientos en el diseño de ideas innovadoras que promuevan el desarrollo de ciudades inclusivas, resilientes al cambio climático, que conserven su biodiversidad y que se proyecten como ciudades bajas en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Y cuyo objetivo era generar espacios de intercambio a través de construcción colectiva de ideas-proyecto que promuevan un desarrollo sostenible en torno a ejes temáticos específicos en las ciudades de Mar del Plata, Mendoza, Salta y Ushuaia.

De manera coordinada y articulada se presentó una propuesta, que terminó siendo premiada para la región metropolitana de Mendoza, y que incluía a distintos actores: la Municipalidad de Lavalle, Cooperativas de recuperadores Urbanos de Godoy Cruz y Las Heras, la Universidad Nacional de Cuyo y un pequeño emprendimiento metalúrgico asociativo.

Se trataba de elaborar «morsetos» de aluminio a partir de aluminio recuperado, y que permitiría achicar los costos en la ampliación del tendido de fibra óptica aérea en los distritos rurales del departamento de Lavalle. Para ello, se trabajaría de manera coordinada entre dos cooperativas de recuperadores urbanos del Gran Mendoza (COREME y Los Triunfadores), la empresa Municipal Lavallina de Internet «Interluz» y un emprendimiento metalúrgico (genuino y autónomo) que brinda el equipamiento técnico necesario para la fundición y elaboración de las piezas.

El aluminio recuperado procederá de las cooperativas de recuperadores ubicadas en los departamentos urbanos, densamente poblados y con mayor generación de residuos (Las Heras y Godoy Cruz) ya que la cantidad que se podría acopiar en el departamento de Lavalle sería insuficiente: por la escasa población y porque recién se está diseñando el nuevo sistema de recolección diferenciada de RSU.

En este sentido, existe un valor añadido a la propuesta que tiene que ver con el reciclaje y la revalorización de residuos que se obtendrán directamente de las cooperativas de recuperadores urbanos (evitando intermediarios), ahorro de recursos (naturales y económicos), y con un esquema de producción y venta regional, evitando transportes de larga distancia (que generan GEI) desde los nodos industriales del Área Metropolitana de Buenos Aires.

La inclusión social de las cooperativas de recuperadores urbanos de Mendoza, que mejorarán sus ingresos, la generación de empleo genuino y la reducción de costos en la ampliación de la infraestructura que brinda conectividad en las zonas rurales de Lavalle son los pilares sobre los que se sostiene la premiada propuesta.

La iniciativa surge de una doble problemática, por un lado los problemas económicos y ambientales en la gestión de los residuos sólidos urbanos que siguen creciendo como consecuencia de un modelo lineal de consumo-descarte insostenible, y por otro lado la falta de conectividad en muchos de los distritos del departamento de Lavalle.

Se puede decir que la situación general de la Provincia de Mendoza en cuanto a la gestión integral de los RSU es heterogénea, y se encuentra en un momento de transición, con múltiples iniciativas de diferente orden. Existen basurales a cielo abierto, vertederos controlados, plantas de separación (con niveles de uso mínimos o nulos), programas de separación (en origen o con puntos verdes) aislados, y recuperadores urbanos trabajando en forma independiente o en organizaciones.

Por todo esto deben buscarse alternativas reales que sean parte de este proceso de cambio, encaminando sus acciones a impulsar el ciclo de la economía circular: reducir, reutilizar y reciclar.

Falta de conectividad en zonas Rurales de Lavalle

El departamento de Lavalle cuenta con una superficie aproximada de 10.242 km2. De los 42.995 habitantes (según proyecciones DEIE para 2020). Este amplio territorio y su heterogénea distribución de población excluye a numerosas familias campesinas, de pequeños productores y pueblos originarios Huarpes, que alejadas de los aglomerados urbanos, se ven privadas del acceso a servicios básicos elementales: electricidad, salud, agua potable, educación, transporte, conectividad….

De acuerdo a información provista por el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones), en Mendoza, de cada 100 hogares, 60 no tienen acceso al servicio de internet fijo. En
tanto, la relación de la conectividad con el lugar donde se habita crece a toda velocidad.

Un estudio del Ministerio de Agricultura, hecho a través del programa Cambio Rural, señala que en zonas de campo no poseen internet (móvil ni fija) cerca del 90% de los habitantes. En pueblos de hasta 2.000 habitantes un tercio no posee ese servicio y menos del 15% accede a internet fijo. Esta es la realidad de muchas zonas del departamento lavallino.

En el actual contexto de pandemia resulta clave fortalecer los derechos esenciales de la comunicación para el ejercicio pleno de nuestros derechos constitucionales. Y en este sentido gran parte de las posibilidades de mantener dichos derechos pasan por disponer de acceso y conectividad a internet, a partir del despliegue de infraestructura y la prestación de servicios asequibles y de calidad. De manera que se pueda reducir las inequidades preexistentes entre sectores urbanos y rurales de la población, entre distintos grupos etarios o por razones de género.

Las inversiones públicas, como la red de fibra óptica de ARSAT, debe estar al servicio de los pueblos y no de las grandes empresas, para que así el Estado y las organizaciones sociales se conviertan en actores centrales del territorio para garantizar la última milla y poder acortar la brecha digital en poblaciones pequeñas y alejadas de los intereses de las empresas proveedoras de Internet. Ya que las grandes empresas y corporaciones no toman en cuenta a las pequeñas comunidades ni a las zonas geográficamente marginadas porque «no son negocio», por lo cual las iniciativas de creación y funcionamiento de redes comunitarias y/o estatales de acceso a Internet son fundamentales para lograr inclusión en un mundo que exige conectividad para acceder a información, servicios, educación, salud; lograr emprendimientos económicos y participar con opinión ciudadana en los debates públicos.

El Aluminio y su proceso de Reciclaje

El aluminio es el tercer elemento más abundante en la corteza terrestre y desde un punto de vista técnico y económico es un material sustentable ya que casi la totalidad de los productos de aluminio pueden ser reciclados repetidamente de una manera simple sin perder el metal su calidad y propiedades. Esta ventaja, sumada a nuevos canales de venta, puede incentivar la recolección de dicho material por parte de l@s recuperadores urbanos, ya que actualmente se concentran en el cartón y el plástico.

La utilización de metales reciclados ahorra energía, preserva los recursos naturales y evita la degradación ambiental por su disposición inadecuada (metal contaminante que persiste en el ambiente largos periodos de tiempo). Es por eso que el creciente uso del aluminio reciclado en diversas aplicaciones le da el reconocimiento de metal verde.

Casi la totalidad de los productos de aluminio pueden desde un punto de vista técnico (factibilidad) y económico (rentabilidad) ser reciclados repetidamente para producir
nuevos productos, sin perder el metal su calidad y propiedades.

El ahorro energético es el mayor incentivo en el reciclaje de aluminio ya que utiliza apenas el 5% del total de energía utilizada para producirla. Por esta razón es un material con una tasa muy alta de reciclabilidad. En Argentina aproximadamente el 90% del aluminio es reciclado y más del 75% del aluminio extraído en los últimos 100 años, sigue presente gracias al reciclado.

Esperamos que propuestas como esta sean un empuje para poder concretar otras nuevas iniciativas en torno a economía circular y la mejor gestión de nuestros residuos en el departamento, que no sólo tiene grandes ventajas ambientales en términos de mitigación del cambio climático sino que también representan nuevos paradigmas de desarrollo social e inclusivo.

 

 

 


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