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El diario del Oasis Norte de Mendoza

La región hace escuela

24 de mayo de 2021

Lalo siempre estará presente

  •   Por Alfredo Garcia
           

En estos días nos ha tocado despedir a Abelardo Cerezo, hecho que lamentamos todos quienes lo conocimos en Lavalle. Pero sin dudas, Lalo ha dejado una marca especial, en general para la comunidad y particular para la militancia peronista.
Junto a su compañera de vida- Nieves “Chicha” Lucero- siempre estuvieron dispuestos a apoyar iniciativas por el bien del departamento. Lavallinos de corazón, compañeros de militancia, a la vez que amigos de todo el pueblo, sin distingos de ideologías partidarias o religiosas. Así se constituyeron en conocidos y queribles Abelardo “Lalo” Cerezo y Nieves “Chicha” Lucero. Por el afecto que me unió siempre a ellos, me atrevo a dejar parte del diálogo que mantuve con él hace casi 4 años.

Nacido el 19 de setiembre de 1940 en San Juan, fue presentado en el Registro Civil de Caucete. Hijo de Hermelinda Torres y Vicente Cerezo, tiempo después llegó a Mendoza, resultado del peregrinar de su padre, quien trabajaba en el Ferrocarril (entonces empresa inglesa). Estos traslados eran habituales en el sistema de transporte ferroviario con el fin de cubrir un puesto en otro pueblo.

Desde chico se sintió atraído por la doctrina de Juan Domingo Perón, cuando este ya se encontraba en plena actividad política. Evocó que “el país vivía instancias económicas difíciles, por lo tanto lo era también para nuestra familia, en especial tras el fallecimiento de mi padre en 1950…”. “… simultáneamente- rememoró-, con la llegada de Perón al gobierno, eran palpables las acciones de justicia social y eso nos permitía vivir otra realidad”. En su adolescencia, Lalo ya contaba con la dura experiencia de padecer dificultades. “Por eso- contó- yo me las ingeniaba para acercarme a la unidad básica más cercana, donde podía escuchar y conocer sobre este principio doctrinario”.
“Residía en Luján de Cuyo- dijo-, cuando a los 19 años fui tentado para conocer Lavalle, por invitación de algunos amigos. Así comenzó el encanto por este lugar, el que fui frecuentando cada vez más”.

“En 1960 surgió la posibilidad de comenzar a trabajar en el entonces Centro de Salud N°39, en el inmueble ubicado en San Martín y Remedios de Escalada”. Más adelante pasó a ser Hospital Dr. Domingo F. Sícoli. “Reconozco – expresó-que tuve la suerte de que este fuera mi lugar de trabajo. Primero lo hice en tareas administrativas, pasando luego a chofer, cargo que mantuve hasta jubilarme a los 68 años”.

Desde su arribo al departamento, Lalo pudo ver cuando los cableados públicos con electricidad comenzaban a ser novedad. Por eso, también tiene presente cuando aún en dicho centro asistencial, se utilizaban para alumbrar, las populares lámparas Petromax a querosén.

“Eran pocos los edificios públicos, entre ellos la antigua municipalidad situada en la esquina de Belgrano y Las Heras; la Policía de Mendoza, en Belgrano y San Martín y la escuela Juan Galo Lavalle, en Beltrán esquina Sarmiento. En tanto, en el espacio que hoy ocupa la comuna aparecía un amplio baldío, usado habitualmente de cancha de fútbol.”
Y evocó cuando “se realizó el asfaltado de la Ruta 34 hasta Costa de Araujo; y más adelante a Gustavo André”, remarcando que “este último tramo era de muy difícil acceso cuando llovía o había algún fuerte temporal”.

Detalló que “… al hospital ingresé para realizar tareas administrativas. Y como era mejor un sueldo de chofer, pedí pasar a esa función. Esto me permitió vivir la tarea de salud desde otro ángulo, incluso transitando difíciles caminos para prestar auxilio a personas enfermas o a parturientas. En ocasiones se contaba con el aporte de familiares o vecinos que, en carretelas o algún tractor, acercaban a estas personas hasta puntos más accesibles. Después de un temporal también era casi imposible transitar en la zona Norte, incluida la ruta nacional 40. En ocasiones, para llegar a ésta, debíamos volver hasta El Bermejo para salir al viejo carril a San Juan. En el relato especificó también lo difícil que era llegar a otros puntos del secano, como San José, Lagunas del Rosario o San Miguel de los Sauces. Buscar a un enfermo o una mujer próxima a parto era toda una aventura y cortar clavo hasta tener al paciente en el vehículo”, admitió.
Conserva en el recuerdo las instancias difíciles superadas “.. en las ambulancias que teníamos entonces: una Ford Courier o una Land Rover. Todo esto se hizo más fácil con la construcción de la Ruta Nacional 142 (Altas Cumbres), la que ha facilitado el acceso a muchos lugares”.

Tampoco pudo obviar el placer personal “..de haber trabajado con un director de tanta jerarquía como el doctor Domingo Sícoli”.

Durante el diálogo siempre estuvo presente su pensamiento y sentir justicialista, convicción que forjó desde chico. Todo en un contexto en el que además, sintió la caída de Perón y los años de proscripción. Pero asimismo, la satisfacción del reencuentro cuando en 1958 el justicialismo trabajó en las elecciones partidarias junto a la UCRI; el retorno de Perón a país en los 70´ y a la presidencia en 1973.

El justicialismo de Lavalle lo ha tenido como un activo protagonista siendo parte de las sucesivas campañas electorales, desde aquellas instancias difíciles. En ese plano recuerda el trabajo “..codo a codo con otros luchadores de este principio político, entre los que han estado César Rumbo, Jacinto Zeballos, Teófilo Humberto “ Chino” Guzmán, Pedro Nahir Montenegro, Rolando Castro y Agustín Plana”.

A ello se suma su protagonismo gremial en el ámbito de la Salud, desempeñándose como delegado departamental de ATSA entre 1962 y 1980; mientras que el plano institucional fue protagonista en reconocidas entidades locales, como el Sportivo Lavalle en una etapa en la que se promocionó ampliamente el boxeo; y en el Centro de Jubilados Marcelo Motta, donde fue tesorero.


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