Con una participación cercana al 76 % del padrón, el justicialismo se impuso en Lavalle con el 47%, es decir 10.202 votos, mientras que el radicalismo obtuvo el 31% con 6.870 votos. La tercera fuerza se la quedó el partido Verde con el 6,33%, es decir 1.370 votos. Los datos se corresponden con el 99% de los votos escrutados.
De esta manera, el justicialismo obtuvo 3 bancas en el Concejo Deliberante, mientras que el radicalismo obtuvo 2.
Resultados similares a las PASO
Com dijimos en un artículo anterior, el Frente de Todos obtuvo 200 votos más que en las PASO de setiembre, y no los 1000 o 1500 que se esperaban, cuando sacó10.002 votos. Por otra parte, Cambia Mendoza sumó 700 votos más que en las PASO, cuando obtuvo 6.166 votos, lo que supuso un 2% más que en las PASO, un número significativo si se tiene en cuenta lo mal que está el radicalismo en Lavalle.
Aunque se presumía que podría votar más gente en estas elecciones no se observó una afluencia significativa, ya que en la anterior votaron 24.137 personas, mientras que en esta lo hicieron 24.548 personas.
Acusaciones cruzadas y 2023
San Martín fue motivo de una fuerte disputa que entre otras cosas, mostró la peor cara de una elección. Reparto de mercadería a cambio de votos, tanto en la ciudad por parte del radicalismo, como en Palmira por parte de Compromiso Federal. Lo que quedó claro de esa elección es que en el vecino departamento las cosas no solo están que arden sino que muestran a las claras, todo lo que está dispuesto a hacer el radicalismo para mantenerse en el poder. Esto lleva a ponderar lo que se viene en materia electoral de cara al 2023, y el papel de la dirigencia peronista, que asiste asombrada a una derrota histórica sin entender los reales motivos de la misma. Mientras eso suceda, no hay salida.
Una nueva camada
Está claro, que una nueva camada de dirigentes provinciales del peronismo está haciendo escuela. Para que no se mal entienda, aprendiendo y enseñando. Righi Destéfanis y Aveiro, son los que han salido indemnes de esta contienda, también el intendente de La Paz, Fernando Ubieta, aunque con un perfil mucho más bajo, pero la pregunta del millón es ¿querrían jugar en primera? ¿O solo son muy buenos administradores de la cosa pública en sus departamentos?
Tal vez lo complejo de tomar decisiones de ese tipo esté relacionado a que comandan distritos rurales, con otra lógica, los que los pondría en una situación incómoda tener que dar batalla en Mendoza. Claro, que como son pocos los y las dirigentes peronistas que salieron bien parados de esta elección, no debería costar tanto posicionarse como dirigentes provinciales. Para ello deberán disputarle a Anabel Fernández Sagasti, el liderazgo que hoy nadie se atreve a negarle.
Sin embargo, mucho antes, antes incluso que pensar en disputas internas, todos los dirigentes peronistas y no peronistas, de todos los sectores que hoy han tenido y no han tenido o se han sentido afuera o excluidos del Frente, pero que se identifican con él, deberán tener un espacio para reflexionar los términos culturales y políticos de la derrota, para evitar caer en enormes contradicciones como las que se expresaron en estos últimos tiempos, más allá de las PASO y en estas elecciones. Tal vez de ahí se perfilen los mejores candidatos para las próximas elecciones teniendo en cuenta que aprender a escuchar es el mejor comienzo de todo buen programa político.
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