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Arte y Parte

28 de febrero de 2022

Lavalle: artistas preocupados por el cobro de un canon en la Casa de la Cultura

  •   Por Jorge Abalo
           

Cerca de veinte artistas de Lavalle se quejaron de una situación que se está dando en la Casa de la Cultura y tiene que ver con un canon que se está cobrando a los artistas por el uso de la sala.

Una situación complicada

Es evidente que la situación que atravesó la Cultura durante la pandemia fue extremadamente delicada, debido entre otras cosas, a la falta de actividades artísticas, que por cuestiones obvias no se pudo realizar. Casi dos años esperando los artistas de Lavalle y del país, por la posibilidad de generar espacios que pudieran contenerlos, mientras algunos o algunas se las ingeniaban para realizar trabajos por streamming que les permitiera sobrevivir a la situación que les había generado la pandemia. El acompañamiento del Estado Nacional fue fundamental para sostener esta área, mediante becas o subsidios, que permitieron que muchos artistas de Lavalle no se convirtieran en indigentes.

La cultura acéfala

En ese interregno, la Cultura en el departamento sumó un problema: la acefalía en el cargo, durante casi dos años, y una especie de piloto automático en esa área, durante ese tiempo. Sin embargo, nadie esperaba que una serie de irregularidades se dieran en esa repartición, que llevaron a tomar una decisión que hacía falta desde hacía tiempo: nombrar a una persona nueva en la dirección de Cultura.

El aire fresco que se necesitaba

La intención de generar aire fresco en el Área de Cultura se hacía impostergable. Y así se hizo. Natalia Tomelín, una persona sumamente capaz y emprendedora que entiende perfectamente lo que es autogestionar, venía con un aditamento especial, estaba fuera de ese microclima artístico que se genera y que a veces es insoportablemente ególatra. También aparecía como alguien ajena a las internas partidarias, y por ende a las intrigas de ese tipo.

En esas condiciones, llevar adelante dicha área era todo un desafío.

Por eso, una de las medidas tal vez más celebradas, fue la de abrir el juego a todos los propietarios de sonidos, para que no fueran los de siempre, los que hicieran esos trabajos. Precisamente, algunas de las irregularidades previamente, tenían que ver con el manejo discrecional de aquello que hizo saltar la estructura organizacional de Cultura durante la pandemia, que había generado una estructura paralela, para «hacer negocios personales» de algunos.

Sin embargo, algunas alertas comenzaron a saltar en este tiempo, que son llamados de atención para tomar nota de algunas situaciones que se han dado, y que sería imperioso tener en cuenta.

Un canon simbólico, oneroso o ridículo

Durante un par de obras y funciones que se desarrollaron en la Casa de la Cultura, se les exigió a los artistas que desarrollaron allí sus espectáculos un canon de aproximadamente$6.000 para llevar a cabo el mismo. Esto que parece en principio una nimiedad, terminó siendo un motivo de queja de varios artistas que hablaron con El Despertador.

Con un aforo de 50 personas en la casa de la Cultura, es decir que hasta cincuenta personas pueden entrar por la pandemia, si una entrada costara $300 y la sala se llenara, el canon casi equivaldría a la mitad del dinero recaudado. Si la entrada costara $500, el canon equivaldría al 20% del total, sin contar Aadi Capif. El reclamo entonces, en boca de algunos de ellos fue, que «luego de dos años de pandemia utilizar la Casa de la Cultura, con el mínimo aforo y un canon es una evidente falta de respeto a los artistas de Lavalle que pretenden autogestionar eventos para el departamento». Sin embargo, la crítica va más allá, toda vez que la Dirección de Cultura no les cobrará a los y las artistas que trabajen en la Casa». Es decir, establece dos tipos de artistas, el que trabaja en la Casa puede hacer espectáculos gratuitos, mientras que el que no lo hace, debe pagar un canon extra».

Tal vez la intención de la Dirección de Cultura tenga que ver con la necesidad de que toda una estructura de gente puede estar al servicio de personas que hacen eventos para «4 o 5 personas», que a veces es lo que genera una actividad, pero no pareciera ser la solución para un espectáculo artístico en momento como estos. En todo caso, podría pensarse, un porcentaje de la entrada para quienes lleven adelante la técnica de la función, obra, concierto o evento.

Otra de las cuestiones podría ser la revisión del aforo, para que más gente pueda entrar en la Casa de la Cultura.

Hablando de empatía

En cualquier caso, los y las artistas también se quejaron de la poca empatía de las autoridades de la Casa, debido al trato dispensado hacia algunos que generan espectáculos independientes, y a la falta de participación y acompañamiento de las autoridades en dichos eventos.

¿El dueño de los expedientes?

Otra de las cuestiones de la que se quejaron los artistas consultados tiene que ver con el tiempo que se demoran los expedientes ¿Los expedientes pueden tardar 3, 4 o 5 meses para ser cobrados? ¿No es demasiada precarización?

¿Cómo pensar la cultura en Lavalle?

Los tiempos que corren en el mundo nos dicen que la creatividad propias de las artes, pasan hoy en día por la diversidad de propuestas, no por la palabra diversidad, sino por el significado concreto que ésta representa.

«Clausurar» la Casa a las producciones independientes, que dependen de cada centavo para sobrevivir es la evidencia más clara de lo poco que se entiende esto y de la necesidad de juntarse para acercar y compartir miradas.

Pensar que las artes y la cultura deben ser municipalizadas y que por fuera de eso no hay nada, es un absurdo. El área debería acompañar como nadie a las expresiones artísticas independientes que deseen ser acompañadas.

Constreñir los espacios a los microclimas que se generan y que actúan en forma paralela para obtener prebendas propias es un mal augurio.

En la búsqueda de la revolución cultural

No todo está perdido en Lavalle. Todo lo contrario, hay mucho por hacer en materia cultural, y si hay intenciones, esta gestión tal vez pueda darle un giro a la mirada. Un giro, que debe incluir una mirada de los propios artistas sobre el asunto en cuestión. ¿Cuál es?
Pensar a la cultura como un espacio diverso, de encuentro de contraculturas, de acercamiento de culturas, y de aparición de nuevas subculturas.

Pensar a la cultura desde lo federal. ¿El único lugar para llevar una obra de teatro o un concierto, o cualquier evento es la Casa de la Cultura?, ¿no hay otros espacios que merezcan ser reivindicados? ¿Las bibliotecas populares que espacio ocupan? ¿Y los clubes de barrio? ¿Y las plazas distritales? ¿Y las escuelas? ¿Y los CIC? ¿Y los museos? Eso sin mencionar los espacios privados o cooperativos.

Lavalle tiene una diversidad de expresiones culturales y espacios que es necesario valorar.

El área de Cultura tiene gente fenomenal que le está poniendo el «pecho a las balas», y la nueva dirección tiene la virtud de ser lo nuevo y de darle aire fresco a la gestión cultural que lo necesitaba.

Comprender la diversidad es un desafío enorme. Apostar por ello, es un desafío mayor.

Ojalá se pueda. De la conducción cultural depende.

De la conducción política también.


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