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18 de julio de 2022

Manuel Corominola: “Quise luchar contra las mentiras en nuestra historia”

  •   Por El Despertador
           

Por Carlos Almenara

Prestigiado como periodista, Manuel Corominola ostenta también mérito y reconocimiento como literato. Sus novelas sorprenden al lector con información histórica veraz desconocida o escasamente conocida y con una trama dinámica que sostiene la tensión. Hablamos, claro, del género novela histórica, que Corominola inició hace unos años con “El misterio de las manos”. El misterio… aborda el enigma de la mutilación de las manos del cadáver de Perón en el marco de un laberinto de logias masónicas. La recursividad de misterios y secretos condimentan el descubrimiento de una semiología y símbolos de pertenencia que pueden encontrarse en la arquitectura que cruzas en una esquina de tu ciudad.

Ahora presenta “El extraño caso de la señorita del Pasaje Sotomayor. Y el primer genocidio argentino”. Aquí, al igual que en su anterior novela, descubrimos elementos desconocidos de la geografía urbana mendocina, que son de interés para cualquier lector. Una de las continuidades de ambas novelas es la fluidez con que el autor pasa de escenarios globales o nacionales a locales, de su Mendoza, sin perder generalidad ni interés. Corominola encuentra la articulación para abordar hechos históricos relevantes para lectores de prácticamente cualquier lugar con descripciones de su terruño pero que, de ningún modo, aparecen como provincialismo o “folclorismo” sino como elementos pertinentes a la trama.

En diálogo con el programa radial Temprano para Imposibles, que se emite por La Mosquitera, contó de qué se trata la nueva novela.

Temprano para Imposibles: Bienvenido Manuel Corominola. Manuel es un destacado periodista. Debió exiliarse por su profesión durante la dictadura. Más recientemente se ha destacado como literato.

Manuel Corominola: Es un gusto estar acá. Veo un micrófono de radio y me dan ganas de decir: -“A micrófono abierto” (nombre del programa radial que condujo en LV 10).

 

TpI: Manuel tiene una importante producción como escritor. Conocemos la novela “El misterio de las manos”, una obra fantástica. Está presentando “El extraño caso de la señorita del pasaje Sotomayor. Y el primer genocidio argentino”. Gran libro, Manuel. ¿Es un libro de historia, también?

 

M.C.: En realidad es una novela histórica. Lo que me llevó a escribirla es la mentira. La cantidad de mentiras y ocultamientos que tiene nuestra historia, concretamente la historia de Mendoza. Las cosas que se nos han ocultado, que se han tergiversado. Un pésimo revisionismo histórico, fue parcial e intencionado pero no se revisó, en realidad, la historia oficial, que es la historia publicada.

 

TpI: Entre las cosas impactantes que contás en la novela está el dramático terremoto de 1861.

 

M.C.: Del terremoto del ‘61 no se conoce nada. Lo único que queda es el testimonio de las Ruinas de la Iglesia de San Francisco, pero nada más. Cómo fue, qué significó. Fueron 29 días de movimientos permanentes. 29 días temblando. Con movimientos sísmicos superiores al inicial. Fue verdaderamente espantoso. Cambió la historia de Mendoza. No sólo la ubicación geográfica sino también muchas otras cosas.

 

TpI: Seguimos con las preguntas porque tenemos muchas para hacer. Tengo una idea de qué calle actual podría ser el Pasaje Sotomayor…

 

M.C.: El Pasaje Sotomayor era, como el Pasaje Bulnes, un lugar exclusivo, para los vecinos acomodados. Le decían pasaje porque no podían pasar los carros. Allí vivían las familias más encumbradas de la sociedad mendocina. Estaba, más o menos, por lo que he podido averiguar entre lo que es hoy Peatonal y Rivadavia.

 

TpI: La novela reúne todo este racconto histórico con una historia de amor. Y decís desde el mismo título del libro “y el primer genocidio argentino”. ¿Por qué?

 

M.C.: 200.000 personas. No sé si alcanzamos a dimensionar esa cifra. 200.000 personas pertenecientes a distintas etnias fueron asesinadas en la Argentina como parte de un plan sistemático para eliminar a quienes ocupaban las tierras que querían para ellos. Los pueblos originarios. Eso se ha ocultado. No nos entra en la cabeza que se pueda haber asesinado a 200.000 personas para quedarse con sus bienes. Eso es lo que denuncio en esta novela histórica.

 

Por ejemplo, la historia cuenta, hay documentación, que alrededor de 10.000 indígenas fueron trasladados a Buenos Aires. No se dice que fueron trasladados a pie, que los llevaron caminando, no se dice que de los 10.000 sólo llegaron 600, y no cuentan que, como no tenían logística para trasladar tal cantidad de personas, les obligaron a practicar el canibalismo. Eso hicimos los argentinos. Y está oculto.

 

El primer genocidio argentino es uno de los genocidios más grandes conocidos en el mundo. 

 

Abundan las mentiras. Por ejemplo, las dos campañas al desierto del General Roca, ¿si era un desierto, por qué una campaña militar? Ocurre que no era un desierto, estaba habitado desde hace 10.000 años. El modo para apoderarse de esas tierras, que son, precisamente, la Pampa Húmeda, fue un plan elaborado por el liberalismo imperante en ese momento. En 24 años, 4 presidentes, se hicieron cómplices de ese plan macabro. Eso no se enseña.

Otra cosa que no se enseña es que Mendoza tuvo un gobernador que se llamó General José Félix Aldao. No hay una plaza, no hay una calle, no hay una referencia. Lo borraron de la historia. Resulta que Aldao fue un sacerdote dominico que decidió unirse a las huestes de San Martín. Para eso pidió permiso para dejar de usar el hábito pero nunca renunció al sacerdocio. Acompañó a San Martín, pasó de asistente hasta general. Volvió a Mendoza y fue gobernador. No era liberal, era un gran crítico del liberalismo internacional. Como crítico del liberalismo, siendo gobernador, dispuso que los liberales eran locos, locos por las cosas inconcebibles que promovían en ese momento. Como todos los locos, podían salir únicamente acompañados de otra persona, cuerda. Ese hecho le costó el anonimato, no digo de por vida, de por muerte, incluso hasta el día de hoy. Recién hace dos años, en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura se incorporó el cuadro de él, que ni siquiera estaba.

 

Otra cosa que tampoco se cuenta. Se dice que los indios eran terribles asesinos y que raptaban a las mujeres y se las llevaban cautivas, las violaban y martirizaban. Esa es la versión que nos llega. Ocurre que los pueblos originarios de esta zona, tal vez por su alimentación, la mayoría de sus mujeres cuando tenían el bebé no tenían leche. Gran cantidad de niños, muchísimos niños, morían entre el primero y el quinto día de nacidos porque no podían comer, porque sus mamás no tenían leche. Entonces, ¿cuál fue la solución, brutal, que encontraron para evitar la desaparición? Fue robarse una blanca, generalmente la embarazaban dejándola atada para que la embarazara el que quisiera, generalmente adolescentes. Una vez que quedaba embarazada era tratada como una reina. Tenía su bebé, amamantaba su bebé e inmediatamente le pasaban otro y otro y otro. Así durante cuatro años amamantaba. O sea, una cautiva amamantaba, en cuatro años alrededor de treinta bebés. Es decir, les salvaba la vida. Eso no se cuenta ni se dice.

 

Como no se cuenta ni se dice que Sarmiento, presidente argentino, firmó un decreto ofreciendo mil patacones fuertes por la cabeza de José Hernández. Eso no te lo cuenta nadie. Que Sarmiento ofreció recompensa para que mataran a uno de los máximos exponentes de la literatura argentina.

 

TpI: Volviendo al traslado que contás de 10.000 indígenas desde Neuquén a Capital Federal, encadenados, pero que llegaron 600 a Buenos Aires. ¿Qué pasó con los que llegaron?

 

M.C.: La mayoría de los hombres fueron mandados a la Isla Martín García, donde el promedio de vida no pasaba el año y medio, máximo dos años. A picar piedras. Todas las piedras, de los empedrados de calles, de la ciudad de Rosario fueron llevadas de la isla Martín García. Y las mujeres eran, ni siquiera vendidas, regaladas, a las familias que las quisieran para trabajos múltiples.

 

TpI: Aquellos liberales, eran liberales esclavistas…

 

M.C.: Por supuesto, como en Estados Unidos. Sí, eran esclavistas. Fijate, el primer genocidio argentino comienza con Bartolomé Mitre, que gobernó desde 1862 hasta 1868, luego le siguió el masón Domingo Faustino Sarmiento de 1868 a 1874, después Nicolás Avellaneda de 1874 a 1880 y Julio Argentino Roca de 1880 a 1886. En esos 24 años se asesinaron en Argentina más de 200.000 personas pertenecientes a distintas comunidades y pueblos indígenas. Mapuches, pampas, tehuelches, ranqueles y otras veinte etnias.

 

Esta matanza contradice totalmente, por ejemplo, el hecho de que el acta de declaración de la independencia fue redactada en castellano, aymará y quechua, precisamente en reconocimiento de los pueblos originarios. La filosofía liberal borró la voluntad de los primeros próceres de la independencia.

 

TpI: En la novela describís que detrás del genocidio hubo un negocio, el negocio de la tierra. ¿Cómo fue?

 

M.C.: En la novela hasta doy los nombres. Los nombres y los centenares de hectáreas que recibieron.  Eso fue un mega operativo inmobiliario, donde incluso se ofrecían las tierras argentinas en los mercados de París.  En general las principales familias “patricias” se quedaron con esas tierras. Asesinaron, eliminaron, directamente a quienes las habitaban. Que no eran propietarios, porque esto no ha sido aclarado. En realidad, hubo un problema cultural. Los indígenas, no sólo aquí, sino en todo Latinoamérica, pensaban que la tierra no podía tener dueños. No tiene dueño el aire, no tiene dueño el sol ni el viento, la tierra tampoco puede tener dueño. Cuando les decían “yo soy dueño de esta parcela” se mataban de risa, decían “no puede ser”. Es como se me dijeras “yo soy dueño de este bloque de aire”. No, la tierra es de todos y todos tenían la obligación de protegerla.

 

Quiero aclarar una cosa, sur de Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe, sur de San Luis, sur de Mendoza, hacia el sur, jamás fue conquistado por nadie. Es decir, los españoles nunca conquistaron esas tierras. Nunca fueron españolas. No pasaron a la futura Argentina con la independencia porque eran de quienes la habitaban. Muchos pueblos eran itinerantes, nómades.

 

TpI: Manuel, contaste el negociado con las tierras en relación a los pueblos originarios pero en la novela también hacés mención a los gauchos. En muchos casos aquerenciados en un territorio, de bastante tiempo, en términos de los instrumentos jurídicos actuales, habrían adquirido la usucapión, a quienes el ejército también destrozaba. Mandaba a los hombres “a la frontera”, a la mujer a la ciudad a emplearse en alguna familia y se quedaban con la tierra.

 

M.C.: En general no había demasiada diferencia entre gauchos y pueblos originarios. Sarmiento odiaba a los gauchos, del mismo modo que odiaba a los pueblos originarios. Curiosamente los liberales eliminaron al gauchaje y después, con mucho cinismo político y moral, reivindican tradiciones gauchescas, se disfrazan de gauchos. José Hernández hizo la denuncia pública de lo que se estaba haciendo con los gauchos en el Martín Fierro, por eso se la tenían jurada.

 

TpI: Hemos abordado solo un puñado de las cosas con que se encontrará el lector en tu novela. Estoy pensando en varios amigos que no pueden dejar de leerla. Por ejemplo hablás del gobernador Rufino Ortega.

 

M.C.: Rufino Ortega fue un esclavista. Hizo su fortuna vendiendo indígenas. Vendió para la zafra y otras tareas gran cantidad de huarpes. Con el agravante que lo hacían separando la familia. Los hombres por un lado, las mujeres por otro y los niños por otro. Sobre todo para que no se reprodujeran. Hay un fenómeno muy evidente que manifiesta el genocidio. Si vamos a Bolivia y más al norte se ve una presencia masiva de pueblos originarios. ¿Por qué nosotros parecemos europeos? Por aquel genocidio, porque los eliminamos.

 

El libro se consigue en www.tintalibre.com.ar, [email protected], 54-3513581899, también las librerías pueden realizar el pedido.

 

Entrevista completa:

 

https://archive.org/details/entrevista-a-manuel-corominola-080722

 

 

 


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