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3 de noviembre de 2022

El peronismo lavallino dividido en dos, podría reeditar un viejo anacronismo

  •   Por Jorge Abalo
           

Alguien decía que una misma historia se repite dos veces, la primera se presenta como tragedia, la segunda como farsa.

A la tragedia de la partida del Carlitos Masoero que sumió a Lavalle en una transición política sin precedentes en esos años de democracia, le siguió un período de mucha estabilidad política durante dos décadas. Luego de ese tiempo, y en el marco de otra transición, la situación se parece más a una farsa descrita en ese famoso libro El Dieciocho Brumario, que a la gran tragedia griega.

En Lavalle, dos listas (por ahora)

Hasta ahora, dos listas se presentarán para dirimir quién será la conducción del PJ lavallino a partir del año entrante. Esto no sería un drama nacional, sino fuera por un motivo un tanto anacrónico; que los candidatos a presidirlo son nada más y nada menos, que el actual intendente Roberto Righi y el antiguo intendente Sebastián Brizuela.

Para dirigentes de ambos espacios, “esta confrontación es un sin sentido” y apuestan a la buena voluntad de cada uno de los lados para resolverlo.

Al parecer, nadie quiere una interna, que en principio, no pareciera interesarle a nadie, salvo, por supuesto, a aquellos que podrían querer una confrontación, que permita medir fuerzas en forma anticipada a la interna real, que todo hace pensar, se dará inexorablemente el año que viene.

Por parte del righismo, enfocado en una vorágine de gestión, es casi de mal gusto, tener que distraerse en tales lides y poner toda la estructura pensando en la elección interna. Del otro lado, no todos, pero sí la mayoría de los dirigentes propician un acuerdo. Hasta hace poco, ese acuerdo parecía viable, incluso el righismo había cedido un congresal más para el Concejo Provincial, pero fue ahí que se cortó el acuerdo.

¿Qué pasó?

Luego de bajarse Stevanato, como uno de los candidatos a presidir el PJ mendocino, los jefes comunales, Félix y Righi, que habían propiciado esa candidatura decidieron no ser partícipes de la lista provincial que encabezaría Flor Destéfanis. Ante los reiterados pedidos de La Cámpora, de que Righi fuera en la blista, éste se negó a subirse, cediendo todos los lugares. Desde el righismo lo interpretaron como un acto de humildad, mientras que en el camporismo fue interpretado como una manera de vaciar la lista de diversidad.

Lo cierto es, que la lista provincial cerró sin candidatos lavallinos y eso supuso el quiebre del acuerdo departamental.

Por supuesto que las interpretaciones fueron disímiles entre las dos listas: el riguismo adujo que “era la primera vez que se plantaba una interna departamental, a pesar de haber cedido todos los lugares en la lista provincial, mientras que Proyecto Lavalle adujo que el motivo de la provincia era válido, por cuanto, la diversidad le daba un marco mayor de unidad, para que no apareciera como una “aparateada de La Cámpora, sino parte de un consenso mayor”.

Cómo sigue la ola

Para Proyecto Lavalle, si no está Righi, es completamente viable un acuerdo, sí aparece un dirigente de peso que acompañe. Este podría sumarse en las próximas horas o días, se barajan algunos nombres y otros se descartan. Uno de esos dirigentes, podría ser, alguien que tiene peso en la estructura interna del municipio, pero todavía está por verse. Quedan algunos días más para el aval definitivo y la novela tal vez cuente con un final feliz.

Aunque para la tribuna mediática y la afición política, sería mucho más interesante que hubiera una interna, cierto es que esta escaramuza se parece más a una farsa, que a una tragedia.

El tiempo dirá.


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