Cada año, para esta época, y con el altisonante marco de la Fiesta de la Vendimia, nos vemos en la situación de tener que publicar alguna nota respecto a la otra vendimia, la real (pero no de la realeza, si no de la realidad), la de los y las trabajadores. Obreros y obreras de viñas y bodegas que ganan un tercio de la canasta básica, familias contratistas a las que no les respetan los porcentajes o tienen una magra mensualidad, o pequeños productores que, tras granizo o helada, pierden gran parte de la producción, o cuando les va bien en los rindes, le va mal en los pagos. Que cada año, para esta época, pase lo mismo, indica que las cosas no cambian.

Según la escala salarial de los convenios vigentes, el trabajador vitivinícola que recién comienza (y trabaja en blanco, que no es lo más común) cobra menos de 55 mil pesos mensualmente, desde enero de este año. El que tiene una antigüedad de 30 años (insistimos, si están en blanco) puede llegar a los 70.000. Estos montos son en el bono, previo a los descuentos, el sueldo de bolsillo es inferior.

Para los temporarios, casi siempre en negro, en esta cosecha se estima que la ficha (cada tacho de 20 kilos cosechado) valdrá entre 100 y 140 pesos. Si traducimos ese precio a una mensualidad, siempre pensando que se puede trabajar todo el día, 20 días al mes, algunos cosechadores podrán llegar a ganar alrededor de 100.000 pesos y algo más con suerte. En un ritmo frenético. Quedándose sin trabajo al terminar la cosecha (hay que estirar la plata como chicle hasta la próxima changa). En todos los casos lo ingresos están por debajo de la canasta básica.

Según el INDEC, la Canasta Básica Total (comer, vestirse, transporte, educación y salud) es de 152 mil pesos (al 17/01/2023). Es decir que un trabajador de la viña gana 3 veces menos que la canasta básica. La línea de la indigencia en Argentina hoy es de alrededor de 65 mil pesos. No vale la pena seguir analizando números, la situación de los y las obreros rurales en general, y los de viña en particular, es clara…

A esto se suma que en los últimos años, los sindicatos que negocian las paritarias no representan a todo el arco de trabajadores y han surgido nuevas expresiones como la agrupación Trabajadores Vitivinícolas Autoconvocados y la asociación de de Contratistas PECUM.

Desde esas entidades se vienen realizando reclamos y movilizaciones en las calles. Tierra Campesina entrevistó a Carlos Díaz, obrero de bodega, integrante de Vitivinícolas Autoconvocados: «nuestra situación es angustiante, nuestro salario es de hambre» señaló en la charla radial.

El 1 de febrero de celebra el Día del Trabajador Vitivinícola, y se realiza cada año un feriado para ese sector. Este año se realizará al próximo lunes 30 de enero, y con ese motivo se convoca, desde ese sector independiente, a una concentración en el nudo vial (Acceso Este y Costanera) de la ciudad de Mendoza.

Con respecto a los reclamos de esa manifestación Díaz informó que «hace años que pedimos un salario igual a la canasta familiar, con lo que nos pagan, ¿cómo hace el compañero que alquila? ¿y el que tiene chicos en la escuela?, por eso el lunes tenemos que estar presentes todos los compañeros de viña y bodega».

Respecto a representación del Sindicato de Obreros Vitivinícolas (SOEVA) el trabajador expresó: «son la vanguardia de las empresas, no nos representan para nada, en algunos departamentos como Maipú queremos presentarnos a las elecciones, pero nos están poniendo muchas trabas».

En referencia a la «Fiesta de todos los mendocinos» Díaz agregó: «los medios de comunicación ‘oficiales’ están abocados a la famosa reina de la vendimia que no nos representa para nada» y respecto a las expectativas luego de la movilización del lunes señaló: «hemos pedido muchas veces, por nota, entrevistas con funcionarios de la provincia pero no nos atienden, estamos pensando hacer un paro por tiempo indeterminado».