Nacido y criado en Villa Tulumaya desde niño sintió una gran pasión por la naturaleza: “desde muy chico tuve el propósito de colaborar con el medio ambiente…veía que la humanidad tenía las herramientas para solucionar los problemas ambientales y de salud, pero no estaban siendo usadas, sino que quedaban en el laboratorio o en la bibliografía y demás.

Aproximadamente desde los siete años empecé a explorar el medio ambiente, en la adolescencia empecé a buscar herramientas y a mis dieciocho comencé a ver cómo funciona el mundo y me di cuenta de que una de las herramientas que puede transformarlo es la biotecnología”.

Con esa mirada encontró en la Universidad Nacional de San Luis la licenciatura en biotecnología y se mudó a tierras puntana en pos de su sueño.

Este campo no es nuevo, pero sí recientemente ha tenido un auge inmenso. Uriel, de forma simple, explica que la biotecnología estudia, por un lado, la vida en términos físicos considerando a cada organismo como “fábricas de algo y esos sistemas son perfectamente integrados para crecer, reproducirse y también convivir con otros organismos”.

Analiza desde un átomo hasta cómo funciona un ser vivo complejo como un animal o planta y cómo interactúan los distintos sistemas que los componen. “Y a todo ese conocimiento lo usa para crear tecnología basada en la vida…es el uso de sistemas biológicos para la creación de tecnología, productos y servicios que satisfagan una necesidad, resuelvan problemas tanto de la humanidad como del planeta”.

Así, aliado al cordobés Jeremías Conrero (25) hace unos pocos años fundó la empresa biotecnológica BioSpi.

Usar la vida para salvar vidas

Junto a distintos organismos científicos como la UNSAL, Universidad Nacional de Rosario, y CONICET entre otros BioSpi trabaja en la creación de una vacuna oral contra la bacteria Campylobacter jejuni que afecta a aves como pollos y es la principal causante de intoxicación alimentaria en humanos a nivel mundial, incluso más que la Salmonella llegando a ser mortal en niños pequeños.

Pero lo innovador es que la base de esta vacuna es una “plataforma de microalgas como la Spirulina (un súper alimento con numerosas propiedades nutricionales) generando un triple impacto: cortar con la transmisión entre los pollos y el humano, alimentar de forma eficiente a los animales y reducir el impacto ambiental generado por el dióxido de carbono”, afirman desde la empresa emergente.

Miralles explica que la biotecnología, al basarse en la vida misma para generar soluciones, tiene grandes ventajas por sobre la industria farmacológica tradicional que utiliza una síntesis química, “que se basa en moléculas externas a la vida, que no están en la naturaleza”, y que, si bien generan un beneficio inmediato, también suelen traer grandes daños colaterales.

Un ejemplo de esto sería la quimioterapia, donde “habría que identificar si se están matando las células cancerígenas o se están matando todas las células a la vez”, comenta.

En cambio, el campo en el que trabaja este lavallino no sólo no trae daños al organismo, sino que incluso mientras resuelve el problema suma otros beneficios a la vida y/o el ambiente.

Por ello el entrevistado explica que “hay mucho choque de interés” con la industria farmacéutica tradicional, aunque algunas están “mudando sus procesos a la biotecnología”, dijo Miralles.

De Argentina al mundo

BioSpi fue seleccionada por la Fundación iGEM, dependiente del prestigioso MIT estadounidense, como la mejor startup (empresa emergente) de Hispanoamérica y fue seleccionada para participar de la Grand Jamboree, la mayor feria mundial de innovación biotecnológica.

Este año se realizará los días 2, 3, 4 y 5 de noviembre en París, Francia. En este evento que contará con la presencia de Emanuel Macron, presidente francés, tendrán la posibilidad de exponer los quince mejores proyectos biotecnológicos de América, Asia y Europa, cinco por cada continente.

 

Estos serán evaluados por prestigiosos jurados de todo el mundo, quienes elegirán el proyecto ganador como la mejor startup biotecnológica del año con un premio de U$10.000.

Pero Uriel aclara que para él ya el premio es estar ahí: “los primeros tres días vamos a tener un stand donde podremos divulgar lo que hacemos en BioSpi a los inversores. Pero también para mostrarle al mundo que un joven desde Lavalle y desde Pozo del Molle, Córdoba, de donde es mi compañero, pudimos generar esta oportunidad y este desarrollo en proceso y que hay organizaciones argentinas que acompañan. Hay gobiernos que apoyan y mostrar el ecosistema de biotecnología que hay en Argentina para que el mundo lo conozca y se genere ese posicionamiento”.

El joven aclara que, si bien es importante tener la guía de especialistas internacionales como la que ya han tenido desde el MIT, su marca es nacional y se desarrollará desde este país “porque creemos en la innovación de Argentina, tiene muchas herramientas que nos pueden acompañar…queremos desarrollar tecnología argentina para el mundo” y junto a su colega sueñan con que esta nación lidere la biotecnología global.

“Nosotros somos dueños de nuestro propio futuro, el mensaje es que cada uno se ponga a pensar qué futuro quiere para la Argentina y después que se ponga a ver qué puede empezar a escribir de ese futuro”, afirma Uriel Miralles.

El lavallino dice que ha sido vital el aporte del gobierno argentino al crear la ley de biotecnología -recientemente modificada- ya que facilitó crear un ecosistema de organizaciones públicas y privadas que ha dado sus resultados: “hoy Argentina es el país que más startups biotecnológicas tiene de Latinoamérica y apunta a liderar el mundo. A eso nos enfocamos desde BioSpi, porque la economía del conocimiento también abre una puerta de sostenibilidad económica que el país necesita y ese futuro se escribe de la mano de los jóvenes con el apoyo de mayores…queremos demostrar que tanto mi compañero Jeremías como yo venimos de pueblos del interior, para que muchos jóvenes vean que aunque vivan en lugares que para muchos no son tan tenidos en cuenta, se puede salir adelante”.

ED: ¿Cómo ve en Lavalle esta apuesta al desarrollo de las capacidades técnicas y tecnológicas en los jóvenes?

UM: “A nivel Lavalle, sinceramente desde hace unos años mi vinculación es sólo familiar porque por razones de estudios tuve que mudarme a San Luis, entonces mi respuesta puede ser que no sea la más adecuada porque no estoy en las internas de lo que ocurre ahí.

Pero sí veo que hay necesidades a cubrir, que hay mucho talento joven en Lavalle y que Lavalle tiene el potencial de salir adelante, pero no se está aprovechando. No voy contra nadie acá, pero Lavalle es una zona productiva por qué no meter tecnología, no sólo biotecnología, sino incentivar toda la economía del conocimiento. Por qué no incentivar a los jóvenes no sólo desde el Estado, sino también desde los actores privados, pero el actor público tiene que tomar la iniciativa para convocar a todos los actores a sumarse para lograr un ‘Lavalle hacia el mundo’. Nosotros tenemos un grupo llamado Creators Lab y lo que hacemos en brindarles a organismos públicos y privados talleres para personas que deciden emprender y quieran impactar en el mundo.

Argentina necesita no sólo innovación, sino que eso que se crea se pueda aplicar y llegue a la mano de la gente para satisfacer sus necesidades teniendo en cuenta al planeta”.

Acompañando un sueño nacional

Si bien BioSpi ha sido seleccionada para representar a Latinoamérica en París, la realidad es que, como dice Uriel, “esto es hecho a pulmón” y requieren de apoyo económico para solventar los costos de traslado, los tickets al evento, su estadía en Francia y demás gastos operativos para poder representar al país ante el mundo.

Para ello, la empresa emergente tiene un sistema de sponsoreo para organizaciones que quieran apoyar, pero también el siguiente alias para particulares que quieran “dar una mano”: biospi.paris