Desde hace muchos años, e intensificado y amplificado en los últimos meses en función del año electoral, existe un debate en la agenda pública que tiene que ver con los llamados “planes sociales”.
Esta semana que pasó, luego de que asumiera Javier Milei la Presidencia de la Nación, su flamante Ministro de Economía Luis “Toto” Caputo (otrora funcionario del macrismo que nos endeudó a 100 años), en el marco de su batería de anuncios, hizo mención a los planes: “vamos a mantener los planes Potenciar Trabajo de acuerdo a lo establecido en el presupuesto del año 2023, y vamos, sobre todo, a fortalecer las políticas sociales que son recibidas directamente por quienes lo necesitan, esto es sin intermediarios”.
Si nos permiten, traducimos del anuncio. Caputo dijo que el monto mensual del Potenciar Trabajo no va a subir en todo el año que viene (actualmente está en algo más de 70 mil pesos) y que las organizaciones sociales no serán más quienes los regulen en los territorios.
La intención de la presente nota es adentrarnos en este mundo de “los planes” a nivel territorial en nuestro departamento, y por eso decidimos conversar con algunas de las organizaciones que hoy llevan adelante esta tarea. Pero antes vamos a hacer un pequeño recorrido histórico.
¿Qué son y qué historia tienen los planes sociales?
Nacidos a mediados de la década del 90, bajo la denominación Planes Trabajar tenían como objetivo “generar empleo transitorio para personas desocupadas, mediante actividades en su comunidad”. Luego de la crisis del 2001, se intensificaron como política pública y viró al nombre Jefes y Jefas de Hogar.
Durante casi una década mantuvo ese formato hasta que se desdobló y se dio dos posibilidades a los beneficiarios: pasarse al seguro de capacitación y empleo, que buscaba acompañar el tránsito de esas personas al mercado de trabajo y obtener un empleo, o la posibilidad de pasar al Plan Familias por la Inclusión Social, que estaba en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social.
Este último es el antecedente de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que se creó a partir de 2009 como un programa de transferencias de ingresos cuyo objetivo es “mejorar la calidad de vida y el acceso a la educación de niños, niñas y adolescentes”. Un tiempo después, a la AUH se le agregó la Asignación Universal por Embarazo que busca “disminuir la mortalidad infantil en menores de 1 año y a mejorar la calidad del proceso de embarazo, parto y puerperio de las mujeres”. De todas formas estos programas (AUH y AUE) no entrarían dentro de lo que se considera un “plan social”, ya que no existe una contraprestación.
El devenir de estos programas lo siguieron bautizando con distintas denominaciones, algunas específicas: Argentina Trabaja, Hacemos Futuro, Ellas Hacen, Jóvenes por más y mejor trabajo, Salario Social Complementario, y otros. Hasta su nombre actual: Potenciar Trabajo.
Es común escuchar en la verdulería, en la cola del colectivo o en la sobremesa familiar: “los que cobran planes sociales ganan un montón de plata sin trabajar” o “lo usan las organizaciones piqueteras para hacer marchas y los obligan a ir”.
En esta breve historia de los planes sociales, la gestión y el manejo de los mismos ha estado en distintas manos, para hacer cumplir y controlar la contraprestación, es decir las horas de trabajo por el cual se percibe la retribución económica. Municipalidades, pequeñas empresas, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales han sido garantes de la gestión y la organización de ese trabajo.
Sería necio negar que hay manejos poco prolijos de parte de algunas organizaciones sociales (o mejor dicho algunos referentes), y que a veces se usan como herramientas extorsivas ante quien sufre necesidades, pidiendo grandes sumas de dinero para no cumplir con las horas correspondientes u obligando a los beneficiarios a asistir a movilizaciones, sin realizar ningún tipo de trabajo como contraprestación. Pero este escriba quiere pensar (y puede asegurar) que esas situaciones no son la regla. El paradigma es que “la gente quiere laburar” y si la oportunidad la brinda un plan social, que sin duda no es lo más deseable, pero es bienvenido. Lo otro es morirse de hambre o vivir con mayor indignidad.
Acceso al agua, comercialización y comunicación comunitaria
La Unión Campesina y Territorial es una organización con presencia en varios puntos de la provincia, pero que desde sus inicios, hace más de 20 años, hace fuerte pie en Lavalle. En la actualidad tiene en el departamento unas 35 personas que cobran el Potenciar Trabajo, en las comunidades de Lagunas del Rosario, San José, El Cavadito, Jocolí y Villa Tulumaya.
Conversamos con Daniela Nievas, referente de esta organización y una de las encargadas de gestionar los “planes”. “Con los Potenciar sostenemos varios procesos que llevamos adelante en los territorios: la atención de 2 locales de venta de nuestros productos, el reparto y el armado de pedidos semanales, la radio con programas diarios y otras tareas vinculadas a la comunicación, la construcción de cisternas en la zona del secano y la construcción y mejoras de espacios comunitarios donde producimos y nos reunimos” explica la referenta campesina.
Los locales de venta a los que se refiere son los Almacén Posta Campesina, con sucursales en Tulumaya y Jocolí, donde se encuentran productos de la agricultura familiar de nuestro departamento y otras partes de la provincia y el país. Las mujeres que atienden estos locales, diariamente, son beneficiarias del Potenciar Trabajo. También lo son quienes realizan el armado de pedidos y el reparto de estos mismos productos, de manera semanal, y a lo largo y ancho del departamento, incluido el secano, donde llegan verduras, frutas y conservas de primera calidad a precios populares.
Algunas personas de la Unión Campesina invierten sus horas del Potenciar colaborando con la comunidad a través de servicios como “sacar turnos en ANSES, ayudar con trámites virtuales o conseguir turnos para la atención médica” explica Nievas.
La emisora a la que alude es Radio Tierra Campesina, una FM de alcance departamental (89.1 del dial) donde 6 de sus integrantes perciben el Potenciar Trabajo para realizar de manera diaria tareas periodísticas y de comunicación con una fuerte impronta local. La propia Daniela es una de estas periodistas populares y cumple sus horas de trabajo en la radio.
Finalmente, las personas dedicadas a la construcción han realizado más de 40 cisternas para el acopio de agua en diferentes puntos de nuestro departamento a través de un novedoso sistema de placas en el que han tenido que especializarse y capacitarse.
“La importancia de los salarios para las familias organizadas en la Unión Campesina y Territorial tiene que ver con el sostenimiento económico de cada familia, pero también con lo productivo… creemos muy importante que los potenciar estén bajo la órbita de las organizaciones para que colectivamente podamos verificar que las tareas se cumplan según se plantearon entre todos y todas” explica nuestra entrevistada.
Las diferentes tareas que cumplen quienes son beneficiarios de estos Potenciar Trabajo se definen de manera colectiva en las reuniones que la organización tiene de manera periódica, incluso con integrantes que no tienen los Potenciar, “porque nuestra organización es mucho más que los Potenciar, somos más de 100 familias organizadas que luchamos por nuestros derechos, y estamos de manera permanente evaluando colectivamente las tareas, creemos que espontáneamente, sin organización, estas tareas no se harían, y no se podría proyectar hacia más adelante, queremos no tener que depender más de los Potenciar, que vienen en estos momento a ser una ayuda fundamental, pero sabemos que es un parche del que tenemos dejar de depender para generar trabajo digno” asegura.
Merenderos y comedores, pero también emprendimientos textiles y panificados
Barrios de Pie es la pata territorial del partido político Libres del Sur. Tienen presencia en todo el territorio nacional, y en la provincia son parte de Cambia Mendoza. En las últimas elecciones departamentales lograron que una banca en el Concejo Deliberante quede en manos de esta organización social. Se trata de Carolina del Castillo.
Pero para conversar sobre el trabajo territorial y la tarea que desmpeñan con los Potenciar Trabajo hablamos con otras referentes “para que no se mezclen las cosas”.
Nuestro diálogo fue con Débora Arancibia y Silvana Coria, ambas referentes de Barrios de Pie, que viven en los barrios populares de nuestro departamento y que tienen el termómetro diario de lo que allí acontece.
“Aprovechamos los potenciar para tareas sociocomunitarias o socio productivas, y en muchos casos para la terminalidad de los estudios” nos explica Débora. En primer lugar se refiere a actividades que no generan ganancia pero que redundan en algún beneficio para la comunidad: “merenderos, comedores, pintar jardines y escuelas, actividades sociales de ayuda, ayudamos a nuestros propios compañeros o a gente que necesita, por ejemplo a levantar una pared o arreglar un techo” señalan. “Las actividades productivas son de microemprendimientos sustentables” aclara Silvana, que es responsable del Área de Economía Social de esta organización.
Trabajan en diversos rubros productivos: panificados, textil, rotisería, huertas autosustentables para los comedores. “Somos más de 1000 compañeros organizados en Lavalle, y sólo unas 100 personas con Potenciar Trabajo” informa Arancibia. Y explica que “apuntamos al trabajo genuino, pero no es tan simple, entonces, además de las horas que se cumplen por el Potenciar, se trabaja en negro, porque no alcanza”.
Coria manifiesta que “por ejemplo en la parte textil se trabaja reciclando, vendiendo esos productos y se aporta un pequeño porcentaje a la organización para armar nuevos kits de herramientas para que otras personas que quieran trabajar en ese rubro, incluso para compañeros que no están trabajando con el Potenciar, así generamos una cadena para que quienes no reciben este beneficio puedan tener algo … muchos de nuestros emprendimientos productivos no tienen Potenciar, y quienes sí lo tienen acompañan con capacitación, formación y asistencia, los que saben mucho de algo vienen y les enseñan a quienes quieren aprender, un caso es el de los bolsos materos y los almohadones con material reciclado”
Sobre lo que llaman sociocomunitarios explican que “funcionan 400 merenderos en todo el departamento, una vez a la semana, y a su vez 4 comedores”. Estos comedores y merenderos tienen garantizada la mercadería no perecedera a través de la Nación, pero lo fresco no, entonces cada grupo se organiza para poder juntar el dinero y comprar lo necesario. También llevan adelante, quienes se benefician cobrando “el plan”, actividades de apoyo escolar y prevención de la salud, a través de promotoras de salud.
Sobre los dichos que circulan respecto a que “son todos vagos que no quieren trabajar, Débora Arancibia refuta: “la gran mayoría de nuestros compañeros trabajan en la contraprestación, porque es indigno cobrar sin hacer nada” y continúa: “es importante romper el mito de que un porcentaje grande del presupuesto nacional va a planes sociales, es un presupuesto muy bajo, no son una parte importante, hoy cerca de 1.200.000 cobran Potenciar Trabajo a nivel nacional, además nadie puede vivir de ese plan, y menos ahora, creemos que no es una solución definitiva, si no una ayuda que permite solventar algunos gastos a las personas que lo cobran”.
Agroecología y autogestión
El Frente Popular Dario Santillán (FPDS) es una organización surgida a nivel nacional luego de la crisis del 2001. Lleva el nombre de uno de los referentes que perdió la vida a manos de la policía en una manifestación. Su trabajo más fuerte en la provincia de Mendoza se da en Lavalle. Tienen unos 300 integrantes que perciben el Potenciar Trabajo en nuestro departamento.
“Si bien con los Potenciar trabajo son como para arrancar el mes, estamos logrando que los compañeros se apropien de los espacios, y eso es lo más importante, ya que si las producciones dan su fruto, es para potenciar sus sueldos” explica Juan Fernández, referente productivo y representante ante la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (la UTEP).
De los 300 Potenciar mencionados, aproximadamente 260 son socioproductivos (actividades económicas) y 40 sociocomunitarios, desarrollados en merenderos, espacios de niñez, y sostiene a quienes gestionan y se encargan de la capacitación y la formación de los integrantes.
Respecto a lo productivo, quienes cumplen sus horas de los Potenciar, también generan un ingreso extra por la venta de los productos “pero en muchos casos las ventas alcanzan como para recuperar los gastos y volver a producir” explica Lorena Escobar, que tiene a cargo la parte de comercialización.
Estos referentes de “el Frente” nos cuentan que “muchos (de los Potenciar Trabajo) salieron durante la pandemia, y allí hubo actividades de capacitación, por ejemplo para promotoras de salud, y ahí se recibieron varias compañeras y cuando salieron algunos proyectos nos equipamos para que las promotoras puedan trabajar en postas sanitarias, donde se toma la presión, el azúcar, incluso tenemos estudiantes de enfermerías y técnicos de laboratorio”
Algunos de los grupos que perciben el potenciar se dedican al reciclado de botellas fabricando escobas. Otros se dedican a la tarea textil, también a la serigrafía (impresión de telas), o la fabricación de macetas. Producen plantas y humus de lombriz.
Tienen una impronta muy fuerte en la producción de verduras, incluso con una perspectiva agroecológica (sin el uso de pesticidas, en mayor equilibrio con el ambiente), “quienes van a hacer su trabajo en la chacra, cumplen sus horas, y tienen en extra de la venta de la producción, eso pasa en los socioproductivos en general” explican.
Toman sus decisiones de manera colectiva y tiene claro que, más allá de su condición de informalidad, son laburantes: “nos entendemos como trabajadores de la economía popular, por eso es importante esto que decíamos, que se apropien de su espacio productivo y que con su trabajo puedan generar un extra” señala Fernández.
A su vez con proyectos que la organización gestiona (a través de algunos integrantes que también tienen Potenciar) y los aportes que cada persona hace por mes, se compran insumos para que los emprendimientos productivos puedan trabajar: “las horas de tractor para la chacra salen de ahí”, explica Lorena. “El aporte es voluntario” aclara Juan, “porque está muy en claro que es para las propias unidades productivas, porque vuelve a la organización”.
También existen mecanismos internos solidarios: “hay acuerdos que se van haciendo en cada grupo, acuerdos que permiten que quienes no tengan el Potenciar trabajen y otros que sí lo tienen comparten la mitad o un porcentaje para que todos ganen algo” expresan.
En referencia a “los planeros” Juan Fernández explica la mirada del FPDS: “para nosotros como organización es muy importante el Potenciar Trabajo en nuestros territorios porque a través de este programa se le da contención a gente que quedó marginada o fuera del mercado laboral en los últimos años, que en su mayoría son mujeres”.
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