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El diario del Oasis Norte de Mendoza

La región hace escuela

3 de mayo de 2024

Lavalle: la pérdida de una docente que nos deja algunas reflexiones

  •   Por Juan Burba
           

Si bien la muerte de la docente parece haber sido inevitable, una vez más pone sobre el tapete del debate público el funcionamiento del sistema de salud en el secano lavallino.

El lunes pasado una maestra de la Escuela primaria albergue de San Miguel de los Sauces falleció mientras estaba trabajando. Se trata de Claudia Balmaceda, quien trabajaba en ese establecimiento desde hace más de 25 años. Claudia tenía 55 y desde hace un tiempo tenía tareas vinculadas a cuestiones administrativas: «ella cumplía el cargo de secretaria últimamente, era la que llevaba toda la parte administrativa, el menú para los chicos durante los ocho días que están, los inventarios de la escuela, de todo eso se encargaba ella, y era la secretaria de la directora» nos cuenta Lucía Zabala, celadora de la escuela. Claudia estaba destinada a esas tareas por un figura que se denomina «cambio de funciones» ya que tenía algunos problemas en sus cuerdas vocales para estar frente a sus estudiantes.

Al parecer Claudia falleció de un infarto masivo de manera instantánea: «ella llegó a las 4 de la tarde, porque nosotros estamos albergados de lunes a lunes, llega muy tranquila, aunque había dicho que se sentía un poco mal, pero no mal, como para no poder trabajar, sino que, cuando vos llegás con esas ganas de no trabajar, así se sentía» explica Lucía. Nos relata otra de sus compañeras que tenía un estado similar a una congestión. «No habrán pasado ni dos horas se pone a trabajar, saca su computadora» al parecer expresa una queja de malestar y «cuando ella se va a levantar cae al lado del piano».

La médica va a esa comunidad cada 15 días y en ese momento no estaba, ya que tenía licencia por enfermedad, y por lo general no se coloca un reemplazo. Es así que se movilizan los agentes sanitarios y las enfermeras de la zona, una de ellas estaba en Lagunitas, a 13 kilómetros, y llaman a la ambulancia para que vaya a asistir la situación. Intentan reanimar a Claudia y la trasladan hasta la sala, al parecer sin signos vitales.

La información oficial que el Área de Salud departamental nos hace llegar es la siguiente: «El día 22/04/22 a las 19:45 se recibe el pedido de asistencia desde la Escuela 4-804 al Centro de Salud 48 de San Miguel, debido a la descompensación de una docente, se acude al establecimiento donde se constata la ausencia de signos vitales de la paciente por lo cual se inicia las maniobras de RCP inmediatamente, se continúa con las asistencia en el Centro de Salud, con posterior arribo de la ambulancia, quien constata el fallecimiento de la paciente».

La ambulancia proveniente de Costa de Araujo llega 1 hora con 40 minutos más tarde, cerca de las 22 horas. «Esa ambulancia llega a la sala sin doctor, nada más llevaba un enfermero, que ya tenemos los enfermeros en la zona, tendría que haber sido de urgencia, está bien que ellos se comunican por teléfono, como quiera que sea, dan los partes por teléfono, pero no es como que lo vea un médico, aunque ya ella hubiese estado sin vida ya que fue inevitable, a mí, como yo vivo en la zona, me da miedo de vivir acá y no tener ese recurso» reflexiona la celadora Lucía Zabala.

El reclamo pone sobre el tapete una situación recurrente, más allá del caso puntual que parecía una fatalidad inevitable. Es la siguiente, planteada a modo de interrogante: ante cualquier accidente o situación de salud ¿un menor tiempo de asistencia y la presencia de un profesional en el lugar, puede cambiar el desenlace de una situación particular?

«Lo que nosotros también siempre pedimos es que haya en la zona una ambulancia, tenemos El Forzudo, El Retamo, Lagunitas, San Miguel, Arroyito, son distancias muy largas, más el estado de los caminos, así tener una ambulancia en la zona que en media hora puede estar, o en 15 minutos puede salvar una vida, pero así como estamos ahora, no sé qué va a pasar más adelante, tenemos un día una urgencia y no sé que puede pasar» manifestó preocupada la celadora.

La falta de médico en la ambulancia provocó otra situación: como no había un profesional que constatase el deceso, la ambulancia se retiró y se tuvo que esperar hasta las 3:30 de la mañana para que llegara Policía Científica y certificara el fallecimiento, y recién en ese momento pudieron llevarse el cuerpo.

«Una mujer ejemplar, amiga, hermana, una madre para los chicos, no te podés imaginar» fueron las palabras de Lucía para Claudia, su compañera de trabajo por más de 25 años. «Al otro día, el día martes en la mañana, recién le avisaron a los chicos, a los albergados, que ella ya se había ido al cielo, y no te podés imaginar cómo lloraban los niños, fue un dolor muy grande también para todos los papás que vinieron ese día».


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