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29 de mayo de 2024

Matías Leonardo Rumiz Donaire: Un infante de marina mendocino desplegado en las misiones de paz

  •   Por El Despertador
           

El Infante de Marina mendocino se encuentra al pie de la cadena montañosa del Himalaya como Observador y Asistente Militar en la Misión para el Mantenimiento de la Paz entre India y Pakistán (UNMOGIP).

En el Día Internacional del Personal de Misiones de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), realizamos un homenaje a todo el personal argentino que cumple funciones en diferentes países del mundo, presentando la significativa experiencia del Teniente de Navío IM Matías Leonardo Rumiz Donaire en Srinagar (Cachemira, India) desde noviembre del 2023.

Lejos de su hogar, representando a la Armada Argentina y al país en el extranjero, el militar argentino participa en la Misión para el Mantenimiento de la Paz entre India y Pakistán (UNMOGIP) que lleva un semestre de curso y de la cual restan otros 6 meses más. “Nuestra labor es observar que se cumplan los acuerdos de no agresión entre ambos países y, en caso contrario, informar al Consejo de Seguridad de la ONU”.

La UNMOGIP es la segunda Misión de Paz histórica de la ONU. Fue establecida en 1949 mediante la Resolución 39 y tiene por mandato la verificación de violaciones al “alto el fuego” en la frontera entre la República de la India y la República Islámica de Pakistán, en las regiones de Jammu y Cachemira.

En la zona de Jammu y Cachemira se emplaza una línea de contacto establecida hace muchos años, y donde se encuentran 3 puestos del lado indio y 6 del pakistaní.

Anteriormente a Srinagar, el Teniente de Navío Rumiz Donaire estuvo desplegado en Islamabad, capital de Pakistán, y hoy se encuentra en la ciudad capital de Cachemira en el norte de la India.

Además de observador, su tarea es la de asistir al Jefe de la Misión, quien es argentino y también Infante de Marina: el Contraalmirante IM Guillermo Ríos. Este último, desde septiembre del 2022, se convirtió en el primer militar argentino en ocupar el cargo de Jefe de Misión y, además, Jefe de Observadores Militares. Como Jefe de Misión, están subordinados a él militares y civiles que prestan apoyo a la misión; es quien mantiene comunicación directa con el Secretario General de la ONU.

El Teniente Rumiz Donaire, representa a uno de los 14 países -además de la India y Pakistán- con observadores militares en la UNMOGIP, lo que enriquece su vivencia. “Sin lugar a dudas esta experiencia es un desafío personal, familiar y profesional de gran magnitud. Esta misión con todas sus dificultades y desafíos, representa para mí una oportunidad única para crecer y desarrollarme en múltiples facetas de mi vida”, asegura.

Desde la preparación del despliegue, el oficial argentino comprendió la seriedad y complejidad de la tarea. “Cuando empecé a familiarizarme con los detalles y matices del conflicto, las clases de idioma fueron sólo una parte del proceso; el verdadero reto fue la preparación emocional y afectiva. Cada día significaba un nuevo aprendizaje, en habilidad y conocimiento para la misión, reafirmando mi compromiso y mi pasión por lo que hago, y destacando la importancia del apoyo incondicional de mis seres queridos”.

Como Casco Azul participó de otras misiones, en la República de Haití y Chipre; pero resalta las características de esta contienda que la hacen particular. “Es el único conflicto entre dos países con gran cantidad de habitantes y capacidad nuclear; donde el propulsor del enfrentamiento es la diferencia religiosa entre musulmanes e hindúes y sikhs”, apuntó.

En Srinagar su día comienza con la clásica revisión de agenda y comunicaciones, y a media mañana participa del Operational Briefing donde se evalúan: despliegue de medios, tareas, coordinaciones y dificultades; ya que el mismo terreno montañoso es sumamente desafiante.

“Mi principal labor es asistir al Jefe de Misión, proporcionándole la información necesaria y en el momento oportuno, para que pueda tomar las mejores decisiones posibles. Tarea que requiere un alto grado de precisión y responsabilidad”, manifiesta.

También realiza tareas administrativas relacionadas con la ONU, que implican una novedad para él. “Adaptarme a procedimientos y protocolos de una organización tan vasta y compleja ha requerido un esfuerzo constante y una gran disposición para aprender”.

La multifacética naturaleza de su trabajo implica de su parte, estar siempre atento y preparado para enfrentar un abanico de situaciones, desde la gestión de datos críticos y la elaboración de informes detallados, hasta la coordinación de actividades logísticas y el manejo de la correspondencia oficial.

“Cada tarea contribuye al éxito global de la misión”, destaca, “donde la interacción en un entorno multicultural, de enfoques y perspectivas de otros colegas de diversas partes del mundo, ha enriquecido mi experiencia y ha reforzado mi capacidad para trabajar en equipo”, concluyó sobre la misión el Infante de Marina de 36 años.
Un marino mendocino en Asia del sur

El Teniente argentino ingresó a la Escuela Naval Militar (ESNM) en el 2007. Su acercamiento con la Armada se produjo cuando era niño, durante un homenaje al Capitán de Fragata (PM) Pedro Edgardo Giachino. “Mi mamá me contó que se trataba del Primer Caído en Combate durante la Guerra de Malvinas, que se llamaba Giachino y era de Mendoza”.

Su niñez transcurrió también entre historias y anécdotas de sus abuelos, tíos y padre. Su abuelo materno Luigi era inmigrante italiano y había participado de la Segunda Guerra Mundial. “Al igual que su hermano mayor y su padre, quien lo hizo en la Primera Guerra Mundial y en la Segunda Invasión Italiana a Etiopía”.

Por parte de su familia materna vino además el interés por las armas de fuego y los cuchillos. “Siempre eran tema de conversación con mi abuelo Miguel, tíos y primos”. Mientras que su papá David, quien hizo el Servicio Militar Obligatorio, le contaba historias de lo que vivió en la milicia.

Con el correr del tiempo se interiorizó acerca de las Fuerzas Armadas y, más adelante, en Malvinas. “De a poco, se iba sembrando en mi interior la idea de servir a la Patria”.

Aunque estudió en la Escuela Técnica de la IV Brigada Aérea, y en su provincia natal el Ejército Argentino tiene una gran representación, optó por la Armada. “Tal vez porque en la Armada se ven representados el poder naval, aéreo y terrestre; o por los viajes que se vinculan a la profesión de mar, esas historias de travesía a través de los omnipotentes océanos; y por qué no, en sus historias de puertos; o tal vez también, por su accionar en Malvinas e inclusive la figura heroica del Capitán Giachino”, reflexiona.

Pero, su contacto real con la Armada fue a los 17 años, cuando un Oficial brindó una exposición a alumnos del último año de secundaria y los invitaron a la Delegación Naval, en calle San Martín. “Recuerdo que llegué a casa, le conté a mis padres, y enseguida fui con mi papá. Ese Oficial era Infante de Marina, y hasta a mi papá le dieron ganas de inscribirse aquel día”.

Luego se preparó para los exámenes, estudió mucho y rindió. “Hice amigos que hoy, más que amigos son hermanos. A partir del momento que ingresé mi pecho ya no era el mismo, estaba inflado de orgullo. Desde entonces, el honor de ser y pertenecer a la Armada siempre me acompaña”.

Su paso por la ESNM fue difícil. Con gran esfuerzo académico, físico y profesional, y con el apoyo incondicional de toda su familia, logró su objetivo de ser un Oficial de Infantería de Marina, que representaba todo lo que había anhelado desde chico.

“Con el tiempo, mis razones para ser Oficial del Escalafón Infantería de Marina y especializado en Infantería se profundizaron”. Pero a su vez encontró su amor por el mar, al navegar y realizar travesías largas, “experiencias únicas e inigualables que pude disfrutar en dos oportunidades a bordo de la fragata ARA ‘Libertad’, como alumno y como instructor”. También vivió la experiencia de volar en helicópteros desde un buque hasta tierra y embarcar en un buque para ejercitar una operación anfibia. “No hay nada que no me fascine y enamore de la Marina”, detalla.

“Mi carrera ha sido encantadora, aprendí a valorar las cosas importantes, la abnegación, la resiliencia, a tratar de mejorar, de ser humilde”, sostiene respecto a los años transitados.

La mayor parte de su carrera estuvo destinado en batallones de Infantería de Marina, siendo el Batallón de Infantería Nº 2 (BIM2) el de mayor permanencia. “He pasado momentos increíbles, felices, llenos de buenas anécdotas y otras tantas, de aprendizaje. Serví junto a personas que me enriquecieron, y creo que eso es lo más interesante de la profesión naval: la gente de mar. La Armada Argentina es mi familia, mi profesión, mi razón de ser y pasión”.

En Godoy Cruz se encuentran sus padres y su hermano Martín. Ellos aún viven en el Barrio Bancario donde nació Matías y asistió a la Escuela Avelino Maure e iba al club Cepeda. “Extraño los partidos de fútbol y vóley en la plaza del Bancario, y tomar una gaseosa en las 5 esquinas con amigos. También se extrañan los vecinos, la limpieza de las veredas, las acequias, los árboles que filtran el sol, la montaña que te hace sentir chiquito…”.

Recuerdos preciados de Mendoza y en familia: “Los domingos en la finca eran mágicos, y la promesa siempre cumplida de mi abuelo de llevarme a la cosecha. La comida de mis abuelas, la casa llena de aromas dulces que hacía mi mamá Miriam, quien es repostera. Los mates con mis padres son un recuerdo imborrable. Cada recuerdo es un tesoro que llevo conmigo”.

Hoy, lejos de su barrio y su querida Argentina, extraña a su señora y a “su hijo de cuatro patas”, que se encuentran en Bahía Blanca, al sur de Buenos Aires.
La Argentina en las Operaciones de Mantenimiento de Paz.

La República Argentina sostiene al multilateralismo como forma central de relacionamiento y acuerdos en el ámbito internacional, siendo la ONU y sus diversas agencias un componente central de este ordenamiento. En este marco de gobernanza global, nuestro país ha reiterado su compromiso con la paz y la resolución pacífica y diplomática de los conflictos a través de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMPs).

El Día Internacional del Personal de Misiones de Paz de la ONU se celebra el día de la fecha por la primera operación en 1948, cuando el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de observadores militares en Oriente Medio, el Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (ONUVT), a fin de vigilar el Acuerdo de Armisticio entre Israel y sus vecinos árabes. El día honra a militares y civiles que integran las Misiones de Paz y también, la memoria de los 4 mil caídos en servicio durante las operaciones.

Desde 1948, la ONU estableció 71 operaciones de paz en África, América, Asia, Europa y Medio Oriente, con más un millón de personas integrando las Fuerzas de Paz. En la actualidad, casi 90 mil militares, policías y civiles integran las 12 misiones de paz vigentes alrededor del mundo.

Incluida la UNMOGIP, las misiones en curso de la Armada Argentina son: la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), el Organismo de la ONU para la Vigilancia de la Tregua en Medio Oriente (UNTSO), la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), la Misión de Verificación de la ONU en Colombia (UNVMC) y la Misión Unidimensional Integrada de la ONU para la Estabilización en la República Centroafricana (MINUSCA). Y muchas otras misiones en las que ha participado a lo largo de la historia.

Las OMPs constituyen una verdadera política de Estado para Argentina, en la que el personal ha sido distinguido por su capacidad, profesionalismo, disciplina y empatía con las poblaciones civiles.


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