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2 de septiembre de 2024

Estafan a personas de Lavalle con el sueño de la casa propia

  •   Por El Despertador
           

Hace más de un mes atrás se daba a conocer una aparente estafa colectiva con casas prefabricadas. Los damnificados siguen sumándose y aportando pruebas de una aparente red delictiva.

La oficina de Defensa del Consumidor del municipio de Lavalle fue receptora de más de una decena de denuncias que hoy ya están en la justicia que libró una orden de captura para Víctor Coria.

Hasta la fecha hay unos doce denunciantes, pero se estima que las víctimas podrían ser más.
Desde El Despertador contactamos a algunas de ellas para que cuenten su historia a fin de seguir previniendo posibles estafas.

Casos testigo

Marcos Pizarro junto con su esposa fueron los primeros en accionar legalmente contra Víctor Coria y Marcos Sánchez.
«Vimos la publicidad en el Canal 9 y nos contactamos con esta gente por Facebook…Esas dos personas vinieron a mi casa con folletos, con contrato, todo como si fuera una empresa y nos explicaban…Fuimos a la empresa que está en Guaymallén, parece que al principio ellos trabajaron ahí y que robaron toda la información de ahí…Nosotros teníamos dudas, hasta que nos convencieron y firmamos contrato con Marcos Sánchez y Víctor Coria, yo vendí una camioneta, fuimos juntos a una escribana a firmar el 08…seguramente ha estado en complicidad (la escribana) con esta gente…»

El caso de Pizarro es uno de los más comprometidos, dado que con la entrega de ese vehículo canceló la totalidad de la vivienda que supuestamente le estaban vendiendo.
Valeria reside en Villa Tulumaya y también nos cuenta su historia que empezó hace unos dos años aproximadamente con esta supuesta sucursal de E&M.

Luego de haber visto publicidad y haber indagado sobre la empresa se acercó a la oficina que en ese entonces estaba en calle Dorrego de Lavalle. Allí la recibió una joven quien le explicó las generalidades del contrato y los productos.
«…Firmo el contrato donde dice cómo iba a ser la casa, de qué materiales…empiezo a ir a pagar las cuotas, la chica que en un principio me asesoró ya no trabajaba más, después me encontré con otra chica, después con otra, cada vez que iba veía una cara diferente…

Valeria fue informada por el mismo Víctor Coria cuando se mudaron a la oficina donde funciona la inmobiliaria La Maison, pero ella no iba regularmente, sino que transfería su cuota digitalmente y le enviaban el recibo donde se especificaba lo que había abonado.
«Un día…me acerco a la oficina y estaba cerrado. Le mando un mensaje al número de la inmobiliaria y me atiende una tal Nuria, que ella era la que aparentemente le alquilaba la oficina y que aparentemente el hombre (Coria) se había ido y había estafado a la gente.

Seguí insistiendo con esta mujer porque ella dijo que tenía acceso a todas las carpetas de las personas, donde estaba todo lo que pagábamos (documentación)…hasta que me di cuenta de que me vuelteaba mucho para darme la carpeta…

Después yo me comunico con E&M, porque esta era una sucursal oficial de la empresa…Les cuento mi situación y me dicen ‘Víctor hace un montón que no trabaja con nosotros’, bueno, le digo, tu trabajador nos estafó.

Me contestan que ‘vos has firmado un contrato trucho’ y me dieron a entender que desde un principio Víctor había planeado todo esto, pero a su vez, nunca me negaron que él había tenido contacto con ellos.
…No se hicieron cargo de nada, incluso yo les hablé con respeto…pero se lavaron las manos…»
Coria usaba como frase en Whatsapp «cumpliendo sueños», pero pareciera que los convertía en pesadillas, como es el caso de Marcelo Agüero, tal vez uno de los más tristes.
«Vino a mi domicilio este muchacho Víctor Coria a retirar un dinero y me dijo ‘mañana te espero por la oficina para hacer el papeleo’…resulta que al otro día ya se desapareció de la faz de la tierra…yo le pasé un millón de pesos a él».

A simple vista llama la atención por qué Marcelo entregó esa suma sin haber firmado algún documento. Pero existe una explicación y es lo que más duele: «yo le pasé el dinero confiadamente porque yo lo conozco desde hace muchos años y confié sumamente en él, lo conozco desde hace mucho a él y a su mujer. Nunca pensé que ya tenía ese plan macabro, que ya venía con esa mala intención».

Probablemente la presunta estafa a este vecino fue la última que realizó Coria antes de darse a la fuga, ya que esto ocurrió hace unos tres meses.

Coincide con el lapso en el que la corredora Nuria Ortiz, dueña de la inmobiliaria La Maison, empezó a recibir dinero de los «clientes» de Coria y su socio Marcos Sánchez dado que el primero supuestamente «estaba de viaje», según relatan otros damnificados.

Uno de ellos es Adrián Bravo, quien luego de firmar contrato con el hoy prófugo cuando estaba en las inmediaciones del Hotel Lavalle, empezó a concurrir cuando la supuesta sucursal de E&M se trasladó a la oficina de Ortiz.
«Primero supuestamente ella le alquilaba, después aparece Marcos Sánchez y Víctor me decía que me iba a atender Marcos, que era su socio…Ahí la empecé a notar rara porque siempre que le mandaba mensajes (a Coria) no estaba, no podía y me tenía a las vueltas.

Me dijo que no iba a estar por un tiempo, que se iba de viaje por razones de trabajo y ahí aparece Nuria, ya no estaba Marcos, estaba Nuria sola…Ella estaba recibiendo plata porque Víctor no estaba, que ella iba a llevar a cabo todos los papeles, ella recibía plata. Cuando yo fui me recibió 50 mil pesos, lo tengo firmado al recibo con el sello de ella y todo, después pasaron unos dos meses. Víctor no aparecía y primero Nuria me dijo que eran socios y después cuando se la empezó a ver más fiera como que se dio vuelta, lo denunció Nuria a Víctor…no sé si se lavó las manos, no sé».

Varias de las víctimas mencionan también a esta agente inmobiliaria de reconocida trayectoria en el Departamento y coinciden en mencionarla como una supuesta cómplice de Coria y Sánchez.

La versión de Nuria Ortiz

En el mes de julio de 2023 «yo les alquilo a estos chicos (los hoy denunciados) un privado en mi oficina…yo inclusive los contraté a ellos para una ampliación de mi casa y también me estafaron. Logré, después de pelearlos, que me hicieran un terraplén. Me pasaron un presupuesto por un millón y medio, yo les di un millón, para que la hicieran, sólo hicieron el terraplén.

En agosto les entrego el dinero, tengo los recibos, yo como estaban en la oficina nunca me imaginé que me iban a estafar…».

La corredora inmobiliaria explica que luego de eso, en un contexto de fuerte subida del dólar Víctor Coria y su socio le explican que estaba demorado el tema de su ampliación porque habían subido los costos, pero que se quedara tranquila porque ya habían comprado la totalidad de los materiales.
«Luego en febrero…Coria me dice ‘me voy a trabajar a Corrientes y con ese dinero voy a empezar a cubrir las construcciones que tengo que hacer, por favor a la gente que venga recibile el dinero de la cuota’…a todo esto él me dijo que yo era la única que le había cancelado la ampliación de la casa…Vinieron cuatro socios a los que yo les recibí el dinero, error mío por confiada, les hago el recibo y lo firmo con mi sello. En ese lapso recibí nada más $140.000 y tengo los comprobantes de que se lo transfería
a él reteniendo solamente el pago de la oficina.

Cuando empieza a venir gente a buscarme y veo que se complica todo le empiezo a decir y no me responde, yo tengo los mensajes donde yo también le digo ‘vos me dijiste que habías comprado los materiales de mi casa, decime dónde los compraste para que haga que los traigan a mi casa y busco la mano de obra por otro lado’, ahí es cuando me bloquea e inmediatamente le hago la denuncia por estafa…si yo tuviera algo que ver con él no lo habría denunciado, porque al investigarlo caería yo también…yo fui una estafada más».

Ortiz le facilitó a El Despertador el comprobante de la denuncia, teniendo el número D-43978/24 realizada virtualmente el 29/04/2024. Además, también brindó fotos de su contrato para la ampliación y los comprobantes de transferencias.

Con respecto a los dichos de la denunciante Valeria, quien mencionó que la corredora inmobiliaria la «vuelteaba» para darle la copia de su contrato con Coria y Sánchez, Nuria explica: «yo lo que hice fue sacar las carpetas donde estaban los contratos de los socios con la intención de contactarlos para que se los llevaran, porque él (Coria) nunca me devolvió la llave de la oficina y mi miedo era que viniera a llevárselos y no hubiese pruebas.

Yo lo que tengo es el duplicado, cada persona tiene el original. Yo le llamé, la esperé y me dijo tal día voy a buscarlo…ella no se acercó, después estuvimos hablando por mensaje donde ella me decía que iba a ir tal día y no iba, después vino sin avisarme y yo no estaba en la oficina…yo por razones familiares no estoy todo el tiempo ahí…estoy sola con mis hijos entonces no puedo estar permanentemente en la oficina…esta mujer me llamó cuando estaba en la puerta, yo le dije que no podía y que coordináramos para otro día, ella se enojó…»
«A cado uno de los que ha ido a mi oficina yo me he sentado con ellos y les he explicado la situación, hay gente que me ha creído, hay gente que no…pero yo estoy dispuesta a hablar con cada uno de ellos, yo sigo trabajando, no me voy a ir de Lavalle, mi oficina está abierta, no tengo nada que ocultar…» aseguró.

Por último, Ortiz agradeció la oportunidad de contar su versión a diferencia de otro medio que no se lo había permitido y dicha cobertura había afectado su trabajo y reputación.

A modo de reflexión

El Despertador consultó con el abogado Guillermo Guzzo, quien trabaja tanto derecho civil como penal y de derechos humanos.

Él comentó que las prefabricadas estarían en un «gris» en términos legales porque «no son un bien registrable como un vehículo o como una casa de ladrillo, pero a su vez son el medio por el cual se materializa un derecho básico, que es el derecho a la vivienda».

A su vez, opinó que en Mendoza casi no existen fabricantes de prefabricadas en sí, sino que la mayoría son comercializadores que compran el grueso de los productos y luego los venden.

El abogado coincidió con quienes investigamos para esta nota en que esto permite montar fácilmente el escenario para una estafa. Esto dado que pueden ensamblarse una o dos viviendas y dar la imagen de ser una fábrica, cuando lo cierto es que es algo relativamente sencillo de desmontar en caso de necesitar «huir» en caso de que la estafa «se complique».

Por otro lado, si bien es la justicia quien deberá determinar el grado de responsabilidad de E&M en el caso lavallino, cabe preguntarse cuál es el grado de control real que la marca tiene sobre las sucursales actuales y cómo están operando ahora para evitar otras situaciones delictivas semejantes.


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