El intendente Gonzalez fue uno de los ausentes de la foto peronista de la semana pasada, donde se encontraron Stevanato, Ubieta, Destéfanis, los hermanos Félix y Carlos Ciurca entre otros.

Esto muestra donde está parado el oficialismo lavallino, hoy enfrascado en la gestión, en la resolución de problemas de vieja data, en un desarrollo importante en el territorio y en un coqueteo explícito con el gobierno provincial.

Sin embargo, lo que más llamó la atención no fue la ausencia en ese convite, porque a decir verdad, tampoco fue Jaque, Andraos, Aveiro, Sagasti y tantos otros peronistas de la provincia. Mucho menos Roberto Righi, que por estos momentos anda construyendo su propio partido político.

Lo llamativo fue la ausencia de dirigentes peronistas en la fiesta de La Asunción. Desde la intendencia aseguran que los invitaron a todos y que ninguno fue, porque esperaban que el gobierno justicialista de Lavalle diera una definición por unos o por los otros. Nos referimos a los distintos grupos provinciales. Esto fue visto por las huestes edgardistas como una especie de chicana, en momentos en los cuales la situación social es más que complicada en el departamento y en la cual el municipio ha salido a dar la cara en el territorio para contener la pobreza y el desborde social.

Sin embargo, las confusiones son mayores, porque en la misma fiesta, la plana mayor del radicalismo estuvo presente con el gobernador a la cabeza, y la foto entre los dos, no sólo fue entre ellos, sino que involucró a Cornejo con varios funcionarios lavallinos. Ergo, foto con los radicales y ausencia de fotos con los peronistas. Para pensar…

Y hablando de fotos

Es que no se trata de fotos, porque Righi también tenía fotos con cada personaje que mama mía dijo un funcionario de esos a los que le gusta el mugrerío, como decía un veterano dirigente peronista lavallino. Y tiene razón. Pero el problema es dónde… y cómo. No es lo mismo una imagen en el despacho principal del intendente (habla de institucionalidad, respeto, articulación), que en una fiesta comiendo chivos. Ahí no hay institucionalidad, hay algo más. Hay afinidad, cercanía. Y hasta cierta devoción por parte de Edgardo en relación a su mirada sobre Alfredo Cornejo que quedó en evidencia en el video que hizo circular el propio gobierno provincial.

El intendente de Lavalle, que conoce como nadie el territorio departamental y el drama cotidiano de quienes padecen la pobreza y el desamparo, debiera tener claridad para saber que Milei y su principal socio Cornejo, no le han declarado la guerra a la pobreza, sino a los pobres. No le han declarado la guerra a las jubilaciones de privilegio, sino a los jubilados, y no se enfrentaron a la falta de trabajo, sino a los trabajadores. Y con todas esas medidas, están haciendo mucho más inseguro el lugar donde vivimos.

Hoy, es cierto, Edgardo no es responsable de la situación social que Lavalle y la Argentina atraviesa, pero en algún momento deberá hacerse cargo de las personas con las que elige juntarse, aunque fundamentalmente, de las políticas que éstas implementan, porque de lo contrario correrá el riesgo de llevarse puesto todo lo bueno construido hasta ahora en el departamento, del cual él también fue parte.