En el corazón del Barrio Belgrano, una obra realizada en 2023 por la gestión municipal anterior buscó transformar la fisonomía urbana y brindar mejoras concretas a sus habitantes. Se trata del nuevo bulevar, una intervención que incluyó la pavimentación de calles, la instalación de calefones solares y una estética más moderna para uno de los barrios con mayor crecimiento del departamento. Sin embargo, una falla en la planificación amenaza con convertir lo que debía ser una mejora en un riesgo cotidiano.
En plena calzada, sobre el flamante bulevar, sobresale un pilote de cemento que sostiene un transformador eléctrico. A simple vista, parece un detalle menor o un olvido técnico, pero para quienes transitan por la zona -especialmente en horas nocturnas- representa un verdadero peligro. Ya se han registrado al menos tres accidentes protagonizados por motos, bicicletas y vehículos que, al no advertir la presencia del obstáculo en plena vía, terminaron chocando con él. Por fortuna, hasta ahora no ha habido víctimas graves, pero los vecinos temen que sea solo cuestión de tiempo.
Uno de los testimonios más claros es el de Emanuel, un vecino que vive en las cercanías y que, hace unas semanas, protagonizó un accidente mientras cruzaba desde el Barrio Belgrano hacia el Barrio Tupac. «Iba despacio, por suerte, pero no vi el pilote hasta que ya era tarde. Fue una desgracia con suerte. El auto sufrió una rotura importante», relató. Su experiencia pone en evidencia lo que muchos advierten: el riesgo es real y la situación no puede seguir siendo ignorada.
La contradicción es evidente: por un lado, se invirtió en obras que apuntan a mejorar la calidad de vida y a incorporar criterios de sustentabilidad -como la instalación de calefones solares-, pero por otro, se descuidó un aspecto elemental de seguridad vial. La colocación del bulevar no contempló la reubicación o señalización adecuada de ese poste, que quedó literalmente en medio del camino.
«Está lindo, pero se olvidaron del pilote», resume con ironía otro vecino, mientras señala la estructura gris que interrumpe el paso y pasa casi desapercibida de noche, ya que la iluminación también resulta deficiente. La falta de señalización, pintura reflectiva o barreras protectoras convierte al pilote en una trampa.
La situación interpela directamente a quienes estuvieron a cargo de la obra. ¿Se pensó realmente en la seguridad de quienes transitan la zona? ¿Hubo un relevamiento técnico integral antes de comenzar los trabajos? ¿Existe algún plan para corregir el problema?
El caso del bulevar de Barrio Belgrano evidencia una vez más que las obras públicas no pueden limitarse a lo estético o a la urgencia política de mostrar avances. Deben ser planificadas con una mirada integral, pensando en los detalles que hacen a la seguridad y al bienestar real de la comunidad.
Vecinos y vecinas esperan ahora una respuesta concreta de las autoridades. Si bien la obra fue ejecutada durante la gestión anterior, la actual administración tiene hoy la responsabilidad de tomar cartas en el asunto y corregir este peligro latente.
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