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15 de marzo de 2018

“Fake News”: El lucrativo modo de difundir “basura”

  •   Por El Despertador
           

Por Jorge Gisbert

Las noticias falsas (“Fake News”) son un grave problema causado por las grandes plataformas tecnológicas y su ilimitada ansia de negocio sin ningún tipo de consideración.

 

 

 

Utilizar noticias falsas para manipular al público es una práctica milenaria, pero esta nueva forma de “desinformar”, que llamamos “fake news” es mucho mas poderosa por su velocidad, potencia y bajo costo de producción. Las “fake news” son una especie de cáncer de la web que nacen como consecuencia de los modelos de negocios de Google y Facebook.

Podríamos definir “fake news” como información falsa que busca manipular a la audiencia sin importar su propósito. Por eso podemos decir que las “fake news” no son un invento de la era digital. Desde los emperadores romanos a los grandes populistas del siglo XX, todos abusaron de las audiencias engañándolas con mentiras.

Lo que cambió fue la plataforma. Hasta que se creó la web, el acceso a audiencias masivas estaba monopolizado por quienes concentraban el poder político o los dueños de diarios, radios y canales de TV. Internet permitió el acceso prácticamente ilimitado a la información y le dio a quien lo quisiera una plataforma para comunicarse. Esto supuso un arma de doble filo; ya que mientras por un lado se ampliaba la diversidad de miradas y se le restaba hegemonía a los medios convencionales (en manos de los intereses políticos y económicos de turno), por otro lado la llegada de las redes sociales multiplicó el alcance de los internautas exponencialmente, e hizo desaparecer ese control de la información que, en gran parte, era de los medios.

La web acepta a todos, ya que el espacio es infinito y apenas existen restricciones. En ese mundo virtual, Google y Facebook logran captar a gran parte de esa audiencia global generando ganancias multimillonarias con contenidos de otros. Es ahí donde el ciberespacio digital controlado por Google y Facebook, y fomentado por la rápida adaptación a este entorno de medios tradicionales, le abrió las puertas a las “fake news”.

El negocio es muy jugoso, y funciona de la siguiente manera. Individuos que crean paginas web o fan pages (perfiles comunitarios de Facebook) para generar noticias falsas. Estas noticias falsas muchas veces logran “viralizarse” (amplia difusión y generación de posteos de alta interacción) haciendo que cientos de miles de usuarios acaben siendo redirigidos a la pagina web creada para inventar noticias. Es ahí, donde los ingresos por publicidad (directamente proporcional al número de visitas de la pagina web) se disparan, pudiendo llegar a generar fácilmente montos de US$10.000 por mes.

Esta situación se agrava si sumamos los nuevos hábitos de lectura que surgieron a partir del consumo de noticias en formatos digitales y, especialmente, en celulares y smartphones. Existen numerosos estudios que muestran que más de la mitad de los posteos compartidos nunca se abren.

El verdadero problema es que ni Google ni Facebook se hacen cargo de lo que consume la audiencia. Sino que alimentan esta rueda de basura para beneficiarse a través de sus poco transparentes plataformas de venta de publicidad digital (ej. Google AdSense). Y más grave aún es que hoy en día pretenden liderar la lucha contra las “fake news”. Mientras que todavía existen medios comprometidos, y periodísticamente responsables con lo que publican, para muchos otros en la web vale todo porque el anonimato lo permite. Existen sitios web como “Snopes” en EE.UU. y “Chequeado” en nuestro país que buscan limitar el impacto de las noticias falsas, pero el problema los excede. Y nosotros debemos preguntarnos si en serio queremos a Google y Facebook decidiendo algorítmicamente que tipo de contenido es confiable y está chequeado.

Siempre existirán las “fake news”. Además de los vivos que se aprovechan de lectores inocentes para ganar unos pesos, también están los trolls, los “crackers”, los servicios de inteligencia, y todo tipo de actores que buscan manipularnos. La batalla la tenemos que dar los medios de comunicación, los anunciantes, las plataformas tecnológicas, y, más que nada, los usuarios de la web que cada vez más dependen de ella.


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