El 26 de agosto, fecha de nacimiento de la beata Madre Teresa de Calcuta, se celebra en nuestro país el Día Nacional de la Solidaridad, porque su testimonio de vida, encarnado con el dolor y el sufrimiento de los más excluidos, es un modelo indiscutible de servicio y amor solidario, capaz de interpelarnos individual y socialmente. La solidaridad es una virtud social que debemos cultivar como pueblo, para que las actitudes de toda la sociedad estén imbuidas de un profundo espíritu de compromiso con el bien común, apartándonos de posturas egoístas, superando la indiferencia y generando actos cotidianos de servicio y cercanía con las realidades de las personas y comunidades más desfavorecidas.
Este 26 de agosto, como todos desde 1998, se celebra, en Argentina, el Día Nacional de la Solidaridad. Durante esta jornada, distintos organismos gubernamentales y no gubernamentales aprovechar para genera conciencia sobre la importancia de ayudar al prójimo.
No fue al azar la elección de esta fecha. Es en conmemoración del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta, una monja católica que dedicó su vida ayudar a los pobres, enfermos, huérfanos y moribundos; y obtuvo el premio Nobel de la Paz en 1979.
Si bien es conocida como la Madre Teresa, su verdadero nombre es Agnes Gonxha Bojaxhiu. Nació un 26 de agosto pero de 1910 en Skopje, Imperio Otomano –en la actualidad Macedonia-. Gracias a que su padre era propietario de una empresa constructora, tuvo una infancia acomodada. Desde los 18 ingresó en la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto y fue allí donde se cambió el nombre por el de Teresa, en honor a la santa patrona de los misioneros, Teresa de Lisieux.
Al mismo tiempo que enseñaba en el convento irlandés de Loreto, comenzó a preocuparse por los enfermos y por los pobres de la ciudad de Calcuta, que la llevó a fundar una congregación con el objetivo de ayudar a los marginados de la sociedad.
En 1929 fue comisionada para enseñar geografía en el colegio secundario Santa María para niñas de Calcuta. En esa época las calles de Calcuta estaban atiborradas de mendigos, leprosos y desamparados. Los niños indeseados eran regularmente abandonados a su suerte en las calles o en los tachos de basura. En 1946, la Madre Teresa sintió la necesidad de abandonar su posición en el colegio de Santa María para ocuparse de los necesitados de Calcuta. Luego de obtener el permiso de su arzobispo, comenzó a trabajar.
En 1950 el Vaticano la autorizó a comenzar con su congregación la cual llamó las “Misioneras de la Caridad”. Desde entonces, su misión, fue cuidar a “los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos”, tal como afirmó la Madre Teresa.
Ya en la década 1970, era conocida en todo el mundo como una persona humanitaria y defensora de los pobres e indefensos. En 1979, obtuvo el Premio Nobel de la Paz y al año siguiente recibió, por su labor humanitaria, el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna.
A los 87 años, Teresa de Calcuta falleció en la India el 5 de septiembre de 1997 a causa de un paro cardíaco. En 2003, fue beatificada por el papa Juan Pablo II.
El ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta fue un reto a la conciencia de la humanidad debido a que impartió valores de solidaridad, respeto, familia, comprensión, esperanza y cooperación. Por todo ello, en nuestro país, desde el 30 de agosto de 1998 se instituyó la fecha de su natalicio como Día Nacional de la Solidaridad por el trabajo y sacrificio realizado por el Premio Nobel de la Paz
¿Qué es la solidaridad ?
La solidaridad es uno de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando un otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante. En estos términos, la solidaridad se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobretodo cuando se vivencian experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.
Debido al verdadero significado de la solidaridad no es de extrañarse que escuchemos este término con mayor frecuencia cuando nos encontramos en épocas de guerra o de grandes desastres naturales. De este modo, gracias a la solidaridad es posible brindarle una mano a aquellos que resultan menos favorecidos con este tipo de situaciones.
Como vemos, la solidaridad es más que nada un acto social, una acción que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social. Debido a lo anterior es que resulta fundamental fomentar y desarrollar la solidaridad en todas sus aristas, ya que no sólo será necesario llevar a cabo las acciones de las que se requerirá en momentos de guerra o desastres naturales, sino que será fundamental de aplicar cuando alguno de nuestros seres queridos, ya sean amigos o familiares, tengan algún problema en el que nuestra ayuda o compañía sean un aporte para mejorar en cierto modo la situación.
No es de extrañarse entonces que la solidaridad se comporte como la base de muchos otros valores humanos o incluso, de nuestras relaciones sociales más valiosas, tal como es el caso de la amistad. En este sentido, la solidaridad nos permite sentirnos unidos a otras personas en una relación que involucra sentimientos necesarios para mantener el funcionamiento social normal. En términos más generales, puede incluso permitirle al hombre sentir que pertenece a determinado lugar, en otras palabras, permite desarrollar sentimientos como los de pertenencia a cierta nación, manteniendo a los ciudadanos de un mismo lugar luchar juntos por un mismo motivo o trabajar unidos para lograr una misma meta.
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela.
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