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1 de septiembre de 2015

Vinos con ganancias del 1566%

  •   Por El Despertador
           

La diferencia de precios entre la fábrica y la góndola es de 16 veces, y el productor recibe hoy sólo el 15% del precio final de la botella.

El 85% de lo que el consumidor paga por una botella de vino no llega al productor, sino que lo recibe el comercializador. Según un informe de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO), elaborado en conjunto con productores viñateros de Mendoza, el incremento del precio de los vinos del productor al consumidor alcanza los 1566 por ciento. En el caso del vino de mesa, el costo total de producción es de $ 9,90. Sin embargo, los intermediarios pagan al productor $ 3 por litro, quedándose así con los $ 6,90 restantes que corresponden al productor, y lo venden a $ 30 el litro en promedio, por lo que el diferencial es de diez veces.

En el caso del vino de varietal, que produce para el consumo de las clases medias y para la exportación, el costo de producción de la uva es de $ 3 por kilo, la elaboración por litro cuesta $ 0,40, el corcho, la botella, la etiqueta y el empaque $ 10, por lo que el precio al final del proceso de producción debería ser de algo más de $ 13,40. No obstante, los comercializadores pagan $ 4,80 el litro, quedándose con los $ 8,6 restantes y el precio de venta es de $ 80 en promedio, por lo que el incremento de precios es de 1566% o más de 16 veces.

Esta diferencia se explica por la creciente concentración a lo largo de la cadena productiva. Hay 26.088 productores de uvas para vino, de los cuales el 80% posee menos de diez hectáreas, mientras que las bodegas son 869, las fraccionadoras son 816 y sólo 11 grandes distribuidores. El estudio de la CANPO demuestra que, mientras que el precio del tetrabrick aumentó desde 2009, la remuneración al productor disminuyó, por lo que se incrementó el margen de los intermediadores.

«Cada eslabón de la cadena de valor es sometido por el siguiente a manera de ajuste», sostuvo Guillermo Martini, titular de CANPO. El especialista sostuvo que es necesario «ablandar el financiamiento para la incorporación de tecnologías de transporte (adaptación de frío), generar normativa que posibilite la venta directa y fortalecer la aplicación de la ley antimonopólica». En el mediano plazo, la solución al problema más estructural está relacionada con «promover las formas asociativas de gestión de la industrialización de alimentos y su comercialización».


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