Marathon de Ricardo Monti
Por la Compañía de Actores del
«Elenco Público»

«Seguir, no cejar… aunque los venza el cansancio, la desolación, o incluso, la muerte». He aquí una de las máximas de esta maratón de baile situada en un suburbio cualquiera, donde una pequeña humanidad conformada por una docena de seres es guiada hacia la desesperación por un Animador y su Guardaespaldas.

En esta «Marathon», la pista de baile es también un ring de combate. Allí, esta pequeña comunidad que es también reflejo de toda la humanidad, debate su destino. En su devenir, los cuerpos de estos personajes se descocerán danzando al son del viejo chillido de púa punzante, los tangos de las milongas de los años `30, y renacerán fugaces con la vivacidad del ritmo de Nino Rota en las películas más surrealistas de Fellini.

Entre el baile y un premio que es motivo y es pregunta, nos zambullimos en un frenético viaje imaginario por los momentos de crisis de la historia nacional, y nos enfrentamos a un espejo que nos devuelve un mar de filosóficos interrogantes: «¿Será la justicia una forma de obcecación? » se pregunta Héctor, que es héroe y es también, antihéroe. Todos estamos allí reflejados: en la calle, en la escuela, en los teatros, en los hogares. El abanico de vínculos sociales en su intrincada interdependencia. Las miserias humanas bailando de la mano de la virtud. Todo está allí. Este micromundo suburbano creado por Monti nos permite pensar en la propia historia, en el lugar que ocupamos, en la fuerza de las generaciones que vienen y en la educación como espacio fundacional para cambiar, remover, y transformar desde los suburbios, el presente que nos convoca. Y porque no, haciendo temblar desde una pequeña sala teatral, el comedor, la casa, las mentes, el mundo entero.