Llegué tarde a la celebración de Las Aguilas Runners, y cuando apenas me sentaba, me llamó Miguel para recibir un reconocimiento, pero cuando me invitó a hablar, sólo dije, -no está bien-. Sin embargo, me quedé pensando, que bien podría haber dicho, algo, no de circunstancia, sino algo que me quedó y no dije.

Pensé para mis adentros, mientras Miguel seguía agradeciendo a los presentes de ayer y de hoy, con qué palabra definiría a este grupo de gente que todas las semanas mueve la línea de la frontera, que separa lo posible, lo mediocre, lo trivial, de lo imposible. En un mundo que aspira a tener sólo bienes materiales, esta gente aspira, a cosas más nobles, y por ende, más bellas. Así, encontré la palabra, que creo mejor define a este grupo de corredores, que como dije, todos los días corre un poquito más lejos la vara de la utopía. Un poeta español decía que la utopía sirve para caminar, pero para caminar, se necesita gente que inspire. Y esto es algo que los muchachos y las chicas de Las Aguilas Runners tienen de sobra.