Por Alfredo Garcia Demartos
La celebración vendimial de Lavalle llegó a su fin, Rocío Fuster es la nueva reina y hacia adelante se avizoran esperanzas de un buen resultado en la elección provincial.
La euforia del festejo local llegó a su cúspide al concluir la siempre atractiva secuencia de fuegos de artificios, además de los aplausos que premiaron a los hacedores de esta gran fiesta departamental. Los medios de prensa fallaron a favor con comentarios positivos.
Y ahí es cuando yo suelo tomar mi tiempo de análisis, algo que incorporé a mi hábito pos vendimia, no por mérito propio, sino de lo aprendido de comunicadores con más experiencia, de trabajadores de la vendimia-fiesta o cosecha propiamente dicha-, de escritores de libretos, coordinadores de celebraciones provinciales, y tantas otra personas, a las que debo eterno reconocimiento.
En suma, también por enseñarme a ver varias cosas que en ocasiones no se ven ni reconocen de tan obvias y visibles que son. Créanme que se trata de las simplezas que hacen grande a Lavalle. Parte de esas circunstancias simples es la pasión que siempre se pone de manifiesto al montar un espectáculo distrital, departamental y la participación en eventos provinciales como Vía Blanca y Carrusel. Es cuando debo reconocer al personal municipal que inicia su labor días antes y concluye después de los festejos de cierre.
Se los mencione o no, estén en una grilla de participantes o no, siempre están y ponen gran pasión en la tareas encomendada. Cargan y descargan camiones repletos, acomodan y limpian sillas, barren, cuelgan y descuelgan cables, etc., etc. Y les digo etc, porque son diversas las actividades, las que me hacen sentir orgulloso de la entrega que ponen ¿En esta Vendimia? No, yo les relato de las 41 que he vivido. Y al llegar a la festividad provincial ponen las mismas ganas para que el “carro de los melones” se luzca, aunque eso implique soportar codazos, puntapié y mucho, pero mucho calor a lo largo de tantas cuadras.
También tienen merecida referencia quienes aportan lo suyo desde el ámbito privado, lista que incluye a productores agrícolas, comerciantes, miembros de entidades intermedias o simples particulares que dicen presente cada año aportando lo que cada uno puede. Y como está a la vista: la suma de granitos de arena, termina formando una sólida y gran duna.
A esta altura no puedo de recordar que por sobre la cantidad que cada hombre o mujer aporta, está la pasión, situación que sin dudas termina por consolidar y aportar brillo a tales eventos.
Aunque sean Festejos del pasado, yo retransmito a estos protagonistas anónimos, los halagos recibidos por cada Vendimia de Lavalle. Simplezas que les pertenece por ser protagonistas del crecimiento departamental.
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