La economía se estancó en materia de inversión y crecimiento desde hace años, sin creación de nuevos buenos empleos, de acuerdo a la casa de altos estudios. Además, se mantiene sometida a un «desgastante proceso inflacionario», un generalizado desorden macroeconómico y un insostenible déficit fiscal.
Así lo consideró el Observatorio de la Deuda Social de la UCA en el informe sobre la Estructura Social del Trabajo y Calidad de las Inserciones Laborales en la Argentina entre 2010 y 2015, con una proyección de los desafíos para las actuales políticas sociales y de empleo.
A fines de 2015, sólo 43% de los activos poseían un trabajo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales (8,3 millones de trabajadores) y el 31,9% poseían un empleo precario (6,2 millones). A su vez, el 15,6 por ciento de los trabajadores realizaba actividades de escasa remuneración, alta inestabilidad o eran beneficiarios de políticas de empleo (3 millones) y 9,4% se encontraban desocupados (1,8 millones).
Esos datos arrojan que «más de 10 millones de personas sufrían problemas de empleo» al finalizar el año pasado, en el que también uno de cada cuatro trabajadores (24,9%) se encontraron desocupados por lo menos una vez en los últimos doce meses (4,3 millones).
El estudio indicó que la situación actual «es diferente» a la del momento en que se relevaron los datos del año pasado, dado que «esta nueva etapa está signada tanto por expectativas positivas como temores y preocupaciones».
Pese a todo, la UCA confía en que la pobreza se reducirá por el efecto derrame de los sectores pudientes a los de bajos recursos. Espera que «la efectiva reducción de la pobreza, entre otros horizontes sociales, supone una especial confianza en el derrame que puedan generar los mercados sobre los segmentos más informales de la economía y los sectores más vulnerables de la sociedad».