El ‘Día de la Bandera se conmemora cada año en Argentina el 20 de junio. Esa fecha es feriado nacional y día festivo dedicado a la bandera argentinay a la conmemoración de su creador, Manuel Belgrano, fallecido en ese día de 1820. La fecha fue decretada por ley 12.361 del 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, por el entonces Presidente de la Nación Argentina, Roberto M. Ortiz.
A partir del año 2011, por decreto nacional, dicho feriado es inamovible.
La bandera fue creada el 27 de febrero de 1812, durante la gesta por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
La principal sede de las conmemoraciones del Día de la Bandera es elMonumento Histórico Nacional a la Bandera, en Rosario, provincia de Santa Fe, lugar en el que la bandera fue izada por primera vez en dos baterías de artillería, ubicadas en orillas opuestas del río Paraná. La celebración consiste de una reunión pública a la que asisten el presidente y miembros de las fuerzas armadas, veteranos de la guerra de las Malvinas, las fuerzas policiales, y una serie de organizaciones civiles.
Después de 14 años, el 20 de junio de 1957, se inaugura oficialmente el Monumento Nacional a la Bandera, en actos oficiales presididos por el Presidente de facto el Gral. Pedro E. Aramburu.
Una serie de actividades previas y posteriores completaron los festejos, convocando a la ciudadanía que siguió todos los pasos de esta ceremonia inaugural. Un gran desfile militar, seguidos de discursos fueron el centro de esta inauguración.
Desde hace algunos años, se incluye el desfile de la bandera más larga del mundo, que es confeccionada en forma comunitaria por la población de Rosario.
Belgrano desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca gente, no desarrollaba la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la agricultura y la industria.
El secretario del Consulado proponía proteger mediante la subvención las artesanías e industrias locales. Consideraba que “la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”. En Memoria al Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas”. Y más tarde insistiría: “Ni la agricultura ni el comercio serían casi en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria”.
Las ideas innovadoras de Belgrano encontraron la firme oposición de los miembros del Consulado, quienes eran a su juicio “todos comerciantes españoles, exceptuando uno que otro, que nada sabían más que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender con toda seguridad a ocho”.
En un artículo aparecido en el Correo de Comercio, Belgrano destacaba la imperiosa necesidad de formar un sólido mercado interno, necesario para una distribución equitativa de la riqueza: “El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio… Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, tanto para el creado como para el consumidor, de lo que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa”.
Belgrano se había formado en el Colegio de San Carlos y luego en las Universidades de Salamanca y Valladolid, en España. En 1794, asumió como primer secretario del recientemente creado Consulado, desde donde se propuso fomentar la educación. Creó Escuelas de Dibujo, de Matemáticas y Náutica. Se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad durante las invasiones inglesas y fue uno de los más fervorosos defensores de la causa patriota durante la Revolución de Mayo. Fue vocal de la Primera Junta de Gobierno, encabezó la expedición al Paraguay, durante la cual creó la bandera, el 27 de febrero de 1812. En el Norte encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán, Salta y Las Piedras. Luego vendrían las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma y su retiro del ejército del Norte. En 1816 participó activamente en el Congreso de Tucumán.
Sus incansables preocupaciones abarcaron desde la enseñanza estatal gratuita y obligatoria, hasta la reforma agraria. Infatigable ante los obstáculos encontrados a su paso diría: “Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría a favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el bien común. Sin embargo, (…) me propuse echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos”.
Después de 14 años, el 20 de junio de 1957, se inaugura oficialmente el Monumento Nacional a la Bandera, en actos oficiales presididos por el Presidente de facto el Gral. Pedro E. Aramburu.
Una serie de actividades previas y posteriores completaron los festejos, convocando a la ciudadanía que siguió todos los pasos de esta ceremonia inaugural. Un gran desfile militar, seguidos de discursos fueron el centro de esta inauguración.
Desde hace algunos años, se incluye el desfile de la bandera más larga del mundo, que es confeccionada en forma comunitaria por la población deRosario.
En 1812, las tropas a las órdenes de Manuel Belgrano comenzaron a utilizar una escarapela bicolor azul-celeste y blanco (Colores adoptados por las cintas y escarapelas distintivas utilizadas por los «chisperos» o patriotas adherentes a la revolución del 25 de mayo de 1810). El mismo Belgrano expresó en un informe oficial que no usaba el rojo «para evitar confusiones», ya que los ejércitos «realistas» (es decir, los españoles y sus adictos) usaban ese color. El 13 de febrero de 1812 Belgrano propuso al gobierno la adopción de una escarapela nacional para los soldados y 10 días después la adoptó luego de que el 18 de febrero de 1812 la Junta declarara abolida la escarapela roja y reconoció la blanca y celeste.
“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”.
Los colores de la escarapela, que luego fueron los de la bandera, tienen otro antecedente: eran los que identificaban a los miembros de la Sociedad Patriótica (grupo político y literario de civiles y militares identificados con lase. La primera escarapela, se supone, era blanca, celeste y blanca.
Cerca de Macha, en Bolivia, se encontraron dos banderas que se supone eran las que llevó Belgrano hasta el Alto Perú durante su campaña militar. Se usó la bandera sin el sol en el centro. Luego de 1985 el Congreso promulgó una ley por el cual todas las banderas tienen que tener el sol de mayo, mediante esta ley cualquier particular o empresa privada puede acceder a una bandera con el sol, dejando de ser así solo de los organismos estatales.
El Día de la Bandera se conmemora cada año en Argentina el 20 de junio. Esa fecha es feriado nacional y día festivo dedicado a la bandera argentina y a la conmemoración de su creador
Curiosidades
mayo de 1936, en tiempos en que la construcción del obelisco avanzaba en el centro de la ciudad, diez hombres se reunieron en Ecuador 1250, entre Charcas y Mansilla. Estos hombres fueron Luis Agote Robertson (hijo del doctor Luis Agote), Gervasio y Daniel Videla Dorna, Raúl y Alfredo Etcheverry, Ricardo Alberti (el dueño de casa), Luis María Ferraro, Ramón Oscar Castilla, Carlos Rojas Torres y Jorge Seré.
La convocatoria tenía que ver con una molestia general: el 1 de mayo chocaron en el centro de la ciudad los dos bandos de inmigrantes que se enfrentaban por la Guerra Civil española. Como las dos columnas portaban la bandera argentina, el pabellón terminó siendo protagonista de estos hechos ajenos a nuestra soberanía.
Los convocados deseaban realizar un homenaje de desagravio al pabellón. Resolvieron encargar una gran bandera (de 15 metros de largo) a la Casa Vaca, ubicada en Pellegrini entre Santa Fe y Arenales. Consiguieron que el Arsenal de Guerra les armara un cofre cuadrado de 2,30 metros por lado, cuyas manijas de bronce se hicieron con cañones que usó Belgrano en el Alto Perú. Para pagar la bandera y el cofre, realizaron una colecta entre amigos.
Donaron la bandera a la Municipalidad. La recibió el intendente Mariano de Vedia y Mitre y se dispuso izarla el sábado 20 de junio (aniversario de la muerte de Belgrano) en la Plaza de la República, junto al ya concluido obelisco. Del acto participó el presidente Agustín P. Justo. Al año siguiente se repitió la ceremonia en la Plaza de Mayo (ver foto) y el presidente Justo fue quien izó la bandera donada.
En 1938 se estableció, por ley del Congreso, el feriado del 20 de junio, denominado: «Día de la Bandera».
Aquel pabellón que encargaron los promotores de la idea pasó a Rosario, al Monumento a la Bandera, en octubre de 1971.
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