El pasado martes 16 de agosto ocurrió un hecho que -si se lo analiza en perspectiva- tiene una relevancia mucho mayor que la casi nula cobertura que le han dado la mayoría de los medios nacionales y provinciales (de Mendoza).
Un grupo de jubilados convocados por el Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados (MIJP) y la Corriente Combativa Clasista interrumpieron el paso del Puente Pueyrredón, que une la Provincia de Buenos Aires con Capital Federal.
Según declararon ancianos que participaron, se había pedido permiso con antelación a las autoridades para hacer la manifestación en reclamo de un aumento en las jubilaciones. El macrismo ha proyectado darles un 30% mientras que el propio gobierno de C.A.B.A. asegura que la inflación acumulada hasta el momento es de 29,2%.
Mariano Sánchez, uno de los adultos mayores del MIJP dijo: “…necesitamos un aumento de emergencia de dos o tres mil pesos, por lo menos. ¿Por qué (el presidente Mauricio) Macri y (el titular del Anses Emilio) Basavilbaso no prueban vivir durante 2 o 3 meses con 5.600 pesos, a ver si pueden?”, según publicó Página/12.
Si bien ya de por sí es indigno que los miembros de la tercera edad deban salir a las calles a reclamar por su subsistencia, eso no es lo más grave, sino el hecho de que la Policía Federal en conjunto con Prefectura Naval desalojaron a los manifestantes con empujones y camiones hidrantes de por medio y varios abuelos resultaron con heridas cortopunsantes.
Paremos la pelota y razonemos. ¿Nadie se percata de que el mismo gobierno que hace unos meses habló de “reparación histórica” a los jubilados, reprimió con camión hidrante a abuelos? ¿será que eran unos vagos, unos ñoquis que no se conforman con vivir con la cuantiosa suma de $5600?
Algunos dirán que los ancianos tenían permiso para interrumpir el tránsito en tres carriles del puente mientras se dejase uno liberado. Es así, y también es cierto que los manifestantes estaban cortando las cuatro vías, pero como ellos mismos lo explican, sólo lo harían hasta que llegaran los medios y luego despejarían porque justamente lo querían “…era que el reclamo trascendiera. Pero nos pegaron antes.”, afirma Sánchez, un peligrosísimo anciano de 73 años.
Es cierto que es ilegal cortar una ruta, pero si alguien puede justificar las heridas a jubilados con eso es porque no entiende que si alguien afirma: «vamos a terminar con décadas de atropellos a nuestros queridos jubilados», como declaró el presidente cuando anunciaba la ley de blanqueo de capitales, pero luego obliga mediante sus políticas económicas a que quienes trabajaron toda su vida aportando a la patria deban salir a las calles, el Estado fue el que actuó ilegalmente primero.
Los ancianos, con sus escasas fuerzas, salen a reclamar por sus haberes. Los despidos pueden llegar a justificarse, incluso los tarifazos, pero se debe reconocer que más allá de las opiniones partidarias, a diferencia de lo que comentó un dirigente político local, este no es “el camino correcto”. Es como dijo Mauricio Macri a los jubilados hace dos meses: “…si no respetamos a aquellos que nos trajeron a este mundo, a aquellos que nos marcaron un camino, nunca vamos a poder construir la Argentina que soñamos”.
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