Así caracterizó, una lectora del periódico El Despertador, el despido de la doctora Nadia Vegetti, luego de la publicación el domingo pasado.

Sin embargo, la solidaridad de las personas no se hizo esperar en decenas de comentarios a través de las redes sociales. Desde la dirección de personal del hospital justificaron tal decisión en el incumplimiento de la doctora, aunque en esa misma aclaración no se decía nada del incumplimiento de las autoridades sanitarias del atraso en el pago. Más aún, tampoco desde la dirección del hospital se salió a aclarar las afirmaciones del artículo periodístico que salió al respecto, donde se hacían algunas afirmaciones, como la de persecución ideológica, o la de las licencias que no se condecían con la situación de emergencia sanitaria. Esto sólo puede significar que lo que se publicó fue del todo cierto, lo que hace aún más grave la situación dada. En ese sentido, cabe destacar la actitud del sindicato ATE, que tantas veces se lo denostó, y con verdad, por su intolerancia, y su velada defensa de situaciones fuera de lugar. Sin embargo, este no es el caso. E sindicato actuó como correspondía, en la defensa de una compañera.

En ese sentido, es indudable que la doctora fue víctima de un maltrato incomprensible, de la que los más perjudicados, son los pacientes que cotidianamente asistían para ser atendidos por ella. También cabe mencionar, la poca reacción de los sectores políticos que en plena campaña electoral se olvidan de las cuestiones más básicas, como repudiar esta actitud.

Actitud que no es nueva en la salud. Ha sido una constante en este último tiempo. Esperamos que las fuerzas que se dicen representar al pueblo, estén a la altura de las circunstancias de los nuevos y duros momentos que se avecinan. De lo contrario, la tan mentada «gobernabilidad» sólo servirá para seguir castigando a los más vulnerables.