Mucha gente en nuestro querido departamento de Lavalle anda en moto. Es un vehículo popular y económico, y son muchos los que eligen este medio de transporte para moverse dentro de su distrito o entre los diferentes distritos y la Villa. Yo prefiero el auto, y si bien es modesto, tengo un maullamóvil que me lleva y me trae.
Como la muni sabe de esto, de que muchos lavallinos se mueven en moto, tuvo el gesto hace un año, de hacer, en diferentes lugares de Villa Tulumaya, estacionamientos especiales para estos biciclós. Uno frente al Atomito, otro frente al Hospital y 3 en la plaza departamental (al sur, al oeste y en la esquina del Correo). Fue una buena iniciativa, ya que quienes andan en esos rodados, tienen su lugar reservado, el caño donde encadenar la moto para evitar robos y las veredas despejadas para el tránsito peatonal.
Resulta que el miércoles a la tardecita, en mi felina vuelta de esa hora, rumbeo para la plaza con el fin de tomarme mi clásico vaso de leche, con canapés de atún, en un conocido bar de ese sector. Y me encuentro con la desagradable sorpresa de que los estacionamientos para las motos estaban ralitos y, sólo en el costado este, habían dos lugares para autos, ocupados por motocicletas, que no eran precisamente de los modelos económicos y populares. Esta situación me obligó a tener que dar una nueva vuelta a la plaza (¿la vuelta del perro?) para lograr estacionar mi carro. ¡Ah y sacar fotitos de las patentes!,pero que esta vez dejé pasar por alto!
No hay caso, cuando hay cosas bien hechas de parte de quienes gestionan, los ciudadanos nos empecinamos en hacer las cosas mal. Igual quiero pensar que son sólo unos pocos. Seguro serán humanos de las razas rottweiler, pitbull y, los más viejos, doberman, que son medios zonzos.
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