Después de 6 años de la desaparición de Johana Chacón en abril del 2012 en Tres de Mayo, esta semana comenzó el Juicio oral que tiene a Mariano Luque como único imputado con la acusación de haber asesinado a Johana. Hasta el momento Luque arriesga una condena de entre 8 y 25 años bajo la carátula de homicidio simple, aunque, como veremos, esto puede cambiar.
En la primer jornada del Juicio declararon Mariano Luque y, como testigos, varios integrantes de la familia de Johana: Beatriz (hermana), Bernardo (padre), Mirtha Ruiz (madre) y Martín Chacón (hermano). Recordemos que Luque está cumpliendo una condena de 12 años por el asesinato de Soledad Olivera en 2011.
«Cómo le voy a hacer algo si era como una hermana menor» dijo el acusado en su declaración. Beatriz, la hermana de Johana, es quien, en el 2015, y luego de contradictorias declaraciones anteriores, finalmente dijo haber visto como Luque asesinaba y desaparecía a Johana: «salgo de la pieza y me encuentro a Mariano que la estaba ahorcando con una soga» aseguró, y continuó: «yo quedé adentro de la casa y vi como la llevaba en una engarilla, la metió adentro de un tacho y le prendió fuego».
Beatriz, en el momento del hecho, estaba cursando un embarazo de gemelos (que murieron a los pocos días de nacer) de alto riego y tenía recomendado reposo absoluto. En las declaraciones, tanto de Luque, como de Beatriz, no queda claro si ese embarazo fue producto de relaciones consentidas o un posible abuso por parte del imputado. Incluso dijo que no dormían juntos, que la relación no era en serio, por los celos de María, la madre de Luque. En su declaración, Luque niega haber matado a Johana y aseguró que, si esto hubiera ocurrido Beatriz «la podría haber defendido». Ante estos dichos fue el propio tribunal quien marcó la contradicción de esa afirmación cuando Beatriz estaba en estado de reposo absoluto.
Beatriz Chacón dio testimonio a continuación de Luque. Cabe aclarar que, con mucho tino, la querella ejercida por Pablo Salinas y Viviana Beigel, de la Asociación Xumec, y Fernando Peñaloza, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia, pidió que Luque no estuviera presente durante el testimonio, para no condicionarlo.
Sobre las contradicciones de Beatriz en testimonios anteriores a lo largo de estos 6 años hay una cuestión que analizar: ella relata lo ocurrido luego de desvincularse de Luque (su relación continuó unos meses más, incluso con Luque en prisión) e irse a vivir a Tunuyán con Mirtha, su madre. El dato no es menor ya que recién luego de sentirse sin condicionamientos por ese vínculo relató lo que, aún hoy, sostiene como verdad: que Luque asesinó a su hermana. Consultada por los magistrados sobre porqué no contó esto antes, Beatriz dijo que Luque la amenazó: «que no dijera nada porque me iba a pasar algo a mí», y continuó: «a lo mejor mi hermana sabía algo de él», incluso dijo que en algún momento escuchó decir a Luque: «no me voy a comer toda la vida en cana por esta pendeja». Otro dato importante es que Beatriz no estaba obligada a testimoniar contra Luque, por su vínculo con él, y a pesar de eso lo hizo.
La fiscalía y la querella manejan la hipótesis de que Johana sabía sobre lo ocurrido con Soledad Olivera y que eso podría haber sido el motivo por el cual Luque decide acabar con la vida de la niña. En ese sentido el fiscal Alejandro Iturbide pidió, con apoyo de la querella, que se lo juzgue agravando la carátula: homicidio criminis causa, es decir, cometer un delito para ocultar otro, en este caso el asesinato de Soledad. Es en este nuevo escenario que el tribunal, compuesto por los magistrados Rafael Escot, Gonzalo Guiñazú y Aníbal Crivelli, deberá analizar ese pedido, el del cambio de carátula, que de hacer lugar al mismo, se podría condenar a Luque a prisión perpetua.
Otra hipótesis que la fiscalía pretende abordar es la del posible abuso sexual de Luque sobre Johana. Para esto se cuenta con una muestra de ADN, que fue tomada en los primeros peritajes en la finca donde vivían Luque, su madre y padrastro (Luis Curallanca) y los hermanos Chacón. La muestra pertenece a una remera donde encontraron semen y ADN femenino y están analizadas y resguardadas por el Cuerpo Médico Forense, pero no están cotejadas con ninguna persona. El fiscal Iturbide pidió que se coteje con el ADN de Luque y de los familiares de Johana, ya que no hay forma de tomar el de ella. Si a través de los análisis genéticos se confirmara la hipótesis de la fiscalía, la situación del imputado sería aún más compleja. La defensa ejercida por María del Carmen y Armando Aguilar, no se opusieron al pedido.
La semana que comienza continúa desarrollándose el juicio. Si bien está previsto dictar la sentencia no más allá del 4 de octubre, los tiempos judiciales se van acomodando según transcurran los testimonios y se analice la prueba que pueda considerarse importante, como el caso mencionado del ADN.
Este lunes 24 se le tomará el testimonio a quien sin duda, pero no sola, ha sido una persona clave en la búsqueda de verdad para saber que pasó con Johana y Soledad: la ex directora de la Escuela «Virgen del Rosario» Silvia Minoli. Otro testimonio que desde la querella y la fiscalía consideran clave es del Subcomisario Cepeda, quien escucha por primera vez la versión definitiva de Beatriz. Algunos otros testimonios como el de Funes, chofer del colectivo escolar que dejó a Johana en el portón de la finca, serán importantes también para el proceso.
Consultado el querellante por la provincia, Fernando Peñaloza, sobre la importancia de la movilización social en torno a la desaparición de Johana, expresó: «fue central y determinante, si eso no hubiese existido este caso sería uno más en las cifras negras de chicas que desaparecen, nadie reclama por ellas y quedan en el olvido».
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