Lavalle vuelve a ser de primera división luego de diez años, conservando parte de la estructura de aquel equipo. Por supuesto que ya no está su conductor técnico, Jorge Abalo, ni su gran capitán, Ariel Macácaro, pero la consigna parece ser la misma, no bajar los brazos hasta el último minuto. Y eso es lo que mostraron los dirigidos en esta segunda versión, por Alberto Guaquinchay, «el Guaqui», quien en el debut frente a Junín, un equipo siempre importante, utilizó los últimos cuatro minutos para darle una intensidad que no había tenido en todo el partido, y acercarse a 10, luego de perder por 25. Esa intensidad fue la que le mostró al equipo lavallino, que puede, si quiere, aunque deba hacer los ajustes físicos y tácticos necesarios. Máxime ahora, que el base del equipo, Matías «Yanqui Guzmán» sufriera una lesión en la visita que hiciera la primera a San Rafael.

Más allá del resultado, la vuelta a la cancha de la primera división, con una mezcla de jugadores de la anterior camada (Alvaro Fernández, Matías Alberto Guzmán, Germán Avendaño, Matías «Yanqui Guzmán», Jonatan Arancibia), acompañados de ésta, (Agustín Rubio, Facundo Guzmán, Rodrigo Arrieta y Armando Guaquinchay), junto a la conducción de uno de los mejores jugadores que tuvo Lavalle y que ahora los conduce, sumado al nivel de Lucas Sánchez, son un aliciente para este deporte, que parecía venido a menos en los último años, pero que indudablemente mostró el jueves pasado, con un lleno casi total y el acompañamiento, incluso de los más pequeños, junto a sus familias, que Lavalle comienza nuevamente un recorrido importante, en uno de los deportes, que supo ser de los más concurridos en el departamento.

¡En buena hora!