Un estudio de la Universidad Maza evaluó a 110 mendocinos, observando una malnutrición generalizada que podría mejorarse con la incorporación de este tipo de alimentos.
Profesionales de la Universidad Maza realizaron una encuesta sobre temas alimentarios que arrojó datos elocuentes. A través de este instrumento se analizaron diferentes parámetros en 110 personas, de las cuales el 46% presentó obesidad y el 30% sobrepeso. Estos números dan cuenta de una malnutrición generalizada que se atribuye al consumo deficitario de nutrientes importantes como calcio, fibra, potasio, magnesio, omega 3 y grasas poliinsaturadas.
Tras obtener estos resultados, el equipo (conformado por la Dra. Emilia Raimondo y el Lic. Pablo Mezzatesta) investigó cómo revertir esta insuficiencia de forma saludable. Una de las alternativas recomendadas fue la incorporación a la dieta de frutos secos y semillas que, si bien se han puesto un poco más de moda, gran parte de la población no los tiene en consideración.
Es fácil comerlos y difícil parar y controlarse, pero más allá de este pequeño inconveniente al momento de su consumo, los frutos secos y semillas son uno de los alimentos más recomendados, puesto que, en su justa medida, no interfieren con el peso y aportan diferentes combinaciones de vitaminas, minerales, fibras y grasas saludables que ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, regular el sistema digestivo y mejorar el sistema inmune; beneficios fundamentales, teniendo en cuenta las carencias encontradas y los riesgos que representan los porcentajes de sobrepeso y obesidad.
A continuación, vamos a aclarar y detallar algunas cuestiones para no dar lugar a confusión. Se conoce como frutos secos a un grupo de alimentos cuya característica común es ser pobres en agua, algunos son: pistachos, nueces, almendras, avellanas, castañas y maníes, entre otros. Sus principales aportes son los siguientes:
Por otra parte, también se aconseja incorporar al consumo diario una porción medida de semillas. Con 10 gramos de sésamo y 10 gramos de chía al día, bien molidas e hidratadas (3 horas) se logra mejorar el aporte de calcio, magnesio, fibra, potasio y omega 3.
Finalmente, vale destacar que más allá de sus múltiples beneficios, los frutos secos y semillas aportan grasas y son hipercalóricos, es decir, contienen muchas calorías en poco volumen, por ello su consumo debe ser moderado y no se recomienda sobrepasar una porción equivalente la cantidad que cabe en el hueco de la mano.
A la hora de ingerirlos entra en juego la creatividad culinaria: pueden incluirse en el desayuno, acompañando algún yogurt o como colación. También se pueden incorporarlos sin problemas en guarniciones, salsas, sopas y en tantas otras preparaciones como alcance tenga nuestra imaginación.
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