Las explicaciones del caso
El Ministerio de Salud y Deportes amplió la partida presupuestaria en 1.100 millones de pesos para nosocomios ubicados en distintas partes de la Provincia. Hablamos con la directora del lavallino sobre la situación de esta institución.
Por medio del decreto 1733 firmado por el gobernador Rodolfo Suárez se oficializó el beneficio debido a que la cartera que dirige Ana María Nadal había solicitado un “refuerzo presupuestario en prestaciones de emergencia para atender necesidades urgentes”, según se declara en los “considerando” del edicto.
Pero cabe destacar que estos fondos no se reparten de forma igualitaria para cada hospital, sino que varía según la institución.
El que más recibió fue el Central, $191.200.000; le sigue el Humberto Notti con $172.200.000; en tercer lugar, el Lagomaggiore con $163.000.000 y en cuarto el sanrafaelino Teodoro Juan Schestakow con $147.000.000. Otros fuera del Gran Mendoza fueron el hospital de Malargüe con $46.000.000 y el Gral. Las Heras de Tupungato, $29.200.000. El que menos recibió fue el de salud mental Dr. Carlos Pereyra, con $8.000.000.
Estos fondos salieron de “saldos disponibles en el Ministerio de Hacienda y Finanzas”, según reza el decreto sin dar mayor detalle. Lo firmaron, además de las autoridades antes nombradas, Víctor Fayad, a cargo de la repartición desde donde salieron los recursos. Pero el hospital de Villa Tulumaya no está en la lista publicada.
La pregunta del millón: ¿y el Sicoli?
Consultamos sobre el tema con la Dra. Roxana Giménez, directora del nosocomio lavallino. “Uno tiene un presupuesto anual, en general, en julio o agosto se piden refuerzos presupuestarios porque no se llega a fin de año con las prestaciones, ni licitaciones…de acuerdo a los montos de refuerzo que ha pedido cada hospital y viendo que el presupuesto de ese hospital no le alcanza para llegar ni a mitad de año, se han modificado (las partidas), son hospitales de alta demanda…
No es que dejaron afuera al Sicoli, dejaron afuera al Gaihlac, al Lencinas, Ramón Carrillo…”
ED: ¿en el caso del de Lavalle no se necesita ese refuerzo?
RG: “todos pedimos refuerzo presupuestario, pero a nosotros nos los han ido dando a lo largo del año. En el hoy es casi imposible poder administrar fácilmente la economía porque nuestros insumos la mayoría son en dólares…entonces sí nos los dan, este mes inclusive nos van sumando…siempre recibimos, no sólo el Sicoli, sino todos los hospitales que no están incluidos en ese decreto. Todos recibimos porque en el día a día no es posible manejarse con el presupuesto del año pasado con la inflación actual…en un año normal llegamos justos y siempre nos falta, pero este viene siendo más complejo porque hubo que hacer mejoras salariales, cuando vamos a licitar el servicio de limpieza o seguridad nos encontramos con aumentos y ahí solicitamos el refuerzo presupuestario y el Ministerio de Salud nos lo da, si no fuera así nos habría alcanzado para funcionar hasta abril o mayo y luego deberíamos haber cerrado”.
ED: entonces, ¿por qué el decreto?
RG: “lo que yo entiendo sin ser economista es que, por la alta demanda y por la complejidad de esos hospitales, mantenerlos con el presupuesto era condenarlos a pedir refuerzos en febrero…”
La situación del Sicoli
Se le consultó a Giménez si la inauguración del nuevo edificio del centro de salud de Costa de Araujo había reducido la demanda del hospital lavallino, la directora dijo: “…no nos ha modificado mucho aún, porque la complejidad del centro de salud, si bien se ha dicho, todavía no está operativa al 100%. Entonces, hay un laboratorio que funciona en un horario determinado con cosas muy básicas, un equipo de rayos que tampoco funciona las 24hs.
No es que nosotros tengamos tanta complejidad tampoco, pero tenemos cosas con las que podemos darle una ayuda a lo que a ellos los sobrepasa…creo que se va a ir notando en la medida en que se pongan totalmente en funciones todas las prestaciones del centro de salud”.
Sin embargo, la profesional agregó que también existe un fenómeno propio del ámbito de la salud y es que hay personas que, teniendo una prestación en su distrito, de igual manera concurren a Villa Tulumaya porque desde hace años que se atienden con el mismo médico, “tiene que ver con algo delicado, que es la relación médico-paciente”, explica.
“Considero que seguramente con las nuevas generaciones esto va a ir cambiando, también con las urgencias que puedan ser derivadas directamente de Costa a un hospital más complejo (que el Sicoli). Confío mucho en Ana Ocampo (la directora de ese centro de salud), que también trabaja en el hospital y tiene mucha capacidad para poner orden, necesita los recursos y el personal óptimo”, comentó Giménez.
ED: ¿cuáles son los servicios que más deberían reforzarse en su institución?
RG: “yo pienso siempre a futuro, y creo que lo importante acá es que el Sicoli sea un hospital que interne y resuelva, con adultos y con niños, pero mi misión desde un principio ha sido que los casos locales se resuelvan de manera local, que no tengamos que derivar un caso de neumonía al Lencinas.
Yo quiero que la internación del hospital cambie la visión de la gente…la infraestructura la tenemos, hemos hecho un montón de cambios, tenemos el oxígeno centralizado que le da un punto más de complejidad.
Estamos luchando con el recurso humano para poder aumentar las horas de pediatría…tenemos diez camas de internación pediátrica, yo creo que no estamos tan mal.
Si tuviésemos un poco más de respuesta de la OSEP y el PAMI a sus afiliados, el hospital podría perfectamente las necesidades a pesar de que ha aumentado la gente sin obra social. Pero hoy cubrimos el no mutualizado, PAMI, OSEP y otras obras sociales de la gente de la zona.
Giménez explicó que “más que cantidad de especialidades, que las vamos a resolver con interconsultas por videollamadas…” se necesita cubrir plenamente las actuales.
Una cuestión estructural
Aquí la médica dejó al descubierto cómo las falencias en las obras sociales y, principalmente las dos estatales que tienen mayor cantidad de afiliados en la Provincia, arrastran un desgaste hacia el sector público de la salud.
Pero hay algo más: “lo que yo hoy demando desesperadamente es no tener un médico especialista en imágenes teniendo el ecógrafo y demás porque no consigo quién quiera venir a trabajar. Vienen dos meses y se van porque los médicos me dicen ‘por lo que vos me pagás por venir tres o cuatro veces por semana, yo lo gano en medio día en el privado’ y no tengo forma de lidiar con eso, inclusive el Ministerio.
Tal es así que, hospitales formadores de especialistas en imágenes como el Central, no consiguen llenar todas sus guardias”.
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