Hace unos años se quemó el disco de mi computadora. En las últimas semanas tuve problemas con los puertos USB resultando en la destrucción de memorias externas. En ambos casos se perdió información valiosa que ya no podré recuperar. Esto se suma a las constantes caídas de la conexión o fallos en los dispositivos de los que dependo para mi trabajo diario.
Estos eventos me movilizan a escribir sobre el Estrés o Ansiedad por las nuevas Tecnologías.
En los últimos 20 años las Tecnologías de la Información y la Computación (TIC´s) dejaron de ser dispositivos que servían solo para el entretenimiento o la comunicación esporádica, para pasar a ocupar un lugar destacado en nuestra vida cotidiana. Son herramientas fundamentales en los ámbitos laboral, educativo, de salud y en los vínculos sociales. No es extraño entonces que su mal funcionamiento genere efectos en la salud física y mental.
Ya en 1984 el psiquiatra estadounidense Craig Brod había acuñado el término de Estrés Tecnológico o Tecnoestrés para referirse a “la afección adaptativa que aparece a causa de la inhabilidad de relacionarse saludablemente con las nuevas tecnologías”.
Esta definición de Estrés Tecnológico estaba asociada al uso excesivo o mal uso de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, en el contexto actual, en donde se requieren de estas tecnologías para casi todos los aspectos de la vida (sacar turnos, asistir a una clase), no podemos acusar a la mayoría de estar haciendo un uso excesivo o adictivo, ya que en muchos casos no se dispone de otra opción.
Por eso es que el concepto ha ido evolucionando y hoy podemos distinguir tres entidades: 1) Tecnoansiedad: es una visión negativa sobre las nuevas TIC’s lo que lleva a alejarse o tomar una actitud escéptica contra las mismas; 2) Tecnofatiga y Síndrome de Fatiga Informativa: en donde se produce un agotamiento físico, emocional y cognitivo por el uso excesivo de estas tecnologías, siendo la segunda un sobrecargo de información incapaz de procesarse; y 3) Tecnoadicción: compulsión o deseo incontrolable por utilizar las TIC´s en todo momento, no poder dejar de jugar o conversar en línea, o la obsesión por estar al día con las novedades tecnológicas al punto de convertir esto en el único objetivo de la vida.
En algunas profesiones, como las relacionadas con la salud o la seguridad, las personas no pueden desconectarse ya que siempre deben permanecer en guardia recibiendo mensajes o esperando una urgencia. En estos contextos, si el dispositivo se daña o se corta la conexión digital, es fácil caer en un estado de angustia o pánico (quienes atendemos pacientes de manera online lo sabemos).
Algunos de los síntomas que pueden aparecer en estos casos son los siguientes:
¿Qué se puede hacer frente a esta situación?
Las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y en las próximas décadas se expandirán a más aspectos de nuestras vidas. Aprender a gestionarlas y evitar los problemas de salud asociados será el trabajo de los profesionales del área en conjunto con otros actores sociales, a fin de que las mismas contribuyan a nuestro bienestar y no al surgimiento de nuevas formas de sufrimiento.
Contacto con el autor: https://www.instagram.com/luciano.andres.valencia/
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