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10 de septiembre de 2024

El Estrés o Ansiedad por las nuevas tecnologías. Un tema actual en la salud mental

  •   Por Luciano Andrés Valencia
           

Hace unos años se quemó el disco de mi computadora. En las últimas semanas tuve problemas con los puertos USB resultando en la destrucción de memorias externas. En ambos casos se perdió información valiosa que ya no podré recuperar. Esto se suma a las constantes caídas de la conexión o fallos en los dispositivos de los que dependo para mi trabajo diario.

Estos eventos me movilizan a escribir sobre el Estrés o Ansiedad por las nuevas Tecnologías.

En los últimos 20 años las Tecnologías de la Información y la Computación (TIC´s) dejaron de ser dispositivos que servían solo para el entretenimiento o la comunicación esporádica, para pasar a ocupar un lugar destacado en nuestra vida cotidiana. Son herramientas fundamentales en los ámbitos laboral, educativo, de salud y en los vínculos sociales. No es extraño entonces que su mal funcionamiento genere efectos en la salud física y mental.

Ya en 1984 el psiquiatra estadounidense Craig Brod había acuñado el término de Estrés Tecnológico o Tecnoestrés para referirse a “la afección adaptativa que aparece a causa de la inhabilidad de relacionarse saludablemente con las nuevas tecnologías”.

Esta definición de Estrés Tecnológico estaba asociada al uso excesivo o mal uso de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, en el contexto actual, en donde se requieren de estas tecnologías para casi todos los aspectos de la vida (sacar turnos, asistir a una clase), no podemos acusar a la mayoría de estar haciendo un uso excesivo o adictivo, ya que en muchos casos no se dispone de otra opción.

Por eso es que el concepto ha ido evolucionando y hoy podemos distinguir tres entidades: 1) Tecnoansiedad: es una visión negativa sobre las nuevas TIC’s lo que lleva a alejarse o tomar una actitud escéptica contra las mismas; 2) Tecnofatiga y Síndrome de Fatiga Informativa: en donde se produce un agotamiento físico, emocional y cognitivo por el uso excesivo de estas tecnologías, siendo la segunda un sobrecargo de información incapaz de procesarse; y 3) Tecnoadicción: compulsión o deseo incontrolable por utilizar las TIC´s en todo momento, no poder dejar de jugar o conversar en línea, o la obsesión por estar al día con las novedades tecnológicas al punto de convertir esto en el único objetivo de la vida.

En algunas profesiones, como las relacionadas con la salud o la seguridad, las personas no pueden desconectarse ya que siempre deben permanecer en guardia recibiendo mensajes o esperando una urgencia. En estos contextos, si el dispositivo se daña o se corta la conexión digital, es fácil caer en un estado de angustia o pánico (quienes atendemos pacientes de manera online lo sabemos).

Algunos de los síntomas que pueden aparecer en estos casos son los siguientes:

 

  • Insomnio, sueños entrecortados, pesadillas o terrores nocturnos.
  • Ansiedad, depresión, inseguridades e inquietud por la posibilidad de daño del dispositivo, pérdida de la conexión o quedarse sin batería en momentos cruciales (esta condición ha sido llamada Nomofobia).
  • Mala alimentación, dolores digestivos, colon irritable o gastroenteritis.
  • Fatiga con dolores osteo-musculares, daños en la vista (ojos irritados, miopía) y la audición (tinitus, sordera), tendinitis por el tecleo y dolores cervicales por estar inclinados en el móvil.
  • Sentimientos de que la tecnología invade hasta los últimos espacios de la privacidad.
  • Problemas de concentración, memoria, dolores de cabeza, afectación de los estados de ánimo y pérdida de la noción del tiempo.
  • Aislamiento del contacto físico, siendo las TIC´s el único medio por el que se establecen relaciones sociales.

 

¿Qué se puede hacer frente a esta situación?

  • Gestionar de forma adecuada el uso de los dispositivos electrónicos, dentro de las posibilidades con las que cuente cada persona.
  • Formarnos, tanto a nivel personal como organizacional, en el uso correcto de las tecnologías y en la creación de ambientes laborales saludables.
  • Establecer un horario para el uso de los dispositivos o pantallas,  distribuyendo de manera adecuadas las horas para el trabajo, la recreación y el establecimiento de lazos sociales.
  • Siempre que se pueda, delegar tareas para destinar más horas fuera de las pantallas.
  • Realizar respaldos periódicos de documentación de importancia, a fin de evitar la ansiedad por posible pérdida o la depresión una vez ocurrida, y mantener actualizados los equipos pero sin convertir esto en el eje central de nuestras vidas (lo que llevaría a la Tecnoadicción).
  • Respetar los horarios de descanso, de comidas o de actividad física, en lo posible en ambientes libres de TIC´s.
  • Tener siempre el contacto de un técnico o de una persona conocida que sepa arreglar desperfectos a fin de que el problema se solucione pronto reduciendo la ansiedad.
  • En los casos más graves, se debe buscar ayuda de un profesional de la salud mental quién, además de proporcionar tips, puede recetar otras intervenciones y trabajar las causas subyacentes a este malestar.

 

Las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y en las próximas décadas se expandirán a más aspectos de nuestras vidas. Aprender a gestionarlas y evitar los problemas de salud asociados será el trabajo de los profesionales del área en conjunto con otros actores sociales, a fin de que las mismas contribuyan a nuestro bienestar y no al surgimiento de nuevas formas de sufrimiento.

 

Contacto con el autor: https://www.instagram.com/luciano.andres.valencia/


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